
A. LERATE
Jueves, 16 de abril 2009, 03:15
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DV. La joven irunesa Nagore Laffage llamó por el móvil al teléfono 112 de emergencias antes de ser asesinada el pasado 7 de julio en un piso de Pamplona. Ese extremo de la investigación, que era ignorado hasta la fecha, salió ayer a la luz en el relato de los hechos que realiza el fiscal en sus conclusiones provisionales. Según se recoge en el escrito, la llamada fue recibida en la central de emergencias «sin que pudieran actuar desde tal centro».
El fiscal anuncia en sus conclusiones que solicitará 20 años de prisión por un delito de asesinato para José Diego Y.V. por la muerte el pasado 7 de julio de Nagore, así como una indemnización de 300.000 euros para los padres de la víctima. La joven de Irun, de 20 años y enfermera en prácticas en una clínica pamplonesa en la que el acusado trabajaba como psiquiatra, fue hallada muerta el pasado 7 de julio en un paraje de Olondriz (Navarra), y horas después fue detenido como imputado el pamplonés de 27 años, quien reconoció la autoría del crimen al declarar ante la juez de instrucción número 2 de Aoiz.
El escrito de acusación del Ministerio Público, que fue notificado ayer a las partes por el Juzgado de Instrucción número 1 de Pamplona, órgano encargado de la investigación del crimen, explica lo que ocurrió en la mañana del pasado 7 de julio, cuando José Diego Y.V y Nagore Laffage se encontraron en la calle en Pamplona sobre las 07.00 horas y decidieron ir a un piso del joven. El fiscal precisa que Nagore «se dirigió directamente al acusado, sin saludar prácticamente a sus amigas que allí se encontraban, diciéndole Nagore algo al oído de José Diego e inmediatamente se fueron ambos juntos abrazándose en dirección» al piso.
«Paralizada e inerme»
Una vez en el domicilio, José Diego y Nagore «comenzaron de mutuo acuerdo ya en el ascensor a besarse, abrazarse y a tener contacto físico de forma apasionada», una situación que se prolongó en el interior de la vivienda, «donde el acusado de forma violenta desnudó a Nagore hasta quitarle su ropa interior, momento en el que ésta le dijo al acusado que no quería continuar en esa conducta sexual».
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Esto motivó que el joven «de manera deliberada la golpease en diferentes partes del cuerpo, le cogiese por el cuello y le apretase hasta privarle de respiración», lo que provocó que la chica «se quedara paralizada e inerme durante un tiempo no determinado». El escrito del fiscal relata que a las 10.04 horas Nagore localizó el teléfono móvil del acusado, con el que logró conectar con el teléfono de emergencias 112, donde, pese a recibir la llamada, no pudieron actuar, de forma que el acusado en ese momento se percató de la conducta de la chica. Volvió entonces a agarrarla por el cuello «apretándole fuertemente hasta causarle la muerte por asfixia mediante estrangulación manual», acción que realizó «con total facilidad al aprovechar la situación de absoluta indefensión de aquella, por hallarse semiinconsciente y aturdida sin capacidad física para repeler la agresión».
Una vez muerta Nagore, el acusado la introdujo en bolsas, limpió el piso y trasladó el cadáver al paraje llamado de Oianburu de Orondritz (Navarra), donde lo ocultó, aunque éste fue hallado por terceras personas ese mismo día a las 17.45 horas. Por todo ello, el fiscal considera a José Diego Y.V. responsable de un delito de asesinato sin circunstancias modificativas de su responsabilidad, y pide para él 20 de años de prisión y la prohibición de aproximarse por cinco años a los padres de la víctima, para cada uno de los cuales pide una indemnización de 150.000 euros por daños morales.
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