Plan para Mutriku La culpa

Agradeciendo la deferencia con la que el Sr. Antxustegi se dirige a mi persona en su carta de respuesta sobre el Plan Especial del Puerto de Mutriku, quisiera rebatir sus argumentos. Como usted bien indica, se está ejecutando la primera fase. La primera de las cuatro fases que tienen por objeto convertir el área del puerto en una extraña mezcla de deportivo, pesquero, mercante y lúdico. Si usted defiende el Plan Especial, le pido que lo defienda en su integridad. Que no persiga que los demás ciudadanos, en un ejercicio de abstracción, hagamos como que el resto de los planes y planos no existen.

Y hablando de planos, le sugiero que revise nuevamente el proyecto de Evaristo contra el actual, con una extensión y dimensiones bien distintas, además de un diseño arqueado hacia el interior cuyo objeto es el de posibilitar las siguientes tres fases mucho más que asegurar la entrada del puerto. En el camino, todo el espacio que hasta ahora compartíamos todos como la piscina la playa y el tambor serán condenados quién sabe para qué.

Los objetivos de mi anterior carta eran primordialmente dos. El primero, que no se utilizara el enorme temporal para justificar un Plan Especial, haciéndonos creer a toda la ciudadanía que, en el fondo, todo el desastre inflingido hasta ahora mereció la pena. El segundo, el remarcar que aun después de todo, una vez visto cómo con una tercera parte del dique construido Mutriku no sufrió por el temporal es posible reconducir la deriva del Plan Especial si existe la voluntad política para ello. Que no es necesario tanto dique. En nuestro grupo lo creemos fervientemente y por ello luchamos con orgullo. Sí, con orgullo.

Con respecto a la playa, no es que no existieran opciones entre cerrar o abrirla. Lo que no existe es la playa. En su lugar hay un arenal, o pedregal, rodeado de escolleras. Eso es lo que hace que un montón de gente prefiera efectivamente irse a otras playas, de las de verdad. Y lo malo de todo ello es que se pudo haber evitado. No me pondré a discutir con usted sobre el enfoque y las intenciones con las que se analizaron todas las alternativas al proyecto oficial. Para mí resulta mucho más convincente lo que ha ocurrido con este temporal que cualquier piscina de ensayo.

Finalmente, la lectura que usted hace sobre mi responsabilidad, siendo concejal, y sobre lo que pueda pensar o dejar de pensar acerca de las consecuencias del temporal en Mutriku son absolutamente gratuitas y ni voy a entrar a valorarlas. Sólo le diré que, a mi entender, debilitan su argumentación.

Keynes. Un tío majo, preocupado por los problemas económicos que ahogaban al mundo en aquel tiempo y en el nuestro. Pero yo personalmente, lo odio. Sé que no es solo su culpa que esta sociedad de hoy en día sea, mayormente, consumista, ni que el mundo se este yendo a pique con sus cambios climaticos y su herida, creada en su mayor parte por el maldito consumo... Pero claro; soy humana. Y como todo humano debo echarle a alguien el peso de mis preocupaciones encima, para deshacerme de ellas y no sentirme culpable.

También puedo echarle la culpa a Marx, Hitler, Franco, Aznar, a algun Carlos segundo o tercero, o incluso, a la Reina de Inglaterra

Pero con eso no soluciono mi pena.

Tampoco soluciono ningun problema, apenas he dado el primer paso; el planteamiento del caso a tratar.

¿Cuál es? El mundo en su totalidad. ¿Por qué?

Porque si no damos un cambio radical, nos lo vamos a cargar.

Ya nos hemos cargado la ética y la moral. Casi por completo la filosofía y su prosperidad. Pero debemos hacer algo con la libertad, pues no se si habéis tomado cuenta de ello pero si el mundo se va a pique o enferma, la libertad se acaba.

En ese momento nuestra libertad tomara por principio el tener limites mortales para la humanidad.

Y yo no estoy dispuesta a soportarlo.

Quiero cambiar vuestra actitud, vuestra caprichosa actitud contra el planeta, que todo nos lo ha dado.

Quiero que penséis. Quiero que os deis cuenta, estudiantes, de que copiar no está bien. Quiero que entendáis, ladrones, que robar no esta bien.

Quiero que comprendáis, maltratadores, que pegar a la persona que se ama, no hace que sea vuestra, que no está bien. Quiero hacer reaccionar a mi raza.

Quiero subirme al cielo y gritar para que todos podais escuchar:

¡ Daros cuenta! ¡Mirad a vuestro alrededor! ¡Todo debe cambiar!