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Organista. David Arzamendi fue nombrado segundo organista de la parroquia en 1934. :: J.M. LÓPEZ
Adiós a un mondragonés impecable
ARRASATE-MONDRAGÓN

Adiós a un mondragonés impecable

Mondragón despidió ayer a David Arzamendi, organista de la parroquia desde 1934. Alumno aventajado del legendario maestro Arano y secretario de Hetruc de la Cerrajera, Arzamendi falleció el sábado a los 99 años

:: KEPA OLIDEN

Martes, 28 de enero 2014, 09:35

En octubre de 2002, con motivo del fallecimiento de don Dionisio Isasmendi a la edad de 97 en Bilbao, David Arzamendi echaba mano de su portentosa memoria para relatar cómo aquel recién ordenado sacerdote elorrioarra hacía su llegada a Mondragón, «el sábado 10 de julio de 1930 por la tarde», y entraba en la parroquia «en el preciso momento en que el médico Victoriano Balerdi interpretaba al órgano la 'Salve'». Isasmendi venía a relevar en el puesto de organista titular de San Juan Bautista al arkarazoarra Joxe Izurrategi.

David Arzamendi, a la sazón un joven seminarista de 20 años, tuvo a ambos sacerdotes por profesores de piano, y sería don Dionisio quien en 1934 le nombraría segundo organista de la parroquia. Arzamendi, fallecido el sábado a los 99 años de edad, ha muerto dejando tras de sí recuerdo imborrable y un récord de longevidad al teclado del órgano parroquial: nada menos que 80 años. Los 20 últimos ya como organista titular tras el fallecimiento en 1993 del sacerdote don Paco Arrizabalaga. Y como ayudantes ha contado con la colaboración de Karmelo Eriz, Gurutze Uribarren, Eugenio Etxebeste y Arantxa Zeziaga.

Seminarista

David Arzamendi iba para sacerdote y había cursado estudios en los seminarios de Saturraran y Vitoria cuando la guerra de 1936 le sorprendió haciendo la mili en la capital alavesa. Allí se puso a disposición del organista titular de la iglesia de San Miguel, Luis Aramburu, a quien suplía en la misa mayor dominical «con gran éxito», como ha señalado Josemari Velez de Mendizabal en su reseña biográfica sobre David Arzamendi. Sus magníficas interpretaciones le granjearon el nombramiento de organista vitalicio de San Miguel el mismo día en que era destinado a la oficina de la fábrica de armamento de Toledo. Fue en esta ciudad donde trabó relación con una familia natural de Vitoria que contaba con varios seminaristas entre sus miembros.

Huérfanos de padre y madre, los jóvenes Sáez de Ibarra habían sido acogidos bajo la tutela de un tío sacerdote. La joven Dolores estudiaba magisterio cuando conoció a David Arzamendi. Finalizada la guerra, la pareja contrajo matrimonio en 1943 en Toledo pero se estableció en Mondragón, en concreto en una vivienda de la casa cural sita en la calle Iturriotz, donde residieron desde entonces.

David obtuvo su primer empleo en la empresa Roneo, filial de la todopoderosa Unión Cerrajera, donde acabaría desempeñando su actividad profesional como secretario de la Hermandad de Trabajadores de Unión Cerrajera (Hetruc). Un órgano al que estaban obligatoriamente afiliados todos los empleados de la Cerrajera y que constituía un seguro privado para la atención médica especializada y para la cobertura de bajas de los trabajadores.

David se ocupaba de la gestión de Hetruc, y desde este órgano, tramitaba todo lo relacionado con la asistencia médica y las coberturas sociales para todos los empleados y familiares de la Cerrajera en un tiempo en que Mondragón tenía 4.500 vecinos y 1.200 trabajaban en la Cerrajera.

Su rectitud y su buen hacer al frente de Hetruc le granjearon una reputación que aún hoy, décadas después de su jubilación y muchos años después de desaparecida la vieja Cerrajera, perdura entre muchos mondragoneses que recuerdan a David con profundo cariño.

Amable, distinguido y siempre impecable, Arzamendi fue siempre un prodigio desde sus tiempos como alumno aventajado del legendario maestro Arano. Su don para la música y su portentosa memoria le han granjeado la admiración de los miles de mondragoneses que han tenido el privilegio y el honor de tratarle durante su larga y fecunda vida.

Cumpleaños en Bedoña

Se mantuvo en plenas facultades hasta muy recientemente, bien llevando personalmente y al detalle las cuentas y actividades el coro parroquial o bien recitando de memorial el tallaje y la procedencia de los pelotaris de primera, uno de sus pasiones deportivas junto con el fútbol y el ciclismo.

El pasado 15 de diciembre celebró su 99º cumpleaños con una comida familiar en Bedoña. Su hija María José contaba que su padre disfrutó de su cumpleaños y celebró las navidades con relativa buena salud. Pero fue a partir de la festividad de Reyes cuando comenzó a mostrar un declive que le postró en la cama.

David Arzamendi, un gran músico y una mejor persona, falleció el sábado acompañado por sus hijos Jaione, Jesús, Arantxa, Txomin, Estibaliz, María José y Miren. Descanse en paz un gran hombre.

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