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Domingo, 9 de marzo 2014, 01:10
El humilde y semiderruido molino de Barrenatxo, hoy una ruina al borde de la carretera, es el último vestigio que queda de la legendaria ferrería de Ibarreta, un complejo que debió constar de varias edificaciones entre las que se contaba esta construcción. No se conoce qué función fabril cumplía pero sí que fue testigo de hechos clave en la historia de Mondragón. Desde Arrasate Zientzia Elkartea reseñaban que allí tuvo lugar el famoso robo de 500 quintales (23.500 kilos) de hierro perpetrado por los partidarios del señor Aramaio «un par de años antes de la quema de 1448». Los de Aramaio, enemigos mortales de los Báñez de Artazubiaga, pertenecientes al bando del señor de Oñati, cometieron este robo que, andando el tiempo, «tendría influencia directa en la quema de 1448 y en el asesinato del propio Martín Báñez de Artazubiaga a manos de los seguidores del señor de Aramaio».
Barrenatxo se reconvirtió en molino harinero en el siglo XVIII y, con posterioridad, fue fábrica de fregaderos, de piensos y de pinturas de ocre. Pero el uso que le daría el nombre que ostenta le vendría de la actividad de barrenar cañones de fusil que se desarrollaría en este viejo molino durante el siglo XIX.
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