Las diez noticias clave de la jornada
Una joven esnifa una raya de cocaína. /DV

El cocainómano medio tiene 31 años, trabaja y vive con sus padres

Las peticiones de tratamiento en Proyecto Hombre se cuadruplican en ocho años

A. P.

Miércoles, 25 de junio 2008, 03:23

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El cocainómano medio español es un joven en la treintena, hombre casi siempre, que vive con sus padres y trabaja en medio de una normalidad sólo aparente. Es el retrato del adicto que Proyecto Hombre difunde de nuevo en vísperas de la celebración, mañana, del Día Mundial contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas. La efeméride llega acompañada de malas y buenas noticias.

El consumo de cocaína sigue disparado en España -casi el 3,5% de la población entre 15 y 64 años la ha catado alguna vez- a pesar del descenso de tres puntos porcentuales entre los escolares de 14 a 18 años, el primero en trece años, detectado meses atrás por la Encuesta Escolar del Ministerio de Sanidad. La buena nueva es que aumentan las peticiones de tratamiento entre quienes están dispuestos a salir del infierno.

En Proyecto Hombre el número de solicitudes se ha cuadruplicado en los últimos ocho años; de los 767 del año 2000 a las 3.427 personas atendidas en el ejercicio 2007. De ellas, 417 prestaron sus datos y sus circunstancias para dibujar el perfil del cocainómano que llega a esta organización para redimirse. Casi la mitad, el 45,5% consumía polvo blanco a diario. Otros tantos tenían un patrón variable de consumo. Sólo el 9% eran usuarios de fin de semana.

El 91,6% son varones, con una media de edad de 31 años y en torno a una década de historial con las drogas, aunque también se dan casos de chavales de 15 años que dan sus primeros pasos por el filo de la navaja.

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El mayor de los de Proyecto Hombre tiene 63 años. El 52% de quienes están en tratamiento están solteros -casi todos viven con su padres- y hay un tercio emparejados. Además, según el perfil elaborado por la Comisión de Evaluación de Proyecto Hombre con la colaboración de la profesora de Psicología de la Universidad de las Islas Baleares, Cristina Fernández, un 48,4% de los consumidores tiene un nivel de formación de estudios obligatorios, aunque sólo el 7,4% realizó estudios universitarios. El 85% trabaja, bien con contrato fijo, temporal o por cuenta propia.

Este último es el caso de Esteban, empresario de 36 años a punto de finalizar la rehabilitación. «Tenía 12 años de consumo a cuestas que había empezado como tantos otros, de fin de semana, fiestas y reuniones de trabajo. Antes de pedir ayuda consumí a diario enganchado sin remedio». La percepción social del riesgo que representa la cocaína aumenta poco a poco, ya no es la droga de los noventa pero «sigue estando demasiado bien vista», advierte. «Está en todas partes», en el ocio y en los negocios, en las discotecas y dentro de los colegios. El peligro para los más jóvenes es que se ha hecho «demasiado accesible». Advierte de que «ahora un chaval de 14 años tiene a mano cocaína sin ninguna dificultad; yo a esa edad no tenía acceso».

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Desde el instituto

Gustavo se enredó con la a la edad del instituto. Tenía 17 años y durante una década vivió con sus padres y llegó a la universidad antes de tocar fondo. No hubo cárcel ni problemas con la justicia. No era un drogata tirado en las calles, pero sí tan alienado como para «que me diera igual vivir que morir». Sus padres «lo sabían pero no lo querían saber». Hoy tiene 28 años, trabaja como terapeuta y «mi madre puede dormir tranquila».

Son historias con final esperanzador que animan a pedir ayuda y obligan a las administraciones, a la sociedad en conjunto, a redoblar esfuerzos para ganar el pulso a ésta y otras drogas. Es necesaria «más formación e información», aunque no basta con ello, convino Jesús Hernández. El presidente de Proyecto Hombre cree que «hay que investigar por qué unos jóvenes se enganchan y otros, en el mismo ambiente, no; saber cuáles son los factores que les protegen de las drogas». Se necesita «una estrategia social global», y una formación en valores que ensanchen las alternativas «demasiado limitadas» que se ofrecen a los jóvenes. COLPISA

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