Mario posa en Artaleku con un balón del deporte que le dió todo. :: FERNANDO DE LA HERA
Mario Hernández, Ex-jugador de la élite balonmanística de todos los tiempos

«El día que yo nací, mi padre pescó cincuenta kilos de angulas»

Se confiesa un auténtico apasionado del Alarde y desfila como 'txilibito' en la Compañía de Behobia desde los 14 años

MAÑU DE LA PUENTE MAÑU DE LA PUENTE manudelapuente@yahoo.es

Domingo, 10 de enero 2010, 03:57

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Es uno de los deportistas con mayor solvencia y éxito personal que ha dado Irun en mucho tiempo. Jugó 17 años en División de Honor de balonmano y diez con la selección española. En 132 ocasiones lució la internacionalidad. Nació en la 'República Independiente de Behobia', como él mismo apunta, hace 55 años. Se trata de Mario Hernández Diéguez, hijo de Paco 'Salamanca' y Carmen, que ya nos dejaron. Está casado con ese cielo de mujer que es Mentxu Oquiñena, «todo bondad y alegría» en palabras de nuestro interlocutor, que la considera como algo fundamental en su vida. Han traído a este mundo a Ainara y a Mario, los dos volcados con la música. Élla estudia en el Conservatorio de Donostia y él, en Musikene. Le gusta correr y andar en bicicleta, a la par que entrena a las chicas de balonmano del Aviron Bayonnais. En su vida profesional es el responsable comercial para el País Vasco de Air Liquide Medicinal, una multinacional francesa implicada en el sector hospitalario. Es buen conversador y encima buena gente. ¿Quién da más, Mentxu?

- ¡Aúpa Mario! que te veo como muy en forma.

- Procuro estarlo. Ya sabes, los que hemos hecho mucho deporte, solemos mantener esa costumbre.

- Oye, conozco a muy pocos Marios. No sé, Mario Cabré, Mario Moreno 'Cantinflas'...

- La verdad es que antes no había mucho Mario, pero cada vez conozco más. Ahora, incluso, ya tengo un sucesor en casa, que era lo fácil.

- Echemos un repasillo a tu vida. Me cuentan que tienes una anécdota del día en que naciste.

- Te cuentan bien, porque entonces no dejaban entrar a los aitatxos a la Residencia, para los partos. Se quedaba la ama con el tema y punto, de manera que mi padre se vino para casa a la espera de noticias. Paco 'Salamanca', como así se le conocía, era un angulero de primera, mientras se lo permitía su trabajo en Palmera. Así que, esa noche se puso por la labor y cogió, sólo en esa noche, cincuenta kilos de angulas. Eran tiempos de mucha pesca angulera. Así que, una, Carmen, estaba pariendo; y otro, Paco, pescando, mientras a mí me daba por nacer.

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- O sea que tú te habrás puesto tibio de angulas, ¿no?

- No, ni tibio ni nada. Mira, veía tantas angulas en casa que llegué a aborrecerlas. Y eso que de pequeño le solía acompañar al aita algunas noches al Bidasoa con el farolillo.

- Luego aterriza el Mario adolescente. ¿Cómo era ese Mario?

- Como cualquier chico de su edad. Todos jugábamos a fútbol, como tú, que ya ganamos más de un título cuando éramos jóvenes. Por ejemplo, con 'El Agrícola', que entrenaba Kotxelo Oyarbide. Me llamó Ernesto Isarch para ir al Real Unión, pero elegí el balonmano y no por nada especial, sino porque mis amigos escogieron ese deporte. La cuadrilla era la cuadrilla y me fuí para La Salle con, entre otros, Venancio Rojo, José Ramón Arribas, Joxemi Larzabal, José Eduardo Egiazabal o Antonio Urtizberea. Ellos lo dejaron en juveniles, yo seguí.

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- Como que fue un acierto...

- La verdad es que se me dió muy bien. De La Salle pasé a División de Honor con el Bidasoa. Me nombraron mejor deportista juvenil guipuzcoano dos años y también mejor deportista guipuzcoano absoluto en una ocasión. Total, que estuve dos años en el Bidasoa y me fuí para Alicante. Recuerdo que mi primera ficha fue de cinco mil pesetas y que me daban otras 500 por partido ganado.

- Lo del Calpisa fue fuerte, ¿no?

- Pues sí, aunque tuve de todo. Yo me fuí para Alicante con 18 años. Llegué un uno de agosto y veinte días después pedía la baja. No me hallaba, era un crío. Total, que la directiva me pidió que hiciera un esfuerzo y seguí, de manera que empecé a hacer amigos y todo cambió. Estuve seis años allí y gané cinco Ligas, cinco Copas y una Copa de Europa. El equipo era una especiede Real Madrid del balonmano. Con decirte que tenían un directivo sólo para dedicarse a los cumpleaños de los familiares de los jugadores...

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- Coincidiste con Natxo Novoa.

- Sí, porque Jesús Albisu y yo le conocíamos. Se lo comentamos al presidente y acabó viniendo.

- Luego sigues lejos de Irun.

- Sí, llegaron las etapas del Caja de Ronda en Málaga y la vuelta al Tecnisán. El último año volví al .

- Y empiezas a entrenar...

- Con el Corteblanco de chicos. Subimos a Primera, pero el club renunció a la categoría y lo dejé. Después, me llamó el presidente del Hernani y cogí el equipo femenino. Lo metí en la Copa. Luego pasé al Corteblanco Bidebieta y logramos muy buenas posiciones. A continuación, me fichó el Bidasoa con Beñardo de presidente, pagando un dinero al Corteblanco por el traspaso. Fue un caso único, creo. Pero, bueno, estuve dos meses y dejé el equipo. No fueron buenos tiempos para el Bidasoa. Y ahora estoy con las chicas mayores del Aviron Bayonnais, donde mi hermano Txuma ha entrenado a las . Estoy muy contento, es un gran club.

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- ¿Y cómo es el Mario del medio siglo rebasado, ya a tus 55 tacos?

- Una persona que está muy a gusto con su trabajo y con su familia. Un irunés de arriba a abajo, que se apasiona con su pueblo y, sobre todo, con el Alarde, con nuestro Alarde. Salgo desde los 14 años como en Behobia y sólo he dejado de desfilar una vez.

- Como así...

- Estaba en los Juegos Mediterráneos, en Argel, donde ganamos la . Pero tocó en esas fechas. Eso sí, yo me llevé el y el día 30 toqué la marcha de San Marcial en la habitación que compartía con Morante. Se quedó flipado. Luego...

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- ¿Sí...?

- Casi me lo pierdo por un torneo con la selección junior en Suecia. Terminamos el día San Pedro y el equipo regresaba el 30. Hablé con el seleccionador y me dejaron viajar un día antes, así que cogí un avión a Madrid y luego el coche-cama para Irún. Llegué a las ocho de la mañana, donde me esperaba mi ama Carmen con la ropa sanmarcialera. Me cambié allí mismo y llegué a tiempo para la 'arrancada'.

- ¿Y qué tal los chavales?

- Sos dos buenos chicos y dos buenas voces, que no sé de dónde han salido. Al margen de sus estudios en el Conservatorio donostiarra y en Musikene, cantan en el Ametsa Gazte, con Jon Aizpuru.

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- Habrán salido a los aitas...

- Pues creo que no, porque no. En todo caso, mi aitatxo cantaba bien pero no mucho más allá. Será que nos van superando en todo. Eso sería lo mejor.

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