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Sábado, 13 de octubre 2007, 11:51
En principio, los monumentos son elementos sólidos, estáticos, pesados. Pero en nuestra ciudad tenemos algunas experiencias de esculturas viajeras. Seguimos hoy la pista a las figuras de los insignes donostiarras que en Zubieta, poco después del incendio y destrucción de 1813, decidieron reconstruir la ciudad de San Sebastián, en la que después acabarían bailando sus estatuas.
De Alderdi-Eder a San Vicente. De allí hasta el Macho de Urgull. Y a Amara Berri, a la plaza de Irun. Un largo periplo que empezó en 1913, cuando se celebraban los cien años de la refundación de Donostia. Entonces se creó y se inauguró el Monumento del Centenario en Alderdi-Eder.
Los lectores asiduos a esta calle de la Memoria ya saben de las malas críticas que recibió aquel conjunto escultórico, que algunos consideraron como «una monumental falla valenciana». El caso es que el monumento sólo aguantó en pie once años. En 1924 se aprobó retirarlo y aprovechar algunas de sus partes.
El conjunto escultórico en mármol de Carrara de los ilustres de Zubieta -una de las partes fundamentales del conjunto inicial, junto a la escultura de la reina María Cristina y dos leones- iniciaría un periplo que le llevó, como atestigua la fotografía, al exterior de la parroquia de San Vicente.
Cuesta seguir su pista, pero parece que pasó por los almacenes municipales y está claro que el monumento de Zubieta, ya deteriorado y a trozos, acabó en Urgull. En la explanada del Macho estaban hace quince años, depositados sobre la hierba sus piezas, una cabeza aquí y un cuerpo allá. En octubre de 1992, DV publicó la noticia de que el Ayuntamiento estaba estudiando si recuperar o no el monumento, a la vista de un informe inicial que habían realizado las restauradoras Marina del Rey y Regina Gómez Cruzado.
En su estudio, constataban el deterioro del conjunto pero porponían realizar un tratamiento de conservación de cada pieza y abordar la tarea de reunir otra vez las partes en un conjunto uniforme.
Sin embargo, la posibilidad de recuperar el monumento a las Juntas de Zubieta no prosperaría. Y su periplo viviría una última etapa al ser usados algunos de sus elementos en la obra Ateak, que Aitor Mendizabal realizó en 1996 para decorar la plaza de Irun, ante el centro comercial Arcco.
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