Odón Elorza
Martes, 10 de junio 2008, 03:39
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Estoy saliendo del campo y veo a la afición realista más que triste desesperada, hundida. No se merecían este resultado adverso los 3.000 realistas que dieron un ejemplo de entusiasmo y apoyo a sus colores durante todo el maldito partido. Ellos hicieron su papel de modo ejemplar. Algunos jugadores, en cambio... lo dudo. Era la oportunidad para asegurar el ascenso. Por eso se quedaron mudos, paralizados durante largos minutos en las gradas, sin moverse, como esperando una explicación o un saludo gratificante de los jugadores de la Real, cuando el Alavés sentenció en el último segundo y el árbitro salió corriendo hacia el vestuario. Es fútbol, me repetía en mi cabeza, solo es fútbol. Pero las lágrimas y la tristeza de miles de guipuzcoanos perdiendo la ilusión de una manera tan dura por inesperada merece mi reconocimiento y admiración. Nos acordaremos de este episodio. ¡Aúpa realistas!
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