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Glamour. El foie y el champán formaron una excelente pareja. :: USOZ
Rougié y Gosset, una cata cinco estrellas
CULTURA

Rougié y Gosset, una cata cinco estrellas

El foie y el champán de Francia se alían en una degustación que sirve para tocar el cielo

MIKEL MADINABEITIA

Miércoles, 9 de octubre 2013, 03:09

Era de una de las citas imprescindibles de la agenda y lo cierto es que no defraudó. La sala 10 del Kursaal acogió al mediodía una cata perfecta, un maridaje cinco estrellas, entre dos firmas de irrefutable prestigio. Las casas galas Rougié, de foie, y Gosset, de champagne, acumulan años de experiencia en el que han sabido encandilar al cliente gracias a sus productos de altísimo nivel.

La cita de ayer en Gastronomika sirvió para maridar un manjar como el foie gras y el champagne más exclusivo. Para ello dos casas de enorme prestigio aportaron glamour a una degustación en la que se fusionaron la especial textura y el característico sabor del foie con el aroma y la elegancia de un champagne de reconocida fama que se produce en la casa de vinos más antigua de esa región francesa.

Naiara López, representante de Gosset, y Caroline Legentil, de Rougié, se encargaron de la presentación y también explicaron pormenorizadamente aquellos manjares que comíamos y bebíamos. Con semejante guía era imposible perderse y eso que vimos rostros de satisfacción absoluta. Demasiado intensos como para atender comentarios técnicos...

Los asistentes a la cata degustaron hasta cuatro raciones del mejor foie, regadas con otras tantas copas de Gosset. La primera ración correspondía a un ganache de foie con patatas de solomillo, que se maridó con un Gosset Grand Rosé, 58% Chardonnay y 42% Pinot Noir. Excelente en boca con un ataque claro y vinoso. En el paladar me pareció un caldo fresco y vivaz, de extraordinario equilibrio, musculoso en boca, muy amplio y con un final larguísimo.

En el segundo turno nos sirvieron un foie gras de pato entero con dos pimientas, recomendable para maridar con otro tipo de vino. De ahí que la elección, todo un acierto, se decantara por un Gosset Excellence Brut, 36% Chardonnay, 45% Pinot Noir y 19% Pinot Meunier. De color amarillo pálido, me resultó vivo y fino en la nariz, con toques de pera y manzana royal, amielado y con flores blancas. Le aprecié una ligera influencia del pinot noir en el fondo de frutas rojas. En definitiva, hablamos de un vino equilibrado y largo en boca y con una gran virtud: evocada recuerdos de bollería en el postgusto.

Cénit del placer

Estábamos en el ecuador de la cata y llegó el momento de encarar otro examen prometedor. El que iba a fusionar el potente sabor del foie gras de pato entero con un Gosset Grand Blanc de Blancs. En esta ocasión les hablamos de otro nivel, otra maduración, otro carácter y otro estilo. Sus aromas minerales y florales contrastaron con una destacable armonía en la boca, pese a ser un vino complejo y delicado. Con todo, estaba bien estructurado con un final largo y sedoso.

La cata terminó por todo lo alto con fuegos artificiales. Lo digo por el foie gras entero de oca y el Gosset Gran Reserva. Lo más de lo más. El súmmum del lujo. De color amarillo dorado, con burbujas ligeras y finísimas, estaba reservado para paladares largos y potentes.

No se me ocurre mejor final para redondear una cata absolutamente extraordinaria. De cinco estrellas.

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