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KEPA OLIDEN
ARRASATE.
Domingo, 19 de enero 2020, 00:48
Las familias «nos encontramos sin ayuda alguna sobre cómo afrontar esta desgracia. Padecemos ansiedad, estrés, agotados... viendo, impotentes, el suicidio lento de nuestros seres más allegados». Es el testimonio estremecedor de los padres y madres de hijos atrapados por las adicciones y sus daños colaterales: ... trastornos psicológicos, de comportamiento, absentismo escolar... Todos ellos de Arrasate y alrededores. Han constituido una asociación que han bautizado con el nombre de Katearen Loturak (unión de eslabones) para «comentar, reflexionar, acompañarnos y desahogarnos ante la preocupación y el sufrimiento por nuestros hijos». Pero también para denunciar públicamente la «suma de desbarajustes de los poderes públicos, incapaces de abordar el tratamiento integral que requieren estos enfermos».
Pacientes que, señalan desde la asociación, «se quedan sin tratamiento, sus casas familiares ejerciendo de hospitales, familiares ejerciendo de psicólogos sin ninguna preparación».
Estas familias se pasan el día dando parte del problema a Asuntos Sociales de los ayuntamientos, a la Diputación, a Sanidad, y «vemos cómo ellos van pasándose la pelota unos a otros, en un claro incumplimiento de diversas leyes y protocolos que están publicadas pero nadie parece tomar en serio. Basta, basta y basta de abusar de las familias», claman.
Los padres y madres de hijos con adicciones «estamos pidiendo ayuda a gritos», confiesan. Necesitan soluciones y dicen llevar «unos cuantos meses» queriendo reunirse con la consejera de salud Nekane Murga, «pero no conseguimos cita». El lehendakari Urkullu «también está informado de la falta de coordinación de sus consejerías». Y le interpelan: «señor lehendakari, si sus diputados y consejeros no cumplen con su deber, ¿esto no tienen repercusión alguna? Nosotros como ciudadanos debemos acatar nuestras obligaciones sí o sí. Pagamos impuestos y con esos impuestos nos tienen que dar solución a los problemas. Pero...¿cómo nos van a dar soluciones si ni siquiera quieren escucharnos?» se lamentan.
La asociación Katearen Loturak agrupa a padres y madres que denuncia «que nadie parece entender que tenemos enfermos en casa». Jóvenes que eligieron mal pero que, una vez adictos, no pueden salir de la espiral en la que se han metido, sin voluntad para cambiar las cosas, que necesitan ayuda externa para salir del círculo vicioso en el que se encuentran. Algunos de estos jóvenes, al no tener el tratamiento adecuado, delinquen para su propio consumo, con la consiguiente alarma social.
Desde la asociación denuncian el incumplimiento flagrante de todas las normas legales y protocolos sociosanitarios «desde el artículo 43 de la Constitución hasta la Ley de Drogodependencia 1/2016».
Pero por el incumplimiento de dichas leyes, «si nuestros allegados delinquen son estigmatizados y castigados a ingresar, en lugar de en un centro de rehabilitación, en cárceles en las que hemos percibido que hay más droga que en las calles».
En opinión de estas familias, «esto ocurre también «porque faltan centros de rehabilitación adecuados, todos ellos saturados. Otros no dan el tratamiento adecuado, o es incompleto. Katearen loturak intenta proponer soluciones pero nadie nos escucha». Una vez más, concluyen, las leyes «dejan de lado a las personas vulnerables».
Los padres y madres agrupados en la asociación Katearen Loturak se dirigen también a la alcaldesa María Ubarretxena para exhortarla a que, del mismo modo que antes recurrió a la fiscalía, «demande ahora soluciones a la consejera de salud y a la Diputación Foral para que se cumplan de una vez las leyes y protocolos relativos a las adicciones para que, algún día, pueda volver a salir el sol en nuestras vidas» imploran estos familiares con hijos con adicciones.
La asociación Katearen Loturak detecta varias carencias en el origen del incremento del consumo de sustancias entre los jóvenes. Mencionan que hay una «falta de coordinación escuela-familia» y una «falta de atención profesional por parte de los centros escolares» y una «falta de comprensión hacia los alumnos cuando presentan dificultad en el aprendizaje o actitud diferentes». Por otro lado, en las actividades extraescolares (la mayoría, deportivas) observan un «alto componente competitivo, no así lúdico y social», con el consiguiente riesgo de «exclusión y estigmatización». Además, las charlas informativas sobre adicciones «son más una serie de recriminaciones sobre cómo educamos a nuestros hijos». Y una vez detectada la adicción, «observamos incapacidad del orientador, del educador social para acompañar adecuadamente al alumno y a sus padres».
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