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La plataforma Lagapenak (Cesiones) de afectados por cesiones societarias de Fagor se presentó ayer en Arrasate. :: NAGORE GOÑI
Las mil caras de la crisis de Mondragón
ECONOMÍA

Las mil caras de la crisis de Mondragón

La quiebra de Fagor y las aportaciones de Eroski multiplican las plataformas de afectados

JULIO DÍAZ DE ALDA

Sábado, 15 de febrero 2014, 13:43

La crisis desatada en la Corporación Mondragón tras la quiebra de Fagor Electrodomésticos, su histórica 'joya de la corona', que incluso ha desembocado en la dimisión del presidente del Grupo, Txema Gisasola, y los problemas surgidos en torno a las aportaciones financieras del fabricante de Arrasate y de Eroski han despertado en Euskadi un novedoso fenómeno: el de las asociaciones y plataformas de afectados. Una pléyade de colectivos que ha crecido como la espuma al calor de las dudas surgidas sobre el Grupo.

Con personalidades e intereses diferentes, y más o menos beligerantes, han surgido en los últimos tiempos multitud de asociaciones -algunas, en realidad, ramificaciones de otras de ámbito estatal- que han logrado hacerse un hueco en el imaginario colectivo para que su voz sea escuchada. Incluso -otra de las curiosidades del periodo único que atraviesa la Corporación-, hemos conocido grupos que han criticado sin ambages la manera de conducir el primer grupo industrial vasco. Algo impensable, al menos de forma abierta, en el pasado reciente.

Las inquietudes de estas organizaciones van desde el intento de recuperar el dinero invertido en la deuda perpetua de las dos cooperativas (840 millones entre Fagor y Eroski) a la necesidad de aclarar el papel de los socios -y, sobre todo, su responsabilidad- en el momento en que una cooperativa se ve obligada a declararse insolvente.

Consumidores. Han sido, quizás, las más activas, y por eso las que han logrado aunar el apoyo de más personas. Dos nombres sobresalen en este apartado. Son los de Adicae y EKA-OCUV. Ambas centradas en la pelea por las llamadas 'preferentes vascas'. Con visiones distintas sobre la conveniencia o no de acudir a los tribunales. Adicae ha logrado una victoria importante, la primera de una guerra que se presume larga, al condenar un juzgado de Bilbao al BBVA (y exonerar a Eroski) a devolver el dinero a un colectivo de 68 afectados por aportaciones perpetuas de la empresa de distribución. Ahora busca idéntico resultado -esta vez, contra Laboral Kutxa y Eroski- en un juzgado de San Sebastián. La segunda siempre ha sido más cauta a la hora de recomendar a sus asociados acudir en grupo a los juzgados. Aunque la sentencia de Bilbao, es evidente, podría animar esta vía. Las dos han sido muy activas en la captación de afectados, un grupo que se estima en unas 40.000 personas. Y también en el rechazo a la oferta de canje propuesta por Eroski, que supone una quita del 30%, junto a un 15% del dinero invertido que se recuperaría en efectivo y el resto en bonos de la cooperativa a doce años de plazo y un interés del euribor más un 3%.

En busca de los ahorros. Las aportaciones financieras subordinadas de Fagor y Eroski han generado otros grupos de damnificados, al margen de las asociacion de consumidores tradicionales. De hecho, surgen en el seno mismo de las empresas afectadas mediante la alianza de socios, extrabajadores o familiares de estos. En este segmento hemos conocido a Kaltetuak (perjudicados), Ordaindu (pagad!) o Eskuratu (recuperar). Los primeros, muy críticos con el canje y con la labor del Instituto Vasco de Consumo-Kontsumobide, llegaron a comparecer en el Parlamento Vasco, institución a cuyas puertas se han manifestado antes o después casi todos los perjudicados. Aquí encontramos otro problema, y no menos grave: el de aquellos trabajadores de Fagor Electrodomésticos que a lo largo de su vida financiaron a la compañía con préstamos o aportaciones voluntarias (siempre remuneradas) y en cuyo caso al drama de perder el trabajo se suma el de ver volatilizarse, en muchos casos, los ahorros de toda una vida. Eskuratu (nacida en el seno de Edesa) y Ordaindu (surgida en el ámbito de la matriz de Arrasate y que mañana realiza allí una cadena humana de protesta) pelean por defender los derechos de los socios de una Fagor Electrodomésticos en concurso de acreedores, en la que sus créditos se sitúan al final de la larga lista de acreedores. Ordaindu, por ejemplo, ha propuesto a la Corporación Mondragón la creación de un fondo de dinero con el que poder rescatar los ahorros de quienes, en su día, ayudaron a Fagor Electrodomésticos con cerca de 90 millones de euros, según los propios interesados. Al margen de estas plataformas, algunos bufetes de abogados han entrado también en liza en la defensa individualizada de las 'víctimas' del fabricante de Arrasate.

Heredar el trabajo. Una de las últimas en aparecer, bautizada como Lagapenak (Cesiones) y formada por un centenar de personas afectadas por las llamadas 'cesiones societarias' (el derecho a heredar un puesto de trabajo de padres a hijos que existe en Fagor) y que exigen al grupo que atienda su demanda. Dicen representar entre tres y cuatro millones de capital social y recuerdan que no reclaman dinero, sino «el trabajo que nos cedieron nuestros padres y nuestras madres». El último episodio de cesión societaria en Fagor se dio en 2007; desde entonces, quienes heredadon el trabajo lo desempeñaron en otra cooperativa de Mondragón. Pero, señalaron los portavoces de Lagapenak, «desde la entrada en concurso de acreedores hemos pasado a ser los últimos de la fila». Y resaltaron un problema añadido, pues para que sus padres pudieran utilizar esa figura debieron de prejubilarse antes de los 60 años «con el perjuicio que ello conlleva para el cálculo de la posterior pensión de jubilación de nuestros aitas», lamentaron. Ante una «total indefensión», y frente a «una absoluta falta de transparencia por parte del Grupo Fagor», la plataforma explicó que «en enero remitimos un escrito al consejo general del grupo y, de momento, la única respuesta que hemos obtenido ha sido el silencio», según informó Nagore Goñi.

Voces críticas. La situación que atraviesa Mondragón, y en especial Fagor Electrodomésticos, ha dejado estampas insólitas en la casa fundada por el padre Arizmendiarrieta, donde las diferencias siempre se resolvían de puertas hacia adentro. Ahora, las críticas son abiertas, con luz y taquígrafos. Como la de la plataforma Bazkideak (Socios), que acusa a la Corporación de comportamientos «no muy honorables» a la hora de recolocar al personal de Fagor Electrodomésticos. Este colectivo asegura que las recolocaciones promovidas por Mondragón «son como un castigo» y no tienen en cuenta «el valor añadido» de los exempleados de Arrasate. Otra de las voces críticas más afiladas, en este caso contra la gestión en la corporación, ha sido la de la corriente Ahots (Voz) Kooperatibistak, que en los inicios de la crisis de Fagor ya advirtió de que Mondragón era «un gigante con los pies de barro».

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