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DELINCUENCIA

Las joyerías vascas sufrieron en 2013 robos por 5,2 millones, 28 veces más que el año anterior

Más de la mitad de los atracos cometidos en Euskadi desde 2007 se archivaron; la mayoría porque no se pudo identificar a los autores de los asaltos

DAVID S. OLABARRI

Martes, 18 de febrero 2014, 08:49

El atraco de la joyería Geneve, hace ahora dos semanas en Bilbao, representa la «mayor amenaza» a la que se enfrenta el sector: las bandas especializadas, que el año pasado asestaron golpes en Euskadi por valor de 5,2 millones de euros, una suma astronómicamente superior a los 180.000 euros de botín contabilizado en 2012 por este motivo. La metodología utilizada para perpetrar el robo evidencia la «profesionalidad» de estos ladrones «itinerantes». Según expertos policiales, estos grupos constituyen un tipo de delincuencia «preocupante, difícil de detectar y peligrosa» y, además, se teme que «pueda ir en aumento» en los próximos años.

La 'profesionalidad' de estos grupos se percibe analizando, paso por paso, cómo se desarrolló el asalto, según explican los mismos medios. El atraco fue perpetrado en apenas 60 segundos, a media mañana, cuando el local estaba abierto al público. Los delincuentes, que no dudaron en recurrir a la violencia para reducir al encargado de la joyería, podrían haber aumentado sustancialmente el botín sólo con haber seguido vaciando el comercio durante unos pocos minutos más. Pero, como suele ser habitual en los robos organizados a plena luz del día, los asaltantes decidieron primar su seguridad personal sobre el volumen de la mercancía, que «probablemente había sido elegida» con antelación. Pistola en mano y con la mirada gacha para evitar las cámaras de seguridad, los encapuchados entraron en el comercio con las funciones divididas y actuaron con exquisita coordinación. En menos de un minuto, los tres estaban saliendo del establecimiento con relojes que valen más de 100.000 euros.

Hasta ese momento todo iba sobre ruedas para los asaltantes, que, según parece, contaban con el apoyo de un cómplice en el exterior para facilitar la fuga. Pero sus planes se truncaron por «una de esas variables que no se pueden controlar» a la hora de preparar un golpe así: un policía municipal fuera de servicio se encontraba en las inmediaciones de la joyería justo cuando los ladrones emprendían la huida. Este detalle lo cambió todo. El agente consiguió atrapar y reducir a uno de ellos, lo que facilitó la identificación del grupo -de origen estonio- y la detención, horas después, de otro de los ladrones mientras esperaba con la ropa cambiada a un autobús.

El caso que ha conmocionado al sector de la joyería en Euskadi todavía no está cerrado. La Ertzaintza sigue buscando a los dos cómplices que han conseguido, de momento, eludir el cerco policial. Pero, en todo caso, la intervención del agente municipal ha permitido encarrilar una investigación que, de otra manera, podría haberse dilatado el tiempo suficiente como para posibilitar la fuga de todos los implicados. El grupo, de acuerdo con los primeros datos, vino de forma expresa desde Madrid para perpetrar el atraco y huir.

Datos de la Fiscalía

Las estadísticas demuestran, de hecho, lo complicado que resulta resolver los atracos perpetrados por bandas especializadas, que golpean con machacona virulencia un sector que cada año tiene que afrontar pérdidas millonarias por estos motivos. Los números son reveladores. Según un informe de la Fiscalía del País Vasco al que ha tenido acceso este periódico, desde 2007 se han contabilizado por lo menos 16 atracos importantes en Euskadi que han sido objeto de investigación judicial. Nueve de ellos quedaron archivados, fundamentalmente por «falta de identificación del autor».

Los datos recogidos en el informe que el fiscal superior del País Vasco, Juan Calparsoro envió al Ministerio Público en Madrid -que ha solicitado documentos similares a todos los territorios- evidencian la gravedad de este problema, que en Euskadi no había golpeado hasta ahora con tanta fuerza como en otras comunidades autónomas. Según los datos aportados por la Asociación Española de Joyeros, Plateros y Relojeros, en 2013 se contabilizaron 709 delitos de estas características en el conjunto del país, frente a los 875 recogidos un año antes. Es decir, se redujeron en 155 los robos. Esta reducción tuvo una repercusión directa en las pérdidas económicas relacionadas con este tipo de delincuencia. Aunque las cifras siguen siendo muy altas. En 2012 los atracos a las joyerías españolas ascendieron a 47 millones de euros. El año pasado, en cambio, esta cifra se redujo hasta los 18,8 millones de euros.

En Euskadi, sin embargo, la tendencia es justo la contraria. La asociación española de joyeros explica que en sus archivos, elaborados gracias a la información facilitada por las Fuerzas de Seguridad del Estado, aparecen tres golpes importantes cada año. Sin embargo, la cuantía de los saqueos se multiplicó nada menos que por 28 de un año para otro. Los mismos medios apuntaron, no obstante, que es posible que existan otros delitos sin cuantificar por las dificultades que existen entre las distintas policías a la hora de compartir información. Pero serían, según las diversas fuentes consultadas, «robos menores» que no modificarían de forma sustancial la suma total del botín obtenido por los asaltantes. La Federación vasca de Joyeros, por su parte, rechazó las numerosas invitaciones realizadas por este periódico para ofrecer su opinión sobre este problema, que afecta a su sector que agrupa a 17.400 empresas en España.

Los expertos policiales explican que las estadísticas, en este tipo de delincuencia, pueden variar de forma significativa en función del autor de los saqueos. El pasado año, de hecho, en un solo robo registrado en Barakaldo, los ladrones realizaron un 'butrón' y se llevaron todas las joyas que había. Más allá de las variaciones concretas de un año a otro, los mismos medios advierten que la tendencia apunta a una mayor especialización de las «bandas, mayoritariamente provenientes del Este de Europa, que actúan y se van». Uno de los grandes problemas en este sector son las denominadas «bandas transitorias», compuestas por delincuentes que se juntan para dar un golpe, se reparten el botín -casi nunca se recupera lo robado- y, después, se disuelven. Muchos delincuentes optan por este tipo de unión porque resulta «mucho más difícil de detectar» por parte de la Policía y, además, en el caso de que sean detenidos, en algunas legislaciones pueden llegar a beneficiarse esperando que no se les aplique el agravante penal que supone formar parte de una banda organizada como tal.

La directora de la asociación española de Joyeros, la bilbaína Giovanna Tagliavía, explica que los atracos suponen un «lastre tremendo» para un sector que ha perdido 4.800 joyerías en 4 años. Es algo más que delincuencia, asegura. «Es un problema también empresarial» que afecta a un colectivo que «no puede asegurar más del 40%» del material del que dispone y que genera actividad económica. Tagliavía señala que desde la asociación ya han conseguido determinados cambios legislativos para endurecer las penas, pero «queda mucho por hacer».

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