
RUTH CAMPION
Martes, 4 de septiembre 2007, 02:51
El MI5, el servicio de inteligencia británico que mantuvo durante más de veinte años bajo vigilancia al escritor George Orwell, no llegó a considerarle un comunista ortodoxo, según documentos transferidos por el servicio de espionaje interno al Archivo Nacional del Reino Unido, que los ha desclasificado y hecho públicos en aplicación de la Ley de Libertad de Información en vigor desde 2005.
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Eric Arthur Blair, nacido en 1903 en la India y más conocido como George Orwell -el nombre que adoptó en 1933 para no incomodar a sus padres con alguno de sus relatos-, estuvo sometido a vigilancia desde 1929 hasta su muerte en 1950, tras haber atraído la atención de la policía por sus «posiciones izquierdistas y sus ropas bohemias». El archivo del MI5 contiene un informe de la Sección Especial de Scotland Yard, con fecha de enero de 1942, según el cual el escritor había sido visto con frecuencia en reuniones comunistas, añadiendo que «se viste de modo bohemio tanto en la oficina como en sus horas de ocio».
Ahora ha podido comprobarse, sin embargo, que las sospechas de la policía nunca tuvieron el respaldo de los servicios secretos. Al no considerarle un peligro para la seguridad nacional, el MI5 no puso objeciones cuando se autorizó a Orwell a trabajar en 1943 como corresponsal del dominical Sunday Observer en el cuartel general aliado en el Norte de África o a la hora de permitir que su mujer ocupara un puesto en el Ministerio de Alimentación.
Es más, las notas de los funcionarios del servicio de espionaje interno que fiscalizaban cuidadosamente las actividades de Orwell -de las que él, al parecer, era consciente- constataron en reiteradas ocasiones que Orwell no apoyaba al Partido Comunista y, aunque tenía «claras opiniones izquierdistas», era como máximo, un «comunista heterodoxo». Una entrada de 1942 le define como «alguien que tiene algo de anarquista y está en contacto con elementos extremistas».
En realidad, la polémica ha perseguido siempre a Orwell, que murió a causa de la tuberculosis a los 46 años. Él, intelectual comprometido durante toda su vida, nunca ocultó su ideología izquierdista y militó durante un tiempo en el ILP, un partido muy a la izquierda del laborismo, pacifista radical y abierto a diversas ideologías, alejado en cualquier caso del Partido Comunista, de obediencia estalinista en la época. Su gesto político más destacado fue unirse a las filas del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista, en el que convivían sobre todo tendencias anarquistas y trotskistas) y luchar con ellos durante unos meses en la Guerra Civil española.
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Él mismo contó su experiencia y centró su posición política: «Lo que he descubierto en España y lo que he visto a continuación sobre el funcionamiento de los partidos políticos me ha provocado gran horror por la política... Soy profundamente de izquierdas, pero pienso que un escritor no puede mantener su honestidad más que quedando al margen de las etiquetas de los partidos».
Su honestidad fue especialmente puesta en duda cuando se difundió que, poco antes de morir, reveló los nombres de una treintena de intelectuales comunistas. La denominada «lista de Orwell» fue considerada por muchos como una traición que costó al escritor la etiqueta de colaboracionista, si bien con posterioridad muchas fuentes han puesto de manifiesto que el alcance que tuvo aquella supuesta delación se debió a una venganza de los partidarios de Stalin, a quienes Orwell combatió de manera notoria y manifiesta.
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