MIKEL G. GURPEGUI
Miércoles, 9 de julio 2008, 10:16
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DV. Un reconocimiento. Una satisfacción. Un reto. Son algunas de las expresiones con que los responsables políticos de distintas instituciones valoraron ayer el nombramiento por parte de la Unesco de las cuevas guipuzcoanas de Ekain y Altxerri como Patrimonio de la Humanidad, que se vive como el refrendo internacional a un patrimonio que ya se sabía valioso.
La diputada foral de Cultura, María Jesús Aranburu, afirmó ayer en rueda de prensa que la designación «aumenta la responsabilidad en la conservación y divulgación» del patrimonio del territorio. Recordó Aranburu que ambas cuevas han estado desde su descubrimiento «protegidas, cuidadas y estudiadas durante muchos años en silencio absoluto» y después «dando a conocer su riqueza a través de estudios». Por ello, consideró que la decisión de la Unesco es «la culminación de esos esfuerzos, el espaldarazo al trabajo bien hecho».
La declaración como Patrimonio Mundial -denominación oficial de una lista que suele conocerse como Patrimonio de la Humanidad- de las cuevas de Ekain (Zestoa) y Altxerri (Aia), junto a otras quince de la cornisa cantábrica que tienen pinturas prehistóricas, corresponde a la decisión de ampliar al conjunto de «cueva de Altamira y arte rupestre del Norte de España» la inscripción en la lista de la cueva de Altamira, que ya figuraba desde el año 1985.
María Jesús Aranburu subrayaba ayer que «es un día de felicitarse todos y considerar que Gipuzkoa cuenta con un patrimonio muy importante, del que hay que sentirse orgullosos». Agradeció el trabajo «altruista» de estudio e investigación realizado a lo largo de los años por diferentes grupos y asociaciones, como la sociedad de ciencias Aranzadi.
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La diputada fue preguntada sobre el futuro del Palacio Lili de Zestoa, en el que durante la anterior legislatura foral se pensó crear un Museo de la Prehistoria. Aranburu explicó que la Diputación ya cuenta con un proyecto de rehabilitación del edificio, que sacará a licitación «en un plazo muy breve». Cuando concluyan las obras, «se verá qué uso se le da» al Palacio Lili. En todo caso, puntualizó que el posible Museo de la Prehistoria «no se hará en esta legislatura» y, «en principio, la designación de Altxerri y Ekain como Patrimonio de la Humanidad no cambiará esta decisión».
Cierre traumático
Sí anunció la diputada que Ekain Berri, la réplica de la cueva ubicada junto a Deba en el término municipal de Zestoa, se abrirá al público el próximo mes de septiembre.
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Alazne Olaiozola, alcaldesa de Zestoa por ANV, no se atrevía ayer a dar una fecha más concreta para la inauguración de un equipamiento ya prácticamente a punto pero que ha sufrido sucesivos retrasos. «El cierre de la cueva al público fue para algunos traumático, pero el tiempo ha demostrado que se tomó la decisión acertada. Es una pena que la mayoría no pueda conocer la cueva original, pero Ekain Berri va a proporcionar una experiencia muy cercana».
Ahora, la alcaldesa del municipio en el que se encuentran los famosos caballos pintados reconoce que el paso dado en la reunión de la Unesco en Quebec es «la mejor campaña publicitaria posible» para la réplica de las cuevas. La inclusión en la lista de lugares considerados como Patrimonio Mundial es para ella «un sello de calidad, un reconocimiento internacional del valor patrimonial de Ekain».
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También en Aia, municipio donde se asienta la cueva de Altxerri, se respiraba satisfacción ayer. Y es que, como nos decía el alcalde Igor Iturain (PNV), «eso de Patrimonio de la Humanidad suena fuerte. Estamos acostumbrados a asociarlo a grandes lugares bellos de fuera, y que lo apliquen a algo que está en tu municipio es motivo de orgullo».
Iturain comentaba que habían estado muy pendientes de todo el proceso, «sobre todo en la fase inicial en la que hubo dudas de si iban a incluir Altxerri en el grupo de cuevas».
Cornisa cantábrica
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Las cuevas guipuzcoanas entran en la lista de Patrimonio Mundial dentro de un grupo de 17 cuevas de la cornisa cantábrica: Peña de Candamo, Tito Bustillo, Covaciella, Llonín y El Pindal, en Asturias; Chufín, Hornos de la Peña, las cuatro cuevas del Monte Castillo, El Pendo, La Garma y Covalanas, en Cantabria; y Santimamiñe, Altxerri y Ekain, en Euskadi.
La Unesco ha valorado explícitamente la «excepcional conservación» y el gran «testimonio para la historia de la civilización» a la hora de declarar el arte paleolítico de estas cuevas como Patrimonio Mundial.
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El comité del organismo internacional ha considerado que estos yacimientos, junto a la cueva de Altamira, representan, en número y en calidad, «una valiosa monografía, excepcionalmente rica y diversa, del arte paleolítico superior».
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