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Nuevas estrategias para el bienestar juvenil tras un amplio diagnósticoEl Diario Vasco
Aretxabaleta.
Sábado, 22 de marzo 2025, 20:59
Tras la presentación de los resultados del diagnóstico sobre el Bienestar Emocional Juvenil en Aretxabaleta y Eskoriatza, los resultados del estudio ya están disponibles ... para todos los vecinos y vecinas. El estudio, realizado por los Ayuntamientos de ambas localidades con la colaboración de los profesionales de Garaia, ha generado un gran interés, especialmente entre padres, madres y profesionales del ámbito educativo. Las presentaciones realizadas en ambas localidades fueron bien recibidas y se contó con la participación activa de la comunidad.
Tras analizar las diferentes fuentes y aportaciones, se han identificado una serie de conclusiones generales que abarcan varios aspectos de la vida de los jóvenes en Aretxabaleta y Eskoriatza.
Uno de los aspectos más relevantes del diagnóstico es la «necesidad de abordar la sexualidad de manera integral en el ámbito educativo». Se identifica «la necesidad de trabajar la expresión de los deseos de los jóvenes y tratar cuestiones como el acoso o la amenaza en línea, un problema creciente entre los adolescentes». En este sentido, se recomienda iniciar estos temas desde el primer ciclo de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), abordando también «las relaciones interpersonales de forma que los jóvenes puedan desarrollar habilidades para gestionar sus emociones y establecer vínculos saludables».
En el segundo ciclo de la ESO, la presión social relacionada con la imagen corporal, especialmente influenciada por las redes sociales, es otro tema que se debe tratar de manera profunda. Los jóvenes «cada vez están más expuestos a estereotipos de belleza y expectativas poco realistas, lo que impacta en su salud emocional y autoestima». Por ello, es fundamental «reforzar la educación emocional con programas como EKKO, que proporcionan herramientas para gestionar las emociones y hacer frente a la presión social de manera más saludable».
Además de la educación emocional, se subraya «la necesidad de crear espacios seguros donde los adolescentes puedan compartir sus emociones sin miedo a ser juzgados». Estos espacios se convierten en «una herramienta esencial para que los jóvenes se sientan acompañados y comprendidos en su proceso de desarrollo emocional».
El diagnóstico también señala la importancia de «mejorar la atención en los servicios públicos de salud, especialmente para aquellos jóvenes que puedan estar atravesando dificultades emocionales o trastornos mentales. Se ha identificado la necesidad de agilizar la atención a los pacientes, así como de ampliar el tiempo de consulta, para garantizar que los jóvenes reciban la atención adecuada». Además, se destaca «la necesidad de aumentar los recursos destinados a la atención de personas con trastornos mentales, lo que permitirá una respuesta más rápida y efectiva ante estas situaciones».
La promoción de la salud y la prevención de conductas de riesgo «deben ser parte integral de los esfuerzos por mejorar el bienestar juvenil». En este sentido, se hace un llamado a adelantar la promoción de la salud y los programas preventivos, especialmente en lo que respecta a los consumos de sustancias. Se ha identificado que «los consumos, especialmente de alcohol y otras drogas, están muy normalizados entre los jóvenes, lo que exige un trabajo preventivo más temprano». Se considera fundamental que estos programas tengan en cuenta la perspectiva de género, reconociendo las diferencias entre chicos y chicas en relación con las conductas de riesgo. Mientras que los chicos están más involucrados en el ámbito de los juegos de azar y las apuestas, las chicas son más vulnerables al impacto negativo de las redes sociales.
Otro aspecto crucial señalado por el diagnóstico es la necesidad de adoptar un enfoque comunitario e integral en la prevención de consumos. La normalización de estas prácticas, especialmente en municipios con una cultura permisiva en cuanto al acceso a sustancias, exige un trabajo coordinado entre diferentes actores de la comunidad. Familias, hostelería y los propios ayuntamientos deben colaborar para crear un entorno seguro y saludable para los jóvenes. Es esencial tomar medidas para reducir la accesibilidad a estas sustancias, especialmente entre los menores de edad, y activar la comunidad para involucrarla de manera activa en la prevención.
El diagnóstico también destaca la importancia de la coordinación entre los servicios municipales, los técnicos y las diferentes entidades implicadas en el bienestar de los jóvenes. Es necesario establecer una red de colaboración que permita intervenir de manera integral y abordar tanto los aspectos emocionales, como los relacionados con los consumos y la salud mental.
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