ANÁLISIS

EL PACTISMO INTERNO

ALBERTO SURIO ANÁLISIS

Miércoles, 19 de septiembre 2007, 02:55

Egibar finalmente ha decidido no presentarse al frente del EBB. Posiblemente la renuncia a la política activa de Imaz le dejaba escaso margen de maniobra en la práctica. En cierta forma, el anuncio de la retirada de Imaz ha sido un revulsivo que comprometía también a Egibar y condicionaba su estrategia. Si hubiera aceptado ser propuesto, la división estaba servida en bandeja y hubiera tenido consecuencias imprevisibles para un partido que busca recuperar a toda costa una imagen de unidad.

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Egibar acepta una honrosa salida de compromiso y ha evitado con habilidad ofrecer la sensación de salir perdiendo. Lo cierto es que al final sí se ha tenido que mover, incómodo cada vez más en el estereotipo, lo que ha provocado un realineamiento de posiciones, una tercera vía que ha desactivado el enfrentamiento entre las dos corrientes en el PNV. Ha logrado que la ponencia refleje una aceptable síntesis de posiciones que le permite margen de maniobra o, como él mismo dice, no cierra las puertas al debate al incluir como una de las posibilidades la consulta. Otra clave, que por ahora se desconoce, es qué peso real va a tener el sector liderado por el burukide guipuzcoano en el futuro EBB. Se da por supuesto que la línea pactista que en los últimos años ha apoyado a Imaz tendrá la mayoría, pero es importante saber en qué figura recae, por ejemplo, la portavocía del partido. Las incógnitas se irán resolviendo en las próximas semanas.

El PNV puede respirar más tranquilo. Pero el camino que le espera tampoco será fácil. Lo primero que tienen que hacer sus dirigentes es ir restañando algunas heridas profundas y reconstruir ciertos puentes personales dinamitados por la malediciencia. La renuncia de Imaz demuestra los límites que ha evidenciado su discurso profundamente renovador. Pero los sectores más pragmáticos del PNV no se han evaporado y están dispuestos a atar en corto la futura estrategia de Ibarretxe, conscientes de que el lehendakari ya no tiene el mismo activo político que al comienzo. Pactistas y soberanistas han decidido enterrar el hacha de guerra. Pero la batalla final aún no se ha librado.

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