El Akaba ganó ayer en el útimo suspiro. /LUSA
BALONMANO

El Akaba sufrió lo indecible para evitar la revancha

alza hasta la cuarta plaza europea en detrimento del Mar Alicante

XABIER GALARTZA

Domingo, 1 de marzo 2009, 03:55

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DV. El polideportivo de Bidebieta estalló con el último gol anotado de contraataque por Tervel prácticamente bajo la bocina. Y es que no fue para menos, ya que significaba la primera ocasión que se ponía por delante en todo el partido, frente a un durísimo rival al que pudo desbancar de la preciada cuarta plaza europea. La tensión de los últimos segundos y la evolución de las acciones fueron un calco de la clasificación lograda el pasado año a semifinales de la Copa EHF en Dinamarca.

El Akaba, fiel a su línea irregular, mostró ayer sus dos caras. Completó una primera parte anodina. De salida recibió un importante sopetón con un parcial de 1-7. No fue capaz de reducir diferencias hasta después el descanso (7-14). La rotación del banquillo, ya que no quedó ninguna sin salir a la pista, no tuvo el efecto esperado.

La actuación de su ex compañera, la guardameta Llanos Trigueros hizo mucha mella en el ataque donostiarra, al sacar balones que eran goles cantados. Adivinó en repetidas ocasiones la trayectoria del balón, para desgracia local. La acumulación de exclusiones fue otra de las rémoras que tuvo que capear el Akaba hasta el segundo periodo, en el que se produjo la remontada de manera paulatina.

En defensa fueron incapaces de contener a la eficacia anotadora del binomio formado Begoña Fernández e Isabel Ortuño. Las recuperaciones de balón y la eficacia de los contragolpes certificaron una remontada que se hacía impensable durante el primer periodo. Gran victoria.

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