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Centenaria. Fani rodeada por sus hijos Alberto, José Ignacio, su yerno José Luis Idígoras y su hija Esther en su domicilio familiar. :: OLIDEN
Cien años de lucidez
ARRASATE-MONDRAGÓN

Cien años de lucidez

Fani Garay se convirtió en la tercera centenaria de la localidad el pasado 25 de abril. Estefanía Garay Igartua ingresó en el selecto club de las centenarias locales con una lucidez envidiable y rodeada por su familia

:: KEPA OLIDEN

Domingo, 4 de mayo 2014, 02:11

El selecto club de las centenarias locales acogió un nuevo ingreso el pasado 25 de abril. Ese día cumplía cien años Estefanía 'Fani' Garay Igartua, viuda de David Zaitegi Ceciaga y madre de cuatro hijos de los que viven tres.

La tercera mondragonesa en rebasar el siglo de vida celebró su centésimo aniversario haciendo gala de una lucidez envidiable y de una memoria tan larga como certera. Detrás de sus ojos azules se agolpan los incontables recuerdos de una dilatada vida que veía la luz en la calle «Erdikokale, hacia Gazteluondo» tres meses antes del estallido de la I Guerra Mundial. Poco después la familia se mudaría a la calle Iturriotz, «a una vivienda situada cerca del Círculo Católico».

Su padre Claudio era albañil y su desempeño profesional le llevaría a afincarse con su familia primero en Donostia, durante seis años, y después en Gasteiz por espacio de otros tres más. Fani recordaba que «yo tenía 7 años cuando nos fuimos a San Sebastián». Durante su estancia en la capital donostiarra estudió en el colegio francés, y «todavía puedo leer textos en francés» declaraba con un puntito de orgullo. Cien años no bastan para doblegar a esta activa y avispada señora que aún mantiene sus hábitos de lectura y repasa la prensa diariamente.

Cuenta los años con asombrosa precisión cuando afirma que «tenía 16 años cuando regresamos a Mondragón». Hablamos de 1930, cuando aún reinaba Alfonso XIII. Y detalla además que por entonces su padre «se asoció con Vicente Uribeetxebarria y Domingo Hériz, y realizaron numerosas obras, entre ellas el colegio La Asunción o las casas de Legarre».

Pero el estallido de la guerra de 1936 truncó la vida de esta familia. «A las 12.00 del mediodía del 19 de diciembre de 1936 comenzaron a repicar las campana de la parroquia alertando de un ataque aéreo», precisaba Fani con su usual exactitud. Como hija mayor, estaba al cargo de sus hermanos menores cuando corrieron en estampida a refugiarse en el domicilio familiar de la calle Zerkaosteta. A su padre Claudio el bombardeo le sorprendió no lejos de casa, en la calle Iturriotz, y se cobijó en el restaurante Toki Ona. Pero temeroso de que sus hijos permanecieran expuestos al peligro en la calle, salió por la puerta trasera que daba a Zerkaosteta con intención de recoger a sus vástagos y llevarlos a casa. Una bomba le mató en el momento en que cruzaba la calle. Fue la única víctima que ocasionó aquel bombardeo. Dejaba viuda y diez hijos. Las dos mayores -Sabina y Mónica- de la primera esposa ya fallecida, la atxabaltarra Josefa Arana, del caserío Naparrena. La segunda mujer del infortunado Claudio era la uberarra Eugenia Igartua, que crió a ocho hijos, por este orden: Fani, Asun, Pedro, Félix, Carmen, Martín, Angelita e Iñaki. En la actualidad viven sólo Fani y Carmen.

Zaitegi, alumno de Arano

Fani Garay contrajo matrimonio con David Zaitegi el 30 de setiembre de 1938, para evitar que a su novio «le enviaran al frente». Hombre de brillante inteligencia y mucha escuela, este alumno del legendario maestro Arano participó en las demostraciones de cálculo mental que tanta fama reportarían a las Escuelas Viteri.

Sus convicciones nacionalistas le granjearon la corresponsalía del periódico jeltzale Euzkadi y del diario donostiarra El Día. Por temor a las represalias, Zaitegi tuvo que abandonar Mondragón a la entrada de los franquistas en 1936. A su regreso en 1938 halló vetada la reincorporación a su puesto en la Unión Cerrajera. Así fue como empezó a trabajar en Asam.

Su destreza con el cálculo mental era tan notoria que, cuando un partido de pelota quedaba suspendido, los apostantes del frontón recurrían a él para que aplicara de memoria la fórmula ideada por el maestro Arano para el prorrateo del dinero.

Fue, además, fundador de las emblemáticas sociedades Udalpe y Danok Bat. Murió a la edad de 52 años en 1959.

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