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La ópera 'Las Golondrinas', anoche en el Kursaal. /USOZ
La próxima vez, nido en escena
ÓPERA EN CONCIERTO LAS GOLONDRINAS DE GURIDI

La próxima vez, nido en escena

EMECÉ

Domingo, 23 de agosto 2009, 04:14

Una vez más resultó una gozada escuchar esta genialidad musical que es el drama lírico , pese a su casi nula presencia (incomprensible) entre nosotros, nacida de la genialidad de unos de los hijos más preclaros de la Bella Easo (casi desconocido por la mayoría de la ciudadanía donostiarra) y a la posterior adaptación operística de Ramón Usandizaga.

Para despejar dudas ha de decirse ab initio que la función, en términos generales, resultó estupenda desde el punto de vista musical, puesto que el pretendido apoyo escenográfico de imágenes (fotografías) proyectadas no aportó apenas nada al evento; incluso algunas era irrelevantes. ¿A qué venían los molinos de viento? Eso es lo que hubo. Una pena.

Es de esperar -se ruega- que la próxima vez que Las Golondrinas lleguen a San Sebastián, hagan nido en escena, como quiso Joshemari. Todos se lo agradeceremos -muchísimo- a quien corresponda.

El único perfume circense habido fue el atuendo del actor pequeño Emilio Gavira, como narrador, vestido de maestro de ceremonias de pista.

La Orquesta Nacional de España, en orgánico exigido por el compositor, ofreció una versión muy bien compensada en planos sonoros, con un metal-viento rico en matices. Hizo una hermosura con la universalmente famosa . El Coro Nacional y el Orfeoi Txiki cumplieron a la perfección con su trabajo, como quedó constancia cuando ambos hicieron el luminoso del acto I.

Isabel Monar, hizo una Lina poderosa, pese a apreciársele la voz un tanto tensa en el registro alto y estar, en algún momento, tapada por la orquesta. Su mejor momento estuvo en la , del acto II, cantada con mucho lirismo.

Posee el barítono José Antonio López una voz de importante cuajo, que ha de mejorar en técnica, dejando ver carencias en los apoyos para ir al registro grave. Correcta en expresividad su de Puck en el acto III.

El resto de voces solistas - Ibarra, Prunell, Palatchi y Parra- cumplieron bien con su tarea. La batuta de Gimeno estuvo muy cuidadosa en la concertación, llevando la obra con una enorme seguridad.

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