X.G.
Domingo, 29 de marzo 2009, 05:27
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El Arrate se ha caracterizado por ofrecer dos caras bien diferentes en los partidos jugados en las dos rondas precedentes que finalmente logró superar con serios apuros.
En ninguna de las dos fue capaz de mantener una línea regular. Lo hizo frente al Kolubara, equipo al que llegó abrir un hueco de diez goles, y también frente al Arhus. Ahora, ante el CAI Aragón no se puede decir que haya completado una brillante actuación y tampoco se puede comparar el mayor nivel de los maños respecto al de serbios y daneses. Por eso, es de esperar que la buena actuación de la eliminatoria la haya reservado para Zaragoza.
En Ipurua hubo momentos en que se encontró desarbolado ante el rodillo maño. El momento más crítico llegó con los siete goles de diferencia que subió Víctor Álvarez al marcador al finalizar un contragolpe (18-25) cuando todavía quedaba un cuarto de hora por jugar.
El tiempo muerto de Julián Ruiz no se hizo esperar. Volvió a recurrir a Unai Arrieta para que jugara de central, con el fin de que ayudara al equipo a salir del pozo. Y poco a poco así fue. Antes de ir a Zaragoza, el Arrate recibe el martes al Almería en Liga.
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