

Secciones
Servicios
Destacamos
KEPA OLIDEN
Arrasate.
Domingo, 11 de octubre 2020, 00:15
Robar sin rubor 'La Perla Peregrina' y después fabular atribuyendo la autoría de la sustracción de la legendaria joya a un imaginario bandolero mondragonés, es una de esas historias de tintes románticos a caballo entre la realidad y la ficción de la Francia decimonónica.
El hecho verídico es que José Bonaparte, efímero rey de España entronizado por su hermano Napoleón en 1808 y derrocado en 1813, expolió esta joya perteneciente a la corona española. La preciada perla jamás regresaría a España y su última propietaria conocida fue la actriz Elizabeth Taylor. A su muerte La Peregrina fue subastada en 2011 en Nueva York por 9 millones de euros.
La parte novelesca sobre la sustracción de esta mítica joya, desempolvada por el escritor e investigador Josemari Vélez de Mendizabal, involucra a un ficticio bandolero mondragonés llamado Marcosta.
Vélez de Mendizabal rescata en su web en euskara Hots Begi Danbolinak el relato que escribió en 1855 el historiador y novelista francés Augustin Challamel (1818-1894) en la revista La Sylphide.
En la narración, titulada 'La Pérégrine', Challamel retrotrae la historia del robo de la famosa perla a los tiempos de Luis XIV, concretamente al año 1706, más de un siglo antes de José Bonaparte arramplara con ella. El autor blanquea así la culpabilidad francesa en la sustracción pergeñando una rocambolesca historia que arranca con una supuesta orden del rey Felipe V –primero de la dinastía española de los Borbones y nieto de Luis XIV– para sacar La Perla Peregrina fuera de España.
Confía el encargo de trasladar la joya a París a un tal Vaset. El enviado real tiene que atravesar el País Vasco, una tierra plagada de bandoleros según Challamel.
Escoltado por una nutrida guardia de soldados, Vaset llega a Vitoria. En la fonda donde se hospeda escucha casualmente a una joven empleada cantado 'yo soy peregrina'. Descubrirá que en realidad se llama Madeleine Ferlanges, es francesa y como extranjera se la conoce en Vitoria como 'la peregrina'.
Un bandolero mondragonés apodado Macosta la pretende. Y es justamente este salteador quien al día siguiente atraca a Vaset de camino a Mondragón y le roba todas sus pertenencias, incluida la valiosa perla.
Con la joya en su poder, el enamorado Marcosta se las promete felices y dice a su amada que le hará más rica que a la reina de España, al tiempo que proclama en público que ella es su novia y que pronto se casarían en la parroquia de Mondragón, afirmaciones a lo que 'la peregrina' no puso objeción.
Pero la joven, súbita y secretamente enamorada de Vaset, tramó con este un plan de fuga. Cameló a su 'novio' Marcosta para que accediera a liberar al francés. Y el ingenuo bandolero no solo lo puso en libertad sino que además le dio 10.000 reales para que prosiguiera camino a París.
Entre tanto, la zalamera peregrina engatusó a su Marcosta para que le dejara lucir en el cuello la magnífica perla que le habían robado a Vaset. Así lucía la joven su belleza espléndida cuando, aprovechando la ausencia de del bandolero por motivos 'laborales', tomó las de Villadiego por Oñati hasta Tolosa, donde secretamente la aguardaba Vaset de acuerdo con el plan acordado.
La pareja logró cruzar la frontera y alcanzar la ciudad de París cumpliendo así el encargo de entregar la Perla Peregrina al gran 'rey sol' Luis XIV en su magnífico palacio de Versalles.
Conmovido con el arrojo demostrado por la joven, el monarca le concedería una magnífica dote que compartiría con su amado Vaset. Un final feliz para una ficción que edulcora la realidad adversa.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.