

Secciones
Servicios
Destacamos
BENITO URRABURU
Viernes, 3 de enero 2014, 14:51
Han pasado dieciocho años desde que consiguió proclamarse, un 8 de octubre de 1995, en Duitama (Colombia), campeón del mundo de fondo en carretera. Tres años después lograría otro título mundial, el de contrarreloj. Es el único corredor en toda la historia del ciclismo que ha conseguido ese doblete y ganar una gran prueba por etapas. Nunca ha corrido un mundial en España.
- ¿Es consciente del tiempo que ha pasado desde que logró el título mundial de fondo en carretera?- Totalmente consciente. Veo a mis hijos que van creciendo (tiene tres) y los años van pasado. El mayor, Xabier, tiene quince años.
- ¿Sabe que es el único corredor en la historia del ciclismo mundial que ha logrado una medalla de oro en carretera y otra en la prueba contrarreloj?- Sí y además se da la circunstancia de que en los mundiales que gané se hizo doblete. En el de carretera, en Duitama (Colombia), segundo fue Miguel Indurain. En el del 98, en Valkenburg (Holanda), terminé delante de Melchor Mauri. También en los Juegos Olímpicos conseguimos el doblete Indurain y yo.
- ¿Es posible hoy en día que algún corredor consiga lo mismo? ¿Hay corredores capaces de poder hacerlo?- En el mismo años es complicado, pero sí que hay corredores que son capaces de conseguir los dos títulos, como Bradley Wiggins. También Fabián Cancellara, dependiendo del circuito, lo puede lograr. En su momento, David Millar pudo conseguirlo. Se necesita un corredor que tenga un cierto puntito de velocidad porque llegar en solitario es difícil, a no ser que la estrategia de carrera te salga muy bien.
- ¿Se parecen en algo el trazado de Duitama y el de Ponferrada?- No tienen nada que ver. La subida en Duitama era violenta, al igual que la primera parte de la bajada. En Ponferrada es más tendida y no hay sitio para poder rodar, salvo cuando la carrera discurra por la ciudad, en la recta de meta, y en el avituallamiento. No tiene más de cuatrocientos metros cada uno de esos tramos.
- ¿Qué le parece el recorrido diseñado?- Es un recorrido bonito, entretenido, que va a hacer mucho daño por la velocidad a la que se rodará. Las subidas se controlarán fácil porque tienen mucha visibilidad, sobre todo si se va en grupo.
- ¿A qué tipo de corredor le va bien ese circuito? ¿Y el de la contrarreloj?- Sagan, Valverde, Samuel Sánchez, Rui Costa. ¿Purito Rodríguez? Le haría falta más dureza. El trazado de la crono es totalmente llano. Entre Cancellara, Tony Martin y Wiggins estarán las medallas. Veo más a Cancellara y a Tony Martin. Si fuese más duro le iría mejor a Wiggins. Hay que tener potencia en ese circuito, en el que pueden rodar a una media de 52 kilómetros por hora.
- ¿Ha vuelto a ver el mundial de Duitama?- Tengo el vídeo, está grabado, pero no lo he vuelto a ver, aunque lo sigo teniendo en la cabeza. Íbamos delante Indurain, Gianetti, Pantani, Pascal Richard y Konychev.
- ¿Se lo ha enseñado a sus hijos?- Yo no. Mi suegro sí.
- ¿Hubo cierta polémica en aquel mundial entre usted y Miguel Indurain?- Entre nosotros, ninguna. Las imágenes son claras. Miguel se alegró de mi triunfo, porque era el triunfo de la selección. Si Pantani hubiera tirado a por mí, la carrera se le hubiera puesto de cara para Miguel. Yo hacía más trabajo delante que detrás. Pantani nos hubiera dejado en la subida. Ataqué, nadie salió a por mí, nadie quiso trabajar. Si lo hubiesen hecho, la carrera se le habría puesto en bandeja a Indurain.
- ¿Cómo eran sus relaciones con Miguel Indurain?- Teníamos una buena relación. El problema es que yo corría en Mapei y él en Banesto. Eran dos equipos muy fuertes, con muchos intereses. Corrimos como selección y eso se le olvidó a algunos.
-¿Es complicado que profesionales de equipos distintos trabajasen como una selección?- Sí, pero no por los ciclistas, sino por la gente que se mueve alrededor, que tiene sus intereses. Es difícil si no te mentalizas de que hay que actuar como equipo y siempre hay alguien que se encarga de recordárselo a los corredores.
- ¿Qué ha sido del maillot, de la bicicleta con la rueda pinchada?- Están enmarcados, con el que corrí y el de campeón del mundo. El maillot con el que hice el mundial lo lavé, pero sigue conservando algo de la suciedad que tenía cuando me bajé de la bicicleta. La bici está tal cual, con la rueda pinchada. La tengo empaquetada. Cuando acabó el mundial, Alejandro Torralbo, que era uno de los mecánicos de la selección me dijo, 'si no la coges tú, la cojo yo'. Giorgio Squinzi, el dueño de Mapei, la pidió, pero Ernesto Colnago, el constructor de la bicicleta insistió mucho. Era normal que la pidiese. Al final se le olvidó. También tengo guardado el buzo de la crono y los maillots de todas las pruebas que gané en mi carrera.
- ¿Ha cambiado mucho el material en dieciocho años?- ¡Ha cambiado todo! Se trabajaba con aluminio, no había empezado el carbono. Luego se cambió. El titanio no absorbía mucho las vibraciones.
- ¿Usted e Indurain se habían jugado antes las medallas en la contrarreloj?- Salí a ganar la crono, pero Miguel era Miguel. Puse ruedas más pequeñas. La primera parte del recorrido era sinuosa. Sabía que la prueba en línea era más complicada. Estuve cerquita, pero me quedé con la plata que tiene su valor.
- ¿Cómo era el ambiente en aquella selección?- Muy bueno. Indurain llegó a Colombia desde Colorado, donde había estado concentrado en altitud junto a Santi Blanco y José María Jiménez. Llevaba ya tiempo fuera de casa (tiempo que aumentó después puesto que atacó el récord de la hora). A Pepe Grande, que era el seleccionador, conseguimos hacerle tocar la guitarra. Escartín y Fernández Ginés también estaban en aquel equipo. Se trabajó como una verdadera selección.
-¿No tiene la impresión de que con dos corredores como usted e Indurain no se les sacó mucho provecho para correr algunas pruebas, como el Trofeo Baracchi?- Primero, éramos de equipos distintos y el interés se centraba entonces en las pruebas por etapas. Hubo un momento en el que pudimos coincidir. Cuando yo negocié con Banesto Miguel estaba en el equipo, pero no siguió. Yo sí corrí el Gran Premio Eddy Merckx con Txente García Acosta. Lo ganamos. También gané otro con Frank Vandenbroucke y otra prueba que había en Alemania del mismo tipo la gané con Musseuw. ¿Qué hubiéramos hecho juntos Miguel y yo en un Trofeo Baracchi? No lo sabremos nunca. Estando los dos bien, me imagino que disfrutar.
- ¿Qué es de su vida ahora? ¿Qué hace?- No hago nada. Sigo fastidiado con lo que pasó (su nombre salió en un informe redactado por el senado de Francia sobre unas muestras extraídas a los ciclistas durante el Tour de Francia 1998 en las que dijeron que parecía Epo, lo que le costó su puesto como director técnico de la Vuelta a España). No me pude defender de nada de lo que dijeron, no pude hacer nada. Me rompí la cabeza, me vino a la mente todo el sacrificio y el entrenamiento que tuve que hacer durante muchos años. De un plumazo, se fue todo al traste. Al final, mucha gente se queda sólo con lo que vio escrito sobre eso y no con todo el trabajo que había detrás. No tengo ningún plan concreto de hacer nada. Estoy mirando algunas posibilidades, pero ahora no hago nada. Colaboró con la escuela de ciclismo del Oria. Mi hija anda en bicicleta. Tiene diez años y es alevín.
- Después de ganar varios mundiales, en el ciclismo español da la impresión de que si no se gana es un fracaso. ¿Qué piensa?- Ganar un mundial es muy difícil. Es como una clásica, pero más especial. Hay corredores que tienen unas características especiales para un mundial. En 260 kilómetros siempre hay mucho movimiento. Hay que saber ahorrar energía, estar en el sitio oportuno. Lo puedes ganar o perder todo por una mala colocación. Cancellara, por ejemplo, el año que ganó Samuel Sánchez la medalla olímpica entró muy tarde delante y Samuel fue listo. No le dejó recuperarse. Se tiene una oportunidad una vez en la vida y hay que aprovecharla. Hay que saber cuando hay que dar la cara, dosificar.
-¿Freire ganó tres mundiales?-Freire ha sido un talento único, un ciclista muy bueno al que ahora se le echará en falta. Con cuatro días de entrenamiento estaba en forma. Tenía una facilidad innata para andar en bicicleta, para las pruebas de un día. Las lesiones le lastraron mucho y también la falta de ayuda en alguno de los equipos en los que corrió. Corrí con él en los Juegos Olímpicos de Sydney. Si hubiera llegado delante, era candidato a medalla.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.