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Las sesiones del cinefórum se celebran en los cines Florida. JESÚS ANDRADE
El cinefórum de los Florida: una forma de ver «más allá» de la pantalla

El cinefórum de los Florida: una forma de ver «más allá» de la pantalla

«Antes no venía tanto como ahora porque es de los pocos planes que hay», explica una de las asistentes

Ramón Albertus

vitoria.

Viernes, 5 de marzo 2021, 00:07

Luca Bigazzi decía que la desaparición de los cines es un arma de control social. El aclamado director de fotografía, mano derecha de Paolo Sorrentino en películas como 'La Gran Belleza', se refería así a las salas como lugares de encuentro, donde el espectador debe permanecer en silencio durante la proyección para después intercambiar opiniones y reflexiones con su compañero de filas.

En el Cinefórum Gasteiz, una asociación de amigos surgida hace seis años, son conscientes de ese poder de reunión en torno a la gran pantalla. Cada martes, los cines Florida les ceden una sala en las que se proyectan todo tipo de títulos. En esa larga cinta cinematográfica caben 'Senderos de Gloria' (1957), de Stanley Kubrick; 'Perros de paja' (1971), de Sam Peckinpah; 'La vida de Brian' (1979), de Monty Python; 'Los idiotas' (1998), de Lars Von Trier o 'Kiki, el amor se hace' (2016), de Paco León.

Tras el parón provocado por la pandemia olvieron a encender el proyector en julio. «Entonces decidimos poner películas de humor, pero venía poca gente por miedo. Ya en octubre empezó a llenarse adaptándonos a las restricciones», dice Mamen Peso, una de las organizadoras. «Es de los pocos planes que tenemos ahora para encontrarnos con la gente», añade esta psicóloga que el pasado martes moderó el debate posterior a la proyección de 'Caramel', de Nadine Labaki. «La idea es que la gente vea más allá e inteprete lo que ha visto», señala Peso, quien se prepara estas ponencias leyendo críticas de la película y la ve en su casa previamente dando pause, rebobinando y tomando apuntes mentales.

Los habituales son una treintena. El éxito del cinefórum –que suele agotar las entradas disponibles con un público que varía dependiendo de la propuesta– es una isla en un mapa amenazado desde hace años por el cierre de las salas de exhibición. 2020 fue un año desastroso. La agencia ComScore cifra los efectos causados en la taquilla nacional por la pandemia en pérdidas de 446 millones de euros, un descenso del 72% respecto al ejercicio del pasado 2019. A pesar de esta complicada situación que también afecta a los cines vitorianos, viendo cómo la taquilla ha descendido drásticamente, este público está convencido de que las salas no tienen fecha de caducidad.

«El cine nunca va a perder la magia», contaba Arantxa Larrauri antes de pasar la entrada por el lector digital en los cines de la calle San Prudencio. Cada semana consulta en redes sociales el cartel del ciclo. «Cuando echan alguna interesante, como esta película libanesa, vengo». Elena Vicente menciona también el precio reducido, con pases a 3 euros como un atractivo más. «Es más barato; son películas con un fondo y en Vitoria no hay mucho por hacer debido a la pandemia. Antes no venía casi todos los martes y ahora sí», cuenta. Los pasillos no escapan de debates cinéfilos. «No me gustó 'Memento', me pareció un tostón», comenta Carmelo López de Abechuco acerca de la cinta de Christopher Nolan. «Es buenísima esa película», interviene Peso. «A mí me pareció horrorosa. Más que complicada era un totum revolutum del que no me llegaba nada», replica él acerca del director que despierta tanto odio como admiración.

La escritora Marisol Ortiz de Zárate es también habitual. A finales de mes presenta el coloquio posteriora '¡Cleo de 5 a 7', de Agnès Varda. «Lo especial es que ponemos películas que es casi imposible ver en pantalla grande», incide Ortiz de Zárate, que ve la cinta un par de veces en casa antes de presentarla, además de sacar libros de la biblioteca vinculados a los temas que trata.

No hay un perfil de público, aunque en general son mayores de los 40 años. «Desfilan todo tipo de personajes, de todo tipo de esferas y colectivos dependiendo de la película que se programa». ¿Se caldea el ambiente habitualmente? «A veces. Hay películas que tocan temas feministas, por ejemplo, y ha habido quien se ha exaltado un poco por no estar de acuerdo con lo que decían otras personas. Pero para eso está el moderador. La sangre nunca ha llegado al río», dice. «Es una buena iniciativa sobre todo por el debate posterior», cuenta José María del Palacio, que reparte un folleto del Ateneo Republicano a las puertas de la sala 1. En abril, esa asociación colabora por primera vez con el cinefórum con la proyección de 'La mujer olvidada'. «Es un sitio donde se genera pandilla», recalca Peso acerca de esa participación y lo que significa acudir al cine.

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