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:: MIKEL MADINABEITIA
Miércoles, 11 de diciembre 2013, 08:34
La historia de esta semana es una historia de valores. Es una historia de orgullo de un colectivo, de amor a unos colores y a un deporte. De cómo una noticia triste se convirtió en un trampolín para crear de la nada una idea que se ha mantenido en pie a lo largo de más de una década. En la Parte Vieja existe un grupo de personas que nunca ha perdido la fe. Hoy les hablamos del Kale Lagunak. Pero hoy les hablamos, sobre todo, de un homenaje a la amistad.
Su presidente, Ángel Zabala, un enamorado de este deporte desde que tenía nueve años, es nuestro hilo conductor. Su discurso nos permite adentrarnos en un universo particular. Viajamos con él a 2002: «La muerte de un íntimo amigo, Aitor Natal, fue el motivo por el que se creó el club. Natal era del Puerto, donde todo el mundo tiene un mote. A él le llamaban 'Kale', porque se pasaba todo el tiempo en la calle. Así nació Kale Lagunak como un homenaje nuestro hacia su figura».
Han pasado once años desde entonces y el club mueve a más de un centenar de jugadores con el primer equipo, que compite en la segunda división del hockey hierba nacional, el filial, el juvenil, el cadete, el infantil, dos alevines y tres benjamines. «Firmamos un convenio con el Santo Tomas Lizeoa para impartir cursillos en el colegio y nutrirnos de sus alumnos. La iniciativa fue un éxito y el hockey hierba compite en número de practicantes hasta con el fútbol».
Su gran particularidad es que detrás no existe un club que soporte su estructura. El Kale Lagunak se autogestiona a sí mismo, caso único en el Estado. A lo largo de todos estos años han salido adelante hincando el codo, derrochando sangre, sudor y lágrimas. Pero como suele suceder en estas situaciones, el sacrificio merece la pena cuando los resultados son los deseados: «Hemos hecho de todo, camisetas, rifas, sorteos... Y ahora gozamos de estabilidad gracias al sustento de Errazu Obras y la masa social de la Tamborrada».
Su junta directiva está compuesta por ocho personas y el presupuesto para esta temporada ronda los 45.000 euros. Los objetivos se dividen en tres grupos: «Por un lado está la vertiente deportiva, con una cantera que desarrollamos cada día. Por otro lado, está el ala federativa o institucional, en el que estamos posicionados siendo miembros de la Federación. Y, finalmente, está el aspecto económico en el que vamos dando pequeños pasos con nuestros socios y las firmas que nos ayudan. Obras Errazu es nuestro patrocinador principal y La Caixa también tuvo un detalle con nosotros aportándonos una cantidad».
Su punto de encuentro
El club no cuenta con sede social pero sí con un local en la Parte Vieja que funciona como el centro neurálgico. Allí se juntan todos los enamorados de este deporte, minoritario en seguidores pero grande en valores universales como el esfuerzo, la dedicación, el ímpetu y el espíritu de superación.
La gran familia del Kale Lagunak está compuesta por el presidente Ángel Zabala, el vicepresidente Iker Freijido y una larga nómina de jugadores entre las que destacan los veintiún miembros del primer equipo: Mikel Tolaretxipi (entrenador), Aitor Cubero (capitán), Aitor Gallardo, Gorbel García, Xabier Subijana, Asier Díez, Eneko Catalán, Xabier González, Xabier Zabala, David García, Beñat Zabala, Mikel Yusta, Iker Antolín, Andoni Igoa, Aitor Oiarzabal, Jon Borda, Unai Maioz, Iñigo Mendizabal, Iñigo Múgica, Ion Abad, Jon Ostolaza y Xabier López.
Todos ellos juegan para ganar. Todos ellos juegan para divertirse. Todos ellos juegan para rendir un homenaje muy especial. Y cuando lo consiguen, miran hacia arriba y levantan el stick en honor de su amigo. Aitor estará orgulloso.
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