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FERNANDO SEGURA
Domingo, 22 de marzo 2009, 10:37
DV. 180 segundos. Este es el tiempo que se tarda en dejar a la espalda las escarpadas montañas guipuzcoanas y volcarse sobre la Llanada alavesa. Sólo tres minutos son necesarios para cruzar los túneles de Arlaban (AP-1). Los nuevos tubos (uno en cada sentido), los más largos, modernos y seguros de la red viaria de Euskadi, permitirán pulverizar en un santiamén la barrera física y psicológica que se alzaba entre Gipuzkoa y Álava. El muro del puerto de Arlaban pasará a la historia y los dos territorios quedarán conectados por la autopista Eibar-Vitoria (AP-1), un vial jalonado de colosos y cuyo máximo exponente son los túneles de Arlaban, oficialmente bautizados como de Isuzkitza.
El calendario aprieta, pero parece que se cumplirán los últimos plazos, después de acumular año y medio de retraso. La autopista está abierta al tráfico desde Eibar hasta Arrasate. La Diputación ha asegurado que antes de Semana Santa se abrirá el tramo que conectará Gipuzkoa con Álava, es decir, el recorrido entre Eskoria-tza y Arlaban. Sin embargo, la fase desde Eskoriatza hasta Arrasate se retrasa hasta junio, fecha final de apertura de la AP-1. En ese intervalo, entre ambas localidades se circulará por la carretera actual.
Terminado en un mes
DV visitó el viernes las obras del túnel y constató que quedan remates por ejecutar, pero el grueso de la enorme infraestructura está ultimado. Ha pasado justo un año desde la anterior visita efectuada por este periódico a la infraestructura y la descomunal oquedad de piedra triturada por máquinas dinosáuricas se ha transformado en una perfecta obra de ingeniería.
Borja Jáuregi, director general de Bidegi, y Marisa González, directora de Explotación de la empresa foral, afirman que los túneles funcionarán a la perfección dentro de un mes, aunque reconocen que quedarán pequeños detalles que se rematarán tras la inauguración.
Los datos apabullan: 3,4 kilómetros de largo, 46 ventiladores, 63 postes SOS, 247 altavoces, 11 galerías de conexión entre tubos, 81 cámaras de control de TV, 142 equipos de señalización variable...
La velocidad máxima de circulación será de 100 kilómetros por hora, en lugar de los 80 que rigen en la mayor parte de los túneles. Borja Jáuregi indica que los 100 kilómetros por hora están permitidos por la normativa y añade que el trazado del túnel y la pendiente (2%) permiten circular a esta velocidad con total seguridad. Eso sí, se insistirá mediante mensajes en los paneles de información de la necesidad de mantener la distancia de seguridad, en el caso de Arlaban con algunos metros más de margen que en el resto de los túneles.
Los móviles podrán funcionar dentro de los tubos. La infraestructura dispone de todos los elementos para recibir y emitir señal. Ahora depende de las compañías de telefonía establecer las conexiones.
La seguridad para los conductores ha sido la obsesión en el diseño de las instalaciones. Los túneles disponen de todo tipo de cámaras y sensores que envían información e imágenes en tiempo real al centro de control situado en Bergara. El tráfico está controlado en toda la longitud durante las 24 horas los 365 días del año.
Incendios
Los conductores, cuando circulen por Isuzkitza, advertirán que a ambos lados del túnel, cerca de la bóveda, discurre una estructura metálica que soporta los focos de iluminación. Además, esta instalación aérea sostiene el circuito cerrado de televisión, compuesto por una serie de cámaras fijas instaladas cada 100 ó 150 metros, dependiendo de los tramos. En las bocas se sitúan cámara móviles.
Una de las principales preocupaciones a la hora de diseñar túneles, máxime cuando son kilométricos, es la respuesta ante incendios.
Las instalaciones para combatir el fuego y el humo son espectaculares. Sobre la bóveda de los túneles cuelgan enormes ventiladores, del tamaño de motores de aviones, cuyo fin es expulsar la humareda que se pudiera registrar tras un siniestro. Los ventiladores también se activan en situación normal cuando es preciso reducir el índice de contaminación en el interior de los tubos.
La bóveda está recorrida por un cable-sensor que detecta el aumento de temperatura y el punto exacto donde se registra. Además, existen otros detectores convencionales.
Los túneles disponen de estaciones de emergencia situadas en las bocas y cada 150 metros. Estas zonas, dotadas con puertas que pueden resistir el fuego durante dos horas, sirven de refugio ante un incendio para las personas que queden atrapadas. Estas estaciones comunican los dos tubos de los túneles, de forma que los equipos de emergencia pueden acceder desde el que está expedito.
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