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«La mayor evolución del montañismo en los últimos años es internet»
Alberto Iñurrategi, Alpinista y aventurero

«La mayor evolución del montañismo en los últimos años es internet»

Confirma que su objetivo para 2014 será de nuevo el Paiju Peak, que se les resistió en verano, y reconoce que ha aprendido más de los fracasos que de los éxitos

JUAN MANUEL SOTILLOS

Jueves, 26 de diciembre 2013, 09:38

Nos encontramos con Alberto Iñurrategi en el Valle de Aran, por gentileza de Ternua. Pudimos compartir con él una intensa jornada, en la que el de Aretxabaleta nos adelantó que su objetivo para el año que viene es regresar al Paiju Peak, de 6.610 metros. El pasado verano, esta montaña del Karakorum, en Pakistan, se les resistió. «No estuvimos finos en el planteamiento de escalada», reconoce, aunque entiende que aquello fue debido a la falta de información de esa montaña, coronada una sola vez en 1976 por la cara Norte. Alberto señaló que sigue con ganas de acometer las altas montañas y que le sigue tentando hincarle el diente al Everest.

- Desde siempre, Alberto Iñurrategi ha estado identificado con Ternua. ¿Cuándo comenzó con ellos? - Desde el año 1992. Entonces no había mucha elección. Al estar en Arrasate, cerca de casa, la elección fue por proximidad. Desde ese año hicieron sentirnos como de casa y hoy es el día que sigo disfrutando de esa confianza. Es una relación de fidelidad. Y participar en el desarrollo del producto es devolverles esa confianza y una forma de compensar ese trato del que tan agradecido estoy.

- Usted es el 'culpable' de la nueva prenda, la chaqueta Jannu, que ha recibido varios premios a nivel internacional. ¿Cómo llegó a desarrollarse?

- La Jannu nace de unas líneas estratégicas en las que se decide que Ternua tiene que apostar por una línea funcional y técnica y dentro de esa línea la chaqueta Jannu es un artículo más. Se quería desarrollar una línea de ropa técnica utilizando varias capas con distintos tejidos. He participado activamente desde que se decidió apostar por esta línea que Ternua ha denominad Alpine.

-¿Cómo ha evolucionado el montañismo en los últimos años?

- Para mí, sin duda, la mayor evolución ha sido el cambio que ha habido en las nuevas tecnologías, como el acceso a internet. Ni el goretex, ni la pluma, ni el Alpha, ni los sacos de dormir, ni las mochilas, ni los piolets, han proporcionado una ventaja tan clara como la que en estos momentos ofrece la tecnología con el acceso a internet y el acceso a los partes meteorológicos. Este ha sido el mayor cambio. Ello ha permitido hoy en día optimizar muchísimo el rendimiento. Prácticamente, los intentos fallidos de cumbre cada vez son menos en rutas normales. Los partes cada vez más son más precisos y fiables y todo esto te lo da internet.

- ¿Queda algo por inventar?

- Es cierto que ahora hay cantidad de tejidos y prendas muy específicas para usos muy específicos. Pero todavía no se ha inventado la prenda para abarcar las distintas condiciones que vas a encontrar en una expedición o en una actividad cualquiera de montaña.

- La tecnología nos permite estar informados casi en tiempo real de lo que pasa en las expediciones. ¿Cómo ve este progreso?

- Como todo, tiene sus pros y sus contras. En este país lo más trivial puede ser un notición con el solo hecho de ponerse a contarlo. Cada uno lo cuenta a su manera sin ser consciente de que hace cincuenta años quizás ya se había hecho lo se que está contando ahora como novedad. Se corre el riesgo de contar las cosas quizás distorsionadas. Si se hace un uso racional de las tecnologías yo creo que es muy positivo.

- Hay quien dice que, depende en qué tipo de expediciones, si se usan recursos tecnológicos deja de ser aventura.

- Todavía hoy en día es posible hacer aventura y no está reñido con usar la tecnología. No sé qué pierde una expedición aprovechando la tecnología. Me cuesta entender la gente que renuncia a llevar un teléfono para usarlo en caso de emergencia. Ten en cuenta que en cada época, dentro de la historia del alpinismo, siempre se ha echado mano de lo último en tecnología, equipamiento, etc. Las primeras expediciones al Everest llevaban topógrafos, científicos, médicos. En cada tiempo se ha tirado de los recursos que había en ese momento.

- A veces hay desacuerdos entre alguien que dice que ha hecho una cumbre cuando en realidad igual no ha llegado arriba. ¿Podríamos valernos de la tecnología para demostrarlo, o vale con la palabra?

- Cada vez empiezan a cruzarse más intereses comerciales y/o económicos. Desde luego yo creo que deberíamos poder justificar haber alcanzado el punto que se está diciendo que se ha alcanzado en una ascensión. No me parece tan difícil demostrarlo. Hay distintas maneras de poder justificarlo. Suena a extraño que a uno que va en solitario a la cumbre, se le haya perdido la máquina de fotos o se le estropee no pudiendo enseñar la foto de la cima... A mí no me ha pasado nunca. Puede ocurrir, pero de ahí a no poder hacer una descripción de lo que has visto, de dar un detalle... Esto también va con la conciencia de cada uno.

- Últimamente elige montañas más técnicas y no tan altas...

- Sigo con ganas de ir a escalar montañas altas... Estoy enamorado del Everest, que todavía me tienta... Ahora bien, conviene de vez en cuando salir de las montañas altas.

- Este año no han conseguido el objetivo en el Paiju Peak y ha reconocido que habían fallado en el planteamiento, en la estrategia de ascensión. ¿Qué pasó?

- Hay un componente muy importante, que es la falta de información. Íbamos al Paiju Peak, una montaña con mucha falta de información y esto tenía sus pros y sus contras. Por un lado, lo desconocido realmente le pone emoción a la aventura. Es novedad. Es un aliciente a la hora de plantear este tipo de expedición. Y por otro está la falta de información. No es fácil acertar sin ella y en el Paiju Peak no estuvimos finos en el planteamiento. Quizás deberíamos haber sido más conservadores para que nos permitiese hacer más intentos.

- ¿Y por qué no los hubo?

- Podíamos haber vuelto a los cinco días pero con el planteamiento que habíamos llevado no se podía, era irreversible. El Paiju no nos lo permitía. No estuvimos muy acertados. Es el riesgo que tiene lo desconocido. Puedes pensar que se podía hacer un viaje de reconocimiento y volver al año siguiente, pero esto vale mucho dinero y yo ya tengo una edad... En serio, es muy costoso.

- Pues a hacer incursiones de exploración...

- El Karakorum ofrece gran cantidad de posibilidades en el caso de que pudiéramos hacer expediciones de exploración. Se te abre un mundo nuevo de montañas de seis mil, siete mil metros. Esta cordillera, como escenario de alpinismo, es muy puntera pero muy complicada.

- Llama la atención esa declaración de amor sobre el Everest. ¿Por dónde iría usted ahora mismo al techo del mundo?

- Simplemente por la vía normal. Por ejemplo, ¿sabes cuántas veces se ha subido en alpino el Everest? Únicamente dos veces (Messner y Loretan/Troillet). ¿Sabes cuánta gente te vas a encontrar en otoño en el Everest?. Nadie. Si vas ahora, estas solo, absolutamente solo. Eso es un lujazo y a nadie se le ocurre ir a la vía normal al Everest en otoño y menos en alpino. El Everest es un objetivo alpinístico de primer orden. A mí me encantaría subirlo por el corredor Horbein en la cara norte, pero iría encantado también a la ruta normal del collado Sur.

- Mucha gente habla muy mal del Everest, que si un camino de vacas, que si se sube muchas veces.

- El Everest es un tema de mucha envergadura. Todo el mundo dice eso, que es una cuesta de vacas, una autopista, turismo de altura. Todo esto puede ser en primavera, pero vete en otoño y sube al collado Norte, abriendo tú la huella, trazando el camino y luego cuéntame. Si mandas un ejército de sherpas a que te abran la huella, a que te pongan las cuerdas fijas, se pierde parte de ese aliciente, de esa emoción que puedes encontrar haciéndolo de otra manera.

- ¿Puede pasar que alpinistas que pensaban hacerlo, decidieran no ir porque parece que el Everest ha caído muy bajo?

- No creo que el Everest haya caído tan bajo. Los alpinistas más punteros no están en montañas tan altas salvo excepciones, como ahora Ueli Steck que se dedica al ochomilismo puntero, pero gente de un gran perfil alpinístico se mueve en montañas más modestas en altura pero de mayor dificultad y más técnicas.

- ¿Es normal lo que sucede en el Everest?

- Por una parte me parece una evolución lógica. La gente quiere hacer ochomiles, quiere ir al Everest. Lo mismo que ha pasado en el Aneto, en el Mont Blanc, el Aconcagua o el McKinley. Las montañas más altas y significativas se convierten en un atractivo para mucha gente, como lo fueron para mí. Yo, con 22 años tenía una ilusión terrible por saber qué era eso de superar la cota de los ocho mil metros. Yo entiendo que la gente tenga esas ganas de ir a un G-II, al Cho Oyu, al Everest. Lo que no puedo entender es a esa gente que llega al campo base del Everest y tenga que hacer un cursillo de iniciación para ponerse los crampones por primera vez. Como no entiendo que utilizando los medios tecnológicos de los que hablábamos antes, cuenten la experiencia vivida como si lo que han hecho fuese lo más.

- A nivel personal lo será, pero no deportivamente hablando.

- Para uno mismo será la experiencia personal muy respetable, pero se tiene que hacer sabiendo dónde estás. Se ha perdido la medida.

- ¿Qué opina de los rescates de altura, a 6.000 , 7.000 metros?

- Es un debate que también se está generando en los Alpes o en Pirineos. Hay gente que se mete en dificultades que le superan, sabiendo que con el teléfono móvil puede llamar para que le saquen de la pared. De ahí, a valorar qué actuación es irresponsable, qué actuación hay que cobrar como servicio de rescate o no, me parece un terreno complicado y muy resbaladizo.

- ¿Es factible el rescate a 7.000 metros?

- El riesgo que asumen los pilotos para el rescate a estas alturas me parece altísimo y muchas veces son para rescates de actuaciones muy irresponsables. Es un tema complejo.

- Siempre ha escalado sin oxígeno. ¿Ha sido una renuncia clara al mismo, desde siempre, o una cuestión de ese montañismo romántico y puro?

- No lo he utilizado nunca y me parece que ya no lo voy a utilizar, salvo que me ingresen en el hospital y tengan que ponérmelo. A nivel personal no entiendo evitar una dificultad como pueda ser la falta de oxígeno y utilizar artificial, pero respeto a la gente que lo utiliza. No me parece mal, siempre y cuando se baje la botella y no se deje por ahí. El trabajo que genera en Nepal, en el valle del Khumbu, me parece muy bien. Hay cantidad de sherpas que se ofrecen para llevarles las botellas y bajarlas. Me parece estupendo. Aparte de que a mucha gente no le importa usar oxígeno, si luego no va presumiendo de que ha hecho la gran ascensión.

- ¿Próximos proyectos?

- De momento los proyectos están a la espera. Aunque no tengo ningún problema en adelantar que seguramente iremos al Paiju Peak. Creemos que merece la pena. Tenemos ya una parte del trabajo hecho y adelantado. Tenemos información y conocemos la medida de la pared de la montaña, con lo que tenemos más posibilidades que este verano pasado. Merece la pena volver a intentarlo.

- Es usted padre de dos hijos. ¿Esto hace que se valore de otra forma el riesgo?

- Creo que hace reflexionar, pero en momentos puntuales, porque a veces nos olvidamos, nos calentamos y vuelves a esa dinámica de buscar emociones, sabiendo que estás asumiendo un riesgo a veces muy alto. Y la familia tiene su contrapeso, pero al final te vas adaptando y esa carga ya no te pesa tanto.

- ¿Se aprende más del fracaso que de los éxitos?

- Yo creo que sí. Una frase sobre deporte y fracaso que me gustó es que el éxito se despacha rápidamente con la autocomplacencia. El fracaso te lleva a la autocrítica, a un replanteamiento, a modificar la estrategia, a extraer enseñanzas de la experiencia vivida. En ese sentido me parece muy interesante el fracaso. Sin negar que el éxito nos gusta a todos. El fracaso no lo entiendo como algo negativo.

- ¿Qué le parece lo de Kilian Jornet, con los récords de ascensión al Mont Blanc y Cervino y que ahora quiera batir el récord del Everest?

- Esto no es nuevo, cuando Loretan y Troillet hicieron el Everest en alpino el Horbein lo hicieron en 36 horas. Loretan tiene varios 8.000 hechos en menos de 24 horas. Sí es cierto que Kilian está rompiendo con todos los moldes. Esta haciendo cosas increíbles.

- ¿Ha recuperado esa unidad que tenía en la cordada que formaba con su hermano Félix?

-Después de escalar toda mi vida con Félix, hasta el año 2000, él era mi compañero de cordada. Luego tuve la suerte de encontrarme con Jon Beloki. Por circunstancias de la vida dejó la montaña y empecé a escalar con Juan Vallejo y Mikel Zabalza y sigo en ese camino de dar un valor muy grande al compañero de cordada. Al final su trabajo y el tuyo son los que van abrir el camino y tiene que haber un entendimiento. Me da pena cuando veo que actualmente se ha perdido el valor más preciado que tiene el alpinismo. La gente va con el que puede, con quien sea. Se ven circunstancias que te dan que pensar. Uno se ata con cualquiera y si toca participar en el rescate de un amigo, intentamos que sean los sherpas los que se impliquen por nosotros. No existe ese componente del valor de la cordada. Antes esto no pasaba. Escalar con otro que no fuera de tu cordada era como poner los cuernos a la novia.

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