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:: FÉLIX MORQUECHO
Martes, 5 de noviembre 2013, 09:49
El teatro sirve para crear mundos imposibles, para contar vivencias cotidianas y para todo aquello que una compañía quiera proponer sobre las tablas de un escenario. Mirar hacia atrás y dar voz a un hecho histórico es otra de las posibilidades, y es lo que ha hecho la compañía Banarte de Abadiño con 'Guernica 1913', una obra que habla de una historia real, de obreros eibarreses de hace 100 años y de dignidad.
La obra de teatro llega este viernes a Eibar después de haberse presentado en la sede de la compañía y en Gernika. Con ello se completa el triángulo de citas ineludibles en el centenario de los hechos que se narran. La casa de cultura Portalea acogió ayer la presentación en la que participaron el autor Rafa Herce, el director Sardo Irisarri, el responsable de la música Aitor Coello, el técnico de sonido Miguel Martínez y el dibujante José Antonio Azpilicueta, junto con la concejala de Cultura Esther Kareaga.
La obra de teatro se centra en una familia para contar una historia que sucedió realmente en el año 1913. Entonces, la fábrica eibarresa Esperanza y Unceta, después conocida como Astra, se trasladó a Gernika. Los obreros eibarreses partieron para vivir en una nueva localidad, pero acostumbrados a un clima de efervescencia del movimiento obrero, se encontraron con un entorno radicalmente distinto. En Gernika, el poder de la oligarquía y la iglesia, se puso rápidamente en contra de «la tiranía roja que de algún tiempo a esta parte impera en Eibar», tal y como declaraban en una carta publicada en El Pueblo Vasco. El conflicto se materializó en una huelga tras la que 83 familias retornaban a Eibar en tren, dejando en Gernika a cuatro operarios para enseñar el trabajo a los obreros vizcaínos. A su llegada a Eibar fueron recibidos como héroes.
El texto de 'Guernica 1913' se basa en las investigaciones históricas de Txato Etxaniz, y su autor es el eibarrés Rafa Herce, que ayer destacaba que «esta historia es el paradigma del espíritu eibarrés que culminó en abril de 1931 con la proclamación de la República, el del Eibar emprendedor, el de las gentes del pueblo que se convirtieron en líderes políticos...». Herce destaca que ese es el pensamiento que ha hecho destacar a Eibar en la historia, «una sociedad marcada por el librepensamiento, la igualdad, la solidaridad». Así, la bola de grabador se convierte en un elemento importante en la obra. «Es muy simbólico. Ahí el hierro se junta con el oro, y del resultado de ambos sale una joya. Algo parecido ocurrió en 1913, se encontraron dos sociedades distintas y salió algo mejor». Herce recordó que a pesar del conflicto que se cerró con el regreso de los obreros eibarreses, se establecieron lazos entre ambas poblaciones que perduraron, «hubo eibarreses que montaron fábricas en Gernika, y guerniqueses que venían a estudiar a la Escuela de Armería».
Los responsables de la obra destacaron el potencial visual de esta historia, y señalaron las dificultades para llevarla al escenario de un teatro. «Ha sido un reto, pero esta historia había que contarla». En la obra, el párroco don Bonifacio se convierte en el representante del poder, que acude a casa de la mujer de un 'chispero', Justina Gárate, con el objetivo de convencerla de que disuada a su marido de continuar con la huelga. «Es muy importante el papel de la mujer, que es la que controla todo» destacó Herce.
Hechos conocidos en Gernika
Si el texto de la obra es de un eibarrés, la dirección corre a cargo de otro, Sardo Irisarri. «Es una historia tan humana» destaca. «Estos obreros vuelven derrotados, pero no han perdido la dignidad. Son hechos reales y muy eibarreses». Sobre el contenido de la obra y la conciencia de clase que tenían los trabajadores eibarreses de hace cien años, Irisarri reclamó el papel del teatro para remover conciencias.
La compañía amateur Banarte pone sobre el escenario su obra más ambiciosa con un espectáculo que recuerda los hechos acaecidos hace cien años. Por eso, Rafa Herce se mostraba ayer satisfecho por el hecho de que el montaje se estrene tanto en Eibar como en Gernika en el año del centenario. La función celebrada en Gernika les permitió conocer a descendientes de las familias empresarias de la época, así como hijos y nietos de los trabajadores. «Fue muy entrañable» señalaron, al tiempo que apuntaban que la historia que se narra es más conocida en Gernika que en Eibar.
La música de la función ha corrido a cargo de Aitor Coello. «Podríamos haber hecho una composición nueva para la obra, pero no hubiera sido lo mismo. Por eso hemos recurrido a canciones populares» señaló en referencia a temas como 'Arraguetako kalian' o 'Forjarien kanta' que aparecen en la obra. Una instrumentación sencilla sirve para dar cobijo a los personajes en una obra que pone a seis actores y actrices sobre el escenario.
El Museo de la Industria Armera, situado en la quinta planta de Portalea, ha colaborado con la producción de esta obra, y entre los visitantes que acudan en estos días se sortearán dos entradas dobles.
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