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GENTE

«La muerte de Peaches Geldof me tiene en shock»

Peculiar, muy reservada y también cantante, Eliot Sumner, la hija de Sting, se va 'de tapas' por Madrid con una amiga especial. «La celebridad de mi padre ha dejado de importarme»

ARANTZA FURUNDARENA

Sábado, 12 de abril 2014, 03:26

Dice que por la música mata. Adora a Police tanto como a ABBA. Detesta posar para los fotógrafos y se ha abierto un hueco como cantante pese a llevar 23 años soportando la alargadísima sombra de su padre... Se llama Eliot Sumner y es hija de la estrella mundial del pop Sting y de la actriz y productora Trudie Styler. Eliot (Coco para los amigos) actuó el jueves en Madrid como embajadora de la firma de moda 'Pull & Bear', responsable del equipamiento de los recogepelotas del Mutua Madrid Open de Tenis, que se celebrará en mayo. Para presentar el nuevo 'casting' se organizó una fiesta por todo lo alto en la Galería de Cristal del Palacio de Cibeles. Eliot por la mañana había recorrido el casco antiguo madrileño en busca de «tapas y salmorejo», en compañía de una amiga que aseguran que es su novia (ella ni confirma ni desmiente). Y todo le pareció «divertidísimo» menos el photocall de la fiesta... «Ponerme delante de los objetivos no es lo mío», confesó a este periódico esta británica de rostro felino, que ha heredado los ojos de gato de su famoso papá. Contestar a preguntas relacionadas con él, tampoco es su especialidad. O tal vez sí, porque a lo largo de los años, la hija de Sting ha desarrollado una maestría para 'restar servicios' comparable a la de Rafa Nadal: «Sobre eso no tengo opinión». «Ahí no voy a entrar». «De esto no hablo», y así hasta conformar un repertorio de respuestas elusivas más extenso que la discografía de su padre.

Eliot se llama así en honor al poeta y dramaturgo de culto T. S. Eliot. «Es uno de mis escritores favoritos. Y menos mal...», suspira la joven, consciente del horror que habría supuesto llevar por nombre el apellido de alguien que no fuera de su agrado. En realidad, al 'bautizar' a su hija, Sting cometió una exquisita extravagancia comparable a la de Leonard Cohen, que llamó a su niña Lorca, por el poeta granadino. El segundo nombre de pila de Eliot es Paulina, pero de ése no quiere ni acordarse... Ella es la quinta de seis hermanos (tres chicos y tres chicas) y vino al mundo en la italianísima Pisa. «No tengo sangre italiana -admite-, pero siento que una parte de mí es mediterránea. Tengo muchos amigos en la Toscana, donde sigo pasando los veranos, y además sé cocinar bastante bien la pasta. O eso creo».

Líder del grupo 'I blame Coco', la hija de Sting está a punto de sacar (en junio) su segundo álbum al mercado, que será también el primero en solitario y con su nombre real: Eliot Sumner . «Ya soy mayor como para llamarme Coco, un apodo que me puso mi madre a lo tonto cuando era cría y que sigue persiguiéndome». Los críticos la han etiquetado de 'indie', con matices de 'reggae' y 'punk'. Incluso dicen que hay algo en su sonido que recuerda a Police. Pero es inútil preguntarle cuál es el tema de su padre que más le gusta, porque te devuelve la pregunta. «No sé. ¿Cuál es el tuyo? ¿A qué es difícil elegir? Claro, es que Sting ha compuesto tantas buenas canciones...», ironiza.

Se conocían de niñas

Dicen que Eliot mantuvo una amistad peligrosa con el muy desaconsejable Pete Doherty, pero por supuesto de eso no habla. Sí se declara fan de Amy Winehouse, aunque advierte que solo admira su música no sus malos hábitos. «Yo soy mucho más sana. No practico yoga como mi padre, pero corro a diario y juego a menudo al squash». La prematura desaparición de Amy la dejó anonadada. Pero lo que realmente la tiene «en shock» es la repentina muerte de Peaches (la hija de Bob Geldof), que apareció sin vida el pasado lunes en su apartamento de Kent (Inglaterra). Peaches solo tenía dos años más que ella. «Nos conocimos de niñas -recuerda Eliot- y hacía tiempo que no la veía. No entiendo qué puede haber pasado. Este tipo de muertes dejan siempre un montón de preguntas en el aire».

Eliot tiene a su favor una infancia «feliz y muy protegida de la fama». Creció en una granja, en la campiña británica, rodeada de vacas, cerdos, ovejas, gallinas. «No cambiaría nada. Adoro a mi familia. Mi infancia fue genial y durante mucho tiempo quise ser veterinaria -asegura-. Pero la música pudo con todo». De adolescente, se recuerda «como la típica jovencita medio deprimida y con granos». Pero aquello ya pasó y aunque en alguna entrevista reciente en su país ha declarado que no se siente a gusto con su cara, la cantante, que en julio cumplirá los 24, reconoce haber superado el peso insoportable de la celebridad de su padre. «Ya no pienso mucho en eso, porque no lo puedo cambiar. Es algo que ha dejado de importarme».

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