Caminos ya recorridos

No es fácil para una carrera de tres semanas encontrar recorridos diferentes, atractivos, innovadores. Entre otras razones, porque hay lugares que hay que repetir, Pirineos, Asturias, las montañas de Andalucía o Andorra. Son los que terminan por configurar una prueba ciclista.

La presente edición de la Vuelta está recorriendo etapas, kilómetros y montañas que ya se cubrieron en 2004, cuando ganó la general Roberto Heras y Alejandro Valverde finalizó en cuarta posición. Entonces hubo una contrarreloj en Valencia y luego finales de etapa en Aitana, Xorret de Catí, Caravaca de la Cruz, Calar Alto, en Almería, y Sierra Nevada. Es decir, cinco años después, volvemos a transitar caminos conocidos. Desde entonces han cambiado muchas cosas en el ciclismo de este país.

De los quince mejores de la general final sólo están en esta Vuelta Alejandro Valverde (cuarto entonces), José Ángel Gómez Marchante (8º) y Samuel Sánchez (15º). Dos de esos nombres, Valverde y Samuel, luchan por el triunfo final. Entre los quince primeros de aquella Vuelta sólo hubo un extranjero, Stefano Garzelli, undécimo.

Todo lo que hemos comentado viene a cuento para explicar que el cambio, a peor, ha sido total. Corrieron esa Vuelta ocho equipos españoles: Café Baqué, Relax, Kelme, Paternina, Euskaltel, Illes Balears, Liberty y Saunier Duval. Ahora tenemos cinco equipos, solo que uno de ellos tiene patrocinador francés. Hemos perdido toda la clase media y el dinero público sólo mantenía a una de aquellas formaciones, Euskaltel, aunque ayudaba a otras dos.

En cinco años, el cambio ha sido brutal. Nos hemos quedado sin clase media alta, sin proyectos de ciclistas de futuro. Lo grave no es que esto haya sucedido, que lo es, lo peor es que quienes se tienen que dar cuenta de hacia dónde vamos no lo hacen.

Los datos no engañan casi nunca. Recorremos caminos ya trillados, muy parecidos, eso sí, con un panorama y protagonistas muy distintos.