
I.DOMÍNGUEZ
Jueves, 26 de marzo 2009, 03:00
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DV. La investigación de la pista italiana del caso 'Pertur', el ex dirigente de ETA político-militar Eduardo Moreno Bergaretxe desaparecido en 1976, se trasladó ayer a Roma para recabar el testimonio de tres ex neofascistas italianos y averiguar qué fiabilidad puede tener esta hipótesis en la investigación de este asunto. El interrogatorio esencial para las pesquisas del juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu era el de Pierluigi Concutelli, terrorista neofascista de los setenta y condenado a cadena perpetua, que no prestó declaración porque se halla en Venecia en arresto domiciliario por enfermedad. Fuentes de la delegación presente ayer en Roma dijeron que se pedirá otra comisión rogatoria para interrogarle en esta localidad. El interrogatorio de ayer se desarrolló en la Corte de Apelación de Roma en presencia del magistrado Fernando Andreu, del magistrado de enlace, Jesús Santos, y del abogado de la familia Moreno Bergaretxe.
Concutelli, que en aquel periodo se encontraba en España, al igual que muchos neofascistas italianos en contacto con los servicios secretos y la extrema derecha españoles, habría relatado presuntamente que una vez secuestró a un miembro de ETA y lo entregó a grupos parapoliciales españoles. Es lo que, supuestamente, contó a su compañero de celda Angelo Izzo, pijo neofascista romano y psicópata sexual condenado a cadena perpetua. Él es quien luego desveló este supuesto relato a la Justicia italiana en los ochenta.
El problema es que sus numerosas revelaciones, en varios misterios italianos, no siempre han sido fiables. Tres décadas después, la clave es confirmar si Concutelli corrobora estos hechos y, si lo hace, si la víctima de ese secuestro fue El juez italiano Giovanni Salvi, que investigó sin éxito esta trama en los años ochenta, llegó a la conclusión de que en esta fase en la que Izzo realizó sus revelaciones, antes de una fuga de la cárcel, éstas eran de «mucha fiabilidad». Después fue capturado y comenzó una fase de cooperación con la Justicia, según Salvi, «para obtener beneficios».
'La factoría' de Barcelona
Izzo fue uno de los dos interrogados ayer y confirmó sus declaraciones precedentes sobre la presencia de un grupo terrorista italiano en España y sobre Concutelli. Volvió a afirmar que desconoce la identidad del etarra presuntamente secuestrado. Además, siempre de oídas, habló de una masía en las afueras de Barcelona, llamada 'La factoría', en la que el grupo italiano torturaba a sus secuestrados, según detalló. Izzo dio el nombre de Jean Pierre Cherid, ex miembro del grupo francés OAS y luego de los GAL, como uno de los líderes del grupo. Explicó a la comisión que tuvo relación con el Batallón Vasco-Español, a varios de cuyos miembros conoció.
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Izzo también relató que los grupos anti-ETA italianos de los años setenta estaban constituidos en dos grupos. Por un lado, el grupo 'Madrid', que contaba con tres apartamentos y una pizzería llamada el «Appuntamento». El segundo era el 'Barcelona', que contaba entre sus miembros con neofascistas franceses y portugueses, disponía de un apartamento en el barrio chino de Barcelona y de una masía en las afueras que utilizaban para trasladar a las personas secuestradas y allí les sometían a interrogatorios con torturas.
En la época de la desaparición de Izzo estaba ya detenido, pero había tenido una estrecha relación con Concutelli, quien le contó posteriormente que habían secuestrado a un miembro de ETA al que habían trasladado a 'La factoría', donde fue torturado y le hicieron desaparecer.
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Izzo, que no pudo reconocer a en fotografías, precisó que Concutelli sólo le habló de un secuestrado de ETA pero que no le dio nombres, según las fuentes judiciales. También le contó que secuestraron a un industrial del País Vasco, una acción que había sido imputada a ETA. Izzo confirmó asimismo al juez Andreu la entrega en aquella época de un suministro de armas y explosivos por los servicios secretos policiales españoles a los neofascistas italianos, entre ellos, una metralleta marca 'Ingrand', que luego le fue intervenida a Concutelli como arma homicida con la que asesinó al juez Occorsio.
Los albaranes localizados finalmente por la Justicia italiana en su día confirmaron que la metralleta fue encargada por el comisario español Mariano Conesa a una fábrica de armas norteamericana.
El segundo interrogado de ayer es Sergio Calore, otro ex neofascista que orbitó en torno al grupo italiano y luego colaborador de la Justicia. Ahora está en libertad. Corroboró la existencia de la masía que, afirma, llegó a visitar. Según su testimonio, citado por «servía para preparar acciones contra ETA y los asesinados eran enterrados en un bosque».
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