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MIKEL G. GURPEGUI
Martes, 2 de octubre 2007, 10:34
Hoy se nos hace muy lejana la idea de asegurar el sustento de los niños en su fase más decisiva, la lactancia, mediante el suministro de leche, maternizada con el olvidado método Goerener. Pero antaño La Gota de Leche mejoró la alimentación de buena parte de nuestros antepasados.
La idea de las gotas de leche procede de Francia, donde a finales del siglo XIX empezaron a montarse instituciones de este tipo para atajar la mortalidad infantil entre todas aquellas familias que no podían permitirse el lujo de tener nodriza. Recordemos que entonces no existían los biberones y leches en polvo de la actualidad.
Anteayer domingo se cumplieron 104 años desde que se abrió La Gota de Leche de San Sebastián, que, aunque ha solido figurar como la primera del Estado, en realidad fue la segunda. Así lo constataba José María Urkia Etxabe en su libro Cien años de medicina en Gipuzkoa: «Se ha dicho y escrito que fue la primera de España, si bien poco antes que la de nuestra ciudad se inauguró la de Barcelona (...). La originalidad del centro donostiarra estuvo en que incorporó una consulta de pediatría».
En todo caso, nuestro centro sería uno de los pioneros. La creación de este servicio para lactantes fue promovida por el diputado provincial Tomás Balbás y constituyó la primera obra social conjunta de las dos cajas de ahorro, la municipal y la provincial, entonces en competencia.
La reina madre María Cristina presidió la inauguración, el 30 de setiembre de 1903. Por cierto, que inicialmente La Gota de Leche se encontraba junto al mercado de San Martín, en la calle de Loiola. No obstante, muchos donostiarras ubicamos La Gota de Leche donde estaría su sede durante años, en la esquina de San Martín con Getaria.
Los doctores Francisco Tamés y Manuel Celaya fueron los primeros responsables del centro. Les siguió Felipe Errandonea, quien dirigiría La Gota de Leche durante más de treinta años. A su muerte, tomaría el relevo el doctor Miguel Sagardía, sustituído muchos años después por José Antonio Herrero Cachán.
En La Gota de Leche se desnataba y esterilizaba la leche procedentes de las vacas que había adquirido la Diputación guipuzcoana. El litro se vendía a 20 céntimos y era gratis para quienes no pudiesen pagar. Muchos donostiarras recuerdan con cariño aquella institución de nuestra historia local.
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