Arrasate-Mondragón

Implantan los primeros 28 contenedores de metálicos ignífugos en Debagoiena

Los datos facilitados por la Mancomunidad evidencian la magnitud del perjuicio económico que originan estas acciones vandálicas. Desde el año 2022 se han contabilizado en Debagoiena 62 quemas con el resultado de 157 contenedores calcinados, con un costo estimado de 165.207 euros.

El año en que más contenedores ardieron fue en 2022, con 56 unidades calcinadas en 17 quemas con un costo estimado de 51.245. En los siguientes años. El grueso de los incendios, como apuntan desde la Mancomunidad, coincide con los periodos de navidad, carnavales y los quintos.

El grueso de los nuevos 28 contenedores metálicos se han colocado en Arrasate, con 15 unidades, más 12 en Aretxabaleta y 1 en Eskoriatza. Se trata de contenedores ignífugos que la Mancomunidad que emplazado en puntos de riesgo, como en el caso de Arbolapeta, una zona rodeada por edificios antiguos con estructura de madera.

Los responsables de residuos de la Mancomunidad han elaborado un mapa de puntos de especial riesgo para ubicar estos contenedores metálicos, cuyo costo es sensiblemente superior a los de plástico.

Como señalan desde la Mancomunidad, la sustitución de todos los contenedores de plástico de los 8 municipios de la comarca por otros nuevos de metal entraña una inversión económica muy elevada.

Por otro lado, estos nuevos contenedores metálicos tampoco carecen de inconvenientes. Como detallan desde el área de residuos, el ruido que ocasiona la tapa metálica al cerrarse sobre el contenedor puede ser molesto, especialmente durante la noche.

Además, los técnicos de la Mancomunidad han detectado que este impacto reiterado de la tapa también ocasiona problemas en la banda magnética que permite la apertura del contenedor.

Además implantar los primeros contenedores de metal, la Mancomunidad ha implementado otras medidas preventivas contra la reiterada quema de los contenedores de plástico. Así, han reordenado la colocación de los mismos de manera que el de color marrón, correspondiente de residuos orgánicos y de mucho más difícil combustión, se emplace entre el amarillo (envases) y el azul (papel-cartón) a modo de cortafuegos entre los contenedores que más fácil arden.

Asimismo, han incrementado en la medida de los posible la separación entre las zonas de contenedores y las viviendas situadas encima. Estas medidas de alejar los contenedores de las viviendas se han adoptado de acuerdo con los criterios de la Policía Municipal y del área municipal de Urbanismo para evitar obstaculizar el tráfico rodado por las vías urbanas, la seguridad de los peatones al cruzar estas vías y la comodidad de los usuarios de los contenedores.