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Rocío ha seguido los pasos de su familia para dedicarse al hockey hierba. / SUSANNA SÁEZ
La promesa de la gemela
Rocío Ybarra

La promesa de la gemela

Desde que se construyó el nuevo campo de Jolaseta, Rocío Ybarra recogió la tradición deportiva familiar para convertirse en una de las jugadoras indiscutibles de la selección española de hockey hierba

J. A. PÉREZ CAPETILLO

Sábado, 26 de julio 2008, 03:31

Hace dos años, en el Mundial de hockey sobre hierba femenino disputado en el Club de Campo madrileño, junto a una bandera española se distinguió una ikurriña en la valla que rodea al terreno de juego. Llevaba el nombre de Rocío Ybarra. La había puesto su hermana gemela Lucía, uno de sus grandes apoyos junto al resto de la familia. Y precisamente será una fotografía de los suyos la que no le falte en el equipaje de Rocío hacia los Juegios Olímpicos, ya que «siempre se les echa de menos, aunque sé que estarán transmitiéndome su fuerza. Espero que puedan venir a verme, pero lo que está claro es que su foto estará en mi habitación».

Gracias a la tendencia deportiva de sus antepasados, Rocío Ybarra cogió el stick desde muy pequeña. A los seis años, después de pasarse toda la primera etapa de su vida correteando por las bandas de los campos de hockey, empezó a darle a la bola siguiendo los pasos de su abuelo Javier Soláun y de su madre Menchu. Luego, el relevo familiar en esta especialidad tan arraigada en Jolaseta lo adquirió su hermano Luis, a quien la pequeña Rocío seguía a todos los partidos que podía. Así que un día se plantó delante de su madre y se prometió: «Yo también quiero que vengáis a verme jugar a mí». Lo consiguió. Y eso que al principio el hockey sobre hierba «no me gustó nada y lo dejé. Pero al año siguiente volví y, gracias a mis amigas, me enganché».

En aquellos tiempos ni se imaginaba que iba a llegar tan alto. Le empezó a gustar la modalidad y cada vez quería ser mejor. Por eso, cierto día le soltó a su entrenador: «Quiero ser buena. ¡Entréname!». Rocío, que saltó del Jolaseta al Real Club de Polo, es una persona muy arraigada a su familia, pero también recuerda a Erdoitza Goikoetxea como un gran apoyo y una referencia a nivel deportivo. «Ha sido un banco en el que apoyarme cada vez que ha habido situaciones difíciles».

Aunque el hockey le ha brindado más que nada triunfos, alegrías y momentos divertidos, como cuando jugaron con la selección sub 21 un Europeo en Alcalá La Real -ella siendo aún de categoría sub 18- y las trataron como a heroínas. «Fue uno de los campeonatos más bonitos y curiosos en los que he participado. La gente nos conocía por la calle y nos sacaba fotos. Da la casualidad de que tengo una hermana gemela y, al final, fue mi hermana la que terminó firmando autógrafos a los niños que se acercaban», recuerda con humor.

Con más de 70 internacionalidades, esta defensora de la selección ha contribuido a que el hockey hierba femenino vuelva a acercarse al nivel que alcanzó tras el oro olímpico en Barcelona 92. Ella es uno de los baluartes del equipo de Pablo Usoz. Junto a Bárbara Malda y María López de Eguilaz, esta vizcaína de 23 años es una de las integrantes vascas de la selección española que estará en la anhelada cita olímpica de Pekín. «Estamos muy animadas y con muchísima ilusión, a pesar de que nos ha tocado un grupo muy difícil».

Incertidumbre

Durante las últimas fechas, Rocío ha sufrido bastante, como el resto de sus compañeras, ante la incertidumbre de la presencia de España en los Juegos Olímpicos tras la exculpación y confirmación de la inocencia de las dos jugadoras que habían dado positivo en un control antidopaje en el preolímpico disputado en Baku. Los informes de la Federación dieron resultado tras un episodio confuso y de película de suspense. Una intoxicación por éxtasis, por medio del aire acondicionado del hotel, fue el detonante del posterior positivo, que también dieron algunos federativos. Rocío Ybarra está feliz porque la selección se había ganado su presencia en Pekín con toda justicia. Y ella, y sus compañeras absueltas, podrán así pelear por una ansiada medalla. «No había explicación a cómo se había llegado a todo esto. Pasaron muchas cosas raras, pero al final demostramos que éramos las mejores y eso es lo que realmente nos importa. Mira, en el caso de que nuestras compañeras no hubiesen podido jugar, te aseguro que ninguna de nosotras lo hubiera hecho. Yo creo que somos un grupo firme tanto para lo bueno como para lo malo».

Repitiendo hazaña

Para Rocío Ybarra, una gran defensora que sube al ataque en cuanto puede, éstos serán sus segundos Juegos Olímpicos, ya que también estuvo presente hace cuatro años en Atenas, donde el rendimiento de la selección no fue el que deseaban. «Los míos serán las segundos Juegos. Cada una es diferente a la otra, pero voy a vivirlas con la misma ilusión que las primeras, aprovechando la experiencia para saber actuar y no caer en los mismos errores».

La jugadora vizcaína espera que las cosas cambien en Pekín porque «si vas pensando que no tienes posibilidad alguna de medalla, creo que lo mejor sería ni siquiera presentarse a competir». Allí se toparán con equipos muy potentes que parten con la vitola de favoritos. «Es difícil rememorar el oro de Barcelona, pero unos Juegos siempre son diferentes». En Pekín se acordará mucho de su familia e «inevitablemente, más de mi hermana gemela, ya que es un sueño que empezamos juntas».

Hoy en día, el hockey sobre hierba es su vida. Lo considera como «un deporte muy vistoso en el que se necesitan conocer sus muchas reglas para poder disfrutar de él. Es una modalidad de la que no se sabe mucho, pero la gente que lo prueba no tiene escapatoria. Es como una tela de araña». Lo define una jugadora que empezó a escribir crónicas de las jornadas de la liga femenina en Internet bajo el título .

Rocío Ybarra valora que el deporte del hockey hierba permita «que seamos unas de las pocas selecciones españolas que vamos con representantes masculinos y femeninos a los Juegos. Aunque se trata de un deporte amateur, damos mucho juego y estoy segura de que aquéllos que nos vean desde el principio terminarán enganchándose a nuestros partidos». Sobre todo, la familia de la propia Rocío. Ahora van a verla a ella. Y al más alto nivel. Ya tiene la promesa cumplida.

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