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GAIZKA LASA
Martes, 13 de mayo 2008, 10:28
La alegría que caracteriza siempre a su rostro ha contagiado últimamente al pedaleo de este joven valor de nuestro ciclismo. A sus 20 años derrocha vitalidad e ilusión, mientras que su prometedora evolución justifica un optimismo que concuerda con su carácter positivo. Aún sin definir como ciclista, su clase le ha hecho pasar de las medallas de la pista a los maillots que certifican calidad en la ruta.
- ¿Tú no eras pistar?
- He tenido la suerte de correr importantes pruebas en esa modalidad, como las Seis Horas de Euskadi de este año. Pero nunca he descuidado la carretera. Además ahora soy más optimista y veo que puedo tener alguna opción. Llegué a pensar en dedicarme en exclusiva a la pista, pero es un mundo más cerrado, y si puedo destacar en ruta sería un sueño brillar como profesional.
- Después de esta semana, ¿han cambiado tus expectativas?
- No. He sido el primer sorprendido por mi rendimiento. Pero sólo pienso en mejorar y trabajar día a día. Tengo mucho que mejorar.
- ¿Por ejemplo?
- Todavía tengo que afinar. Peso 67 kilos con 1,76 de altura. Me dan envidia esos que están tan fibrosos. Veo a algunos comer dos y tres platos en el hotel, y están super finos. Me gustaría pesar 58 kilos como mi compañero de equipo y amigo Gari Zabaleta.
- ¿Cómo te defines como ciclista?
- Me desenvuelvo bien en carreras llanas. Por ejemplo disfruto en Valladolid y ese tipo de carreras planas y en plan clásica. Voy bien en repechos cortos, y en puertos tendidos. También creo que acierto a la hora de colocarme. Las horas en la pista me han ayudado a la hora de esa lucha por la posición. Pero en puertos de más desnivel lo paso peor. En Erlaitz por ejemplo lo pasé mal. Llegué arriba exhausto, aunque no perdí mucho.
- Para no subir Bidasoa no es la mejor carrera.
- Me empecé a dar cuenta de que podía optar a un buen resultado en la etapa de Oiartzun. Ver que después de Agiña y Aritxulegi sólo quedaban seis o siete por delante me dio mucha moral. Luego temí por perder una buena clasificación en la última etapa, justo antes de Perurena cuando se movió el líder y la carrera quedó loca, sin ningún control, y sin pinganillo que infundiera un mínimo orden.
- Al final noveno en la general, y casi una etapa.
- Fue una pena. Entré en el repecho de la meta de Hondarribia ligero de desarrollo para llegar hasta arriba sin cambiar. Y a unos metros de meta me saltó el piñón y pedaleé en vacío. ¡Ahí va! No sé qué pasó. Pero fue una faena gorda. De todas formas librar todas las caídas de ese día ya fue todo un triunfo (ríe).
- ¿Conocerías bien el recorrido?
- Sí. He pasado mil veces por las carreteras de las etapas de este año. Y Ezkurra, donde hubo tantas caídas, me lo conozco como el pasillo de mi casa. Preparé con mucho mimo la Vuelta. Esta carrera es especial. Me ha llamado la atención todo el montaje, lo bien organizado que está, el despliegue mediático...
- Y para colmo, al día siguiente campeón de Gipuzkoa.
- Estoy encantado. Me he encontrado muy muy bien. Pero tengo que decir que Gari Zabaleta hizo un buen trabajo. La verdad es que temía que se me escapara la victoria porque Gari Bravo era un rival muy fuerte. Ha demostrado ser un gran corredor, y eso que es de primer año.
- Y en el podio: txapela, maillot y...¡Sorpresa!
- Sí, la txapela es especial siempre. Pero lo de mi madre fue bonito. Al parecer no tenían chica para los besos y le pillaron a ella. «¿Qué haces aquí?», le dije. Y me alegré cuando me lo explicó. Se lo merece porque va a todas. No se pierde ninguna.
- Así que tienes buena afición.
- Buena no. Muy buena. La familia me sigue a todas partes, y esta victoria va para ellos. Pero también la cuadrilla me anima allá a donde vaya. Han estado en todas las etapas de la Vuelta.
- ¿Así que has vivido el ciclismo desde siempre en casa?
- ¡Que va! Empecé a correr con trece años, como infantil. Hasta entonces jugué a lo que todo el mundo: fútbol y pelota sobre todo. Pero era malo en todo, y me decidí por la bici, para sorpresa de los de casa. Además era gordito, y no entendían cómo me metía en el mundo de la bici. La primera carrera que gané fue el campeonato de Gipuzkoa, en infantiles.
- Desde entonces, ¿has tenido algún ídolo al que quisieras parecerte?
- Siempre me gustó Jalabert. Era mi favorito y el que quería que ganara.
- Y además de la bici, ¿qué le gusta hacer a Andoni Blázquez?
- Quedar con mis amigos. Creo que es importante desconectar del ciclismo de vez en cuando para no obsesionarse. Me gusta atender a mi gente, ahora que tengo tiempo.
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