MIKEL G. GURPEGI
Miércoles, 12 de marzo 2008, 14:56
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SAN SEBASTIÁN. DV. «En la madrugada de ayer un tremendo maremoto ocasionó grandes daños en San Sebastián». Así, utilizando la palabra «maremoto», encabezaba EL DIARIO VASCO la portada de su edición del 29 de diciembre de 1951. Junto al titular, fotografías que recuerdan a las de hoy mismo o a las que han salpicado otros momentos de nuestra historia.
Una ciudad como ésta, que tiene en las grandes olas saltando sobre el Paseo Nuevo una de sus postales más hermosas y ensalza como héroe local a Mari, especialista en socorrer a náufragos, debiera estar acostumbrada a que de vez en cuando el mar demuestre todo su poderío.
La de ayer, desde luego, no es la primera ocasión en que lo hace. Sin ánimo de ser exhaustivos, en el siglo XX no puede olvidarse el «maremoto» de 1951 ni el temporal que asoló la ciudad entre el 18 y el 21 de enero de 1965, según recuerdan desde el Museo Naval. Aún hoy impresiona ver las fotografías de los cimientos de La Perla totalmente al aire, puesto que el temporal se llevó gran cantidad de arena y dejó sin resguardo los pilares que sustentan La Perla o las escaleras de acceso a la playa.
El Paseo Nuevo, semihundido, y la barandilla de La Concha, destrozada, eran otras imágenes de aquel devastador temporal cuyos daños se estimaron por aquel entonces en cien millones de pesetas. Tras semejante tamborrada de la naturaleza, aquel año las tamborradas donostiarras se quedaron sin salir.
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Cuarenta heridos
También en 1967, 1988 y 1990 se producirían en San Sebastián temporales con inundaciones. «Una ola gigantesca provoca cuarenta heridos y grandes destrozos en el Paseo Nuevo donostiarra». Estamos leyendo el DV del 31 de enero de 1990. Sus fotos, especialmente las de los destrozos en el Paseo Nuevo y el agua entrando por la calle Aldamar, parecen las de hoy.
«El temporal causó daños a numerosos vehículos estacionados en la zona, así como importantes desperfectos en la Perla y la Zurriola», se decía en la crónica, que destacaba que en la calle Aldamar «a una mujer el agua le arrastró varios metros hasta empotrarla debajo de un coche».
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La ola que en 1990 se adentró en la Parte Vieja provocó heridos y daños, así como cierta polémica. Mientras algunos ciudadanos criticaban la falta de previsión de las autoridades, que no habían alertado de los riesgos del temporal, desde Protección Civil de San Sebastián cuestionaban la poca colaboración de algunos ciudadanos, que habían incrementando el peligro intentando contemplar de cerca el siempre fascinante pero a veces dañino espectáculo de las grandes olas.
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