Irantzu Lekue renuncia a pintar el polémico mural de la Avenida

La fachada del número 81 proyectada por el arquitecto Enrique Miramón se quedará, finalmente, tal y como fue alumbrada en 1966. El Colegio de Arquitectos exigía al Ayuntamiento el pasado martes que diera marcha atrás en su intención de pintar un mural en la fachada del edificio al considerar «improcedente la elección del inmueble por su valor ambiental y arquitectónico». En un principio, responsables municipales rechazaron de plano exigir la paralización del proyecto. «Está consensuado con los vecinos y, por lo tanto, se va a hacer», explicaron. Sin embargo, ese consenso era bastante más débil de lo que parecía. Apenas 24 horas después los vecinos también expresaron sus dudas sobre la intervención artística, cuya ejecución quedaba en el aire sólo un día antes de que se iniciara el trabajo previsto. También pidieron a la artista más información sobre el mantenimiento futuro de la obra.

El equipo de Lekue ofreció entonces todo tipo de detalles técnicos sobre las pinturas contempladas para realizar el mural: se había pensado en pigmentos similares a los que se emplean en los astilleros, en los cascos de los barcos, para garantizar la durabilidad de la obra, de la que todavía no se ha hecho público ningún tipo de boceto.

Tras las dudas surgidas, la artista no dudó en comprometerse a la conservación del mural durante diez años, tal y como establece el pliego de bases técnicas que rige el concurso. En el documento, se recoge como condición 'sine qua non' para realizar los trabajos «obtener la correspondiente autorización de la comunidad de propietarios, que deberá plasmarse en un convenio realizado al efecto y que deberá recoger expresamente la autorización».

Las explicaciones del equipo de Lekue parecieron no ser suficientes para los vecinos y a la hora de votar se quebró la amplia mayoría que, hasta el momento, había concitado el plan. Algunos cambiaron su postura y se decantaron por negarse a que se realice la obra, como ya había hecho antes la empresa propietaria del edificio del hotel General Álava. Otros decidieron abstenerse hasta «resolver dudas de carácter jurídico» no sólo por el mantenimiento de la obra, también por las posibles implicaciones de propiedad intelectual con el autor de la fachada. Algunos se mostraron estupefactos al descubrir que nadie había informado al arquitecto Enrique Marimón, autor del complejo residencial, de la intervención artística que se pretende realizar. «¿Y si ahora decide emprender acciones legales contra nosotros?», se preguntaba un propietario.

El cuestionado mural centró todas las conversaciones de escalera en el 81 de la Avenida. «Tenemos la sensación de que nos intentan meter prisa para pintarlo», reconocía una vecina. «Nos sentimos presionadas», abundaba otra. «El problema es que no lo tenemos claro, nos falta información y cada vez se nos presenta un boceto distinto», incidía otro, en conversación con este periódico a la que cada vez se fueron sumando más propietarios.

Entre tanto, el equipo de Irantzu Lekue se mostraba «sorprendido y dolido» por el cariz que ha tomado el proceso. «Se han hecho 18 murales en la ciudad y jamás ha pasado nada parecido», lamentaban. Portavoces de la artista adelantaron su intención de montar los andamios a partir de mañana para, tal y como estaba previsto en un principio, arrancar con las labores de limpieza de la fachada previas a la realización de la obra. Finalmente, y como confirmará en su comparecencia ante los medios, la artista ha decidido abandonar este proyecto.