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Navidad. Grupo de escolares de la ikastola durante la Navidad de 1969 ó 1970 posan acompañados por las primeras 'andereños' y 'maisus' en la Herriko plaza . :: DV
Cuatro décadas de Ikastola
ARRASATE-MONDRAGÓN

Cuatro décadas de Ikastola

Las 'andereños' Arantza Barrutia, Ana Mª Arana, Gurutze Uribarren y Mª Luisa Lizarralde fueron las primeras maestras. Las 4 primeras andereños recibieron la medalla de oro de Gipuzkoa

KEPA OLIDEN

Domingo, 20 de diciembre 2009, 04:29

Una veintena de niños de parvulario pastoreados por una delineante reciclada en maestra era a lo que se reducía la ikastola de Arrasate en abril de 1968. Con esas humildes alforjas empezó su camino un proyecto docente cuyo antecedente más próximo se remontaba a la 'euskal eskola' que hasta 1936 funcionó en la Casa Cural. Treinta años más tarde, con el franquismo enfilando su recta final, la enseñanza en euskara volvía a resurgir en Arrasate nuevamente de la mano de la Iglesia.

Un aula improvisada en las dependencias del Centro Católico de la calle Iturriotz alumbró la primera ikastola moderna en la primavera del 68. Los demográficamente prolíficos años sesenta y el fervor de muchos padres por procurar a sus hijos la educación en euskara que ellos no recibieron, dejaron pronto pequeño aquel primitivo parvulario euskaldun.

Su maestra era la garagartzarra Arantza Barrutia, hija del caserío Perikona y oficial delineante por la Escuela Profesional de don José María. Su predestinación 'natural' a ocupar un puesto en la pujante industria local se torció por intervención de su hermano mayor Jokin. Entre sus consejos para que continuará estudiando, su amor por el euskara y su gusto por los niños, la jovencísima Arantza se embarcó en la carrera docente tras un apresurado curso de reciclaje en Donostia. En abril de 1968 era la primera y única 'andereño' de Arrasate, y por ello ha sido una de las galardonadas con la Medalla de Oro de Gipuzkoa junto con las también 'andereños' Ana Mari Arana, Gurutze Uribarren y María Luisa Lizarralde.

Las primera, junto con Adela Ibabe (fallecida en 1973), ambas aramaioarras, se incorporarían en setiembre, coincidiendo con el inicio del curso 68-69. Las dos poseían el título de magisterio, carrera que habían cursado en Vitoria, y además tenía experiencia docente.

Impartieron clases en la Escuela Profesional, llamadas por don José María, en el curso 64-65. Al año siguiente Ana Mari trabajó de maestro volante cubriendo bajas en diversas localidades mientras Adela ejercía en las escuelas de Oñati.

Tras un año en Donostia realizando un curso preparatorio, Ana Mari y Adela se incorporaron a la ikastola en setiembre de 1968, en las recién acondicionadas instalaciones municipales de la calle Maisu Aranbarri de Musakola. La ikastola trasladó allí su sede porque, con más de medio centenar de alumnos, ya no cabía en el Centro Católico. Pero Ana Mari recuerda que ella también estuvo allí. «En abril del 68 vine a Arrasate a ayudar a Arantza en la puesta en marcha de la ikastola del Centro Católico». Después se marchó a Donostia y Arantza continuó en solitario hasta setiembre.

Año a año la ikastola iba creciendo, y para el curso 1969-70 se habilitó una segunda dependencia escolar en San Andrés. La ampliación también trajo consigo nuevas incorporaciones, como las de las arrasatearras Gurutze Uribarren y María Luisa Lizarralde y la elgetarra Nerea Aranzeta. Las dos últimas, junto con Ana Mari Arana se hicieron cargo del nuevo centro de San Andrés. Musakola quedaría al cargo de Arantza Barrutia, Adela Ibabe y la amezketarra Maritxu Morea y el errezildarra Xabier Arruti, el primer maestro varón que tuvo la ikastola. Gurutze Uribarren inició su carrera docente en Oñati pero regresó a Arrasate a tiempo para estrenar la nueva ikastola de Gazteluondo en el curso 1970-71.

Ilusión y trabajo

Fue un tiempo de «ilusiones y trabajo infatigable, con reuniones y más reuniones que muchas se prolongaban hasta las 8», rememora Arantza Barrutia. Esta veterana andereño sigue aún en activo en Arrasate Herri Eskola, donde ha continuado ejerciendo la docencia «con los mismos ideales y los mismos principios euskalzales y pedagógicos» que le llevaron a embarcarse en la primera ikastola hace ahora más de 40 años. Se jubila este año.

De la precariedad de medios y recursos con que inició aquel proyecto educativo euskaldun semiclandestino hablaba la ya retirada Ana Mari Arana al recordar cómo la Guardia Civil «nos hacía acudir al cuartelillo cada 15 días y nos amenazaban constantemente con retirarnos el título. Y encima nos llamaban 'zapatilleros' por correr en las manifestaciones contra el Proceso de Burgos».

La falta absoluta de material lectivo -«no teníamos ni plastilina, ni pinturas ni nada»- era sorteada mediante el contrabando desde Baiona, actividad que les acarrearía alguna que otra detención y multas de hasta 4.000 pesetas tras ser descubiertos en la frontera.

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