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MARIAN GONZALEZ
Sábado, 31 de diciembre 2016, 01:06
Para las generaciones que nunca vivimos a ritmo de ferrocarril, las historias del 'trenico' o el 'Vasco-Navarro' se sintetizan en la antigua 'chocolatera' que le rinde homenaje junto a la antigua estación. Monumento que no solo los más nostálgicos, también los defensores del patrimonio histórico cultural, creen debería adecentarse aprovechando que en 2017 se cumplirán 50 años del último viaje.
Dentro de justo un año llegará el medio siglo del adiós al medio de transporte que durante 44 años logró romper la secular 'incomunicación oñatiarra' y vertebrar el Alto Deba. Oñati fue el último municipio en incorporarse al Vasco Navarro, y quien seguramente más lo ha echado en falta todos estos años, ya que situó a la villa en el mapa del transporte. Ni en Brinkola y ni en San Prudencio, en los años dorados del tren la estación central de Oñati estaba en el corazón del pueblo. Quienes tienen más de 55 años no lo han olvidado, y hoy coincidiendo con el 49 aniversario del último viaje y la Nochevieja, hacemos un guiño a la historia de una vía ferroviaria que comenzó su andadura en 1887, se amplió en la década de los veinte, y funcionó hasta 1967.
La línea Oñati-San Prudencio, en concreto, fue inaugurada el 30 de septiembre de 1923 por la Reina Victoria Eugenia, y clausurada como el resto, el 31 de diciembre de 1967. En sus momentos de mayor esplendor el 'Vasco-Navarro' llegó a sumar 140 kilómetros de vía ferroviaria, desde Bergara hasta Estella, pasando por Vitoria. Fue un tren de pasajeros y mercancías que sirvió para unir ilusiones y hacer negocios, y cuya clausura dejó un hondo malestar en la comarca, y sobre todo en Oñati. Ha pasado ya casi medio siglo del cierre de la línea de ferrocarril, pero la 'chocolatera' sigue aún presente en la memoria de muchos. Las historias del tren permanecen intactas en los recuerdos de quienes vivieron a ritmo de tren durante medio siglo.
El Vasco-Navarro tuvo su origen en la concesión otorgada el 16 de junio de 1882 a Joaquín Herrán y Wenceslao Martínez para la construcción del ferrocarril de vía estrecha que enlazaría Durango y Estella. Los ayuntamientos afectados no aportaron el dinero necesario para la obra, y por ese motivo la construcción y posterior explotación corrió a cargo de 'The Anglo Vasco-Navarro Railway Co. Ltd.', empresa de capital inglés fundada en 1886.
Al cabo de un año, el 20 de enero de 1887, se iniciaban las obras en Vitoria, inaugurándose el tramo Vitoria-Gatzaga el 13 de febrero de 1889. Pero la quiebra de la empresa británica paralizó el desarrollo de las obras y la explotación fue incautada por el Estado en 1897, desviando el trazado original hacia Durango en dirección a Mekolalde. Con la ayuda de las diputaciones vascas, en 1915 se retomaban las obras que en 1916 llegaban a Eskoriatza, en 1918 a Mondragón y en 1919 a Bergara.
Inauguración real
Oñati seguía todavía sin tren y sus habitantes se veían forzados a acudir por monte o carretera hasta San Prudencio. Éste llegaría finalmente en 1923. Un decreto real del soberano Alfonso XII daba el visto bueno a la obra el 5 de junio de 1920, aprobando un anticipo a la Diputación de Gipuzkoa de 1.460.000 pesetas. Comenzaron así los sondeos del lugar y la exploración de un recorrido de por sí complicado. En agosto, los trabajos fueron adjudicados a Ángel Goitia, quien, para acometerla, se asoció con Javier Celaya, Justo Igartua, Miguel Emparanza y Cipriano Zufiria. La obras de construcción de las infraestructuras necesarias comenzaron el 12 de octubre de 1920, y tres años después, el 30 de septiembre de 1923, la propia reina Victoria Eugenia presidiría su inauguración. Se removieron casi 50.000 metros de tierra y hubo que construir 18 canales, siete desagües, cuatro pasos a nivel y cinco puentes.
El tramo Vitoria-Estella entró en funcionamiento en 1929 y fue inaugurado con máquinas eléctricas, toda una revolución que llegaría a la línea comarcal el 20 de febrero de 1938. Durante muchos años el Ferrocarril Vasco-Navarro fue la estrella de los explotados por el Estado. Su suerte se truncó con la supresión, en 1965, de las subvenciones estatales, que desembocaron en la clausura definitiva del ferrocarril el 31 de diciembre de 1967.
La Nochevieja de hace 49 años partía de la estación oñatiarra el último tren, pero una antigua locomotora sigue recordando su historia, y 2017 sería un buen año para adecentarla y colocar algún panel informativo que recordará su historia a las nuevas generaciones.
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