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Consuelo, Kontxi, Carmen y Tere junto a los aperitivos y dulces que ofrecieron a la clientela. MARIAN
Adiós a 'Kirrín' tras 90 años de trayectoria

Adiós a 'Kirrín' tras 90 años de trayectoria

La jubilación de Kontxi y Tere Urtaza escribe el último capítulo de la popular mercería sita en Kale Barria |

MARIAN GONZALEZ

OÑATI.

Viernes, 1 de noviembre 2019, 00:31

«Emocionadas y agradecidas» como decía la famosa canción de Lina Morgan. Así despidieron ayer la hermanas Kontxi y Tere Urtaza los 90 años de trayectoria comercial de 'Kirrín'. No fue un jueves cualquiera en Kale Barria 14, ni para ellas, ni para sus primas Carmen y Consuelo Etxeberria, que siempre han estado ahí echándoles un capote. Era su último día atendiendo tras el mostrador del negocio familiar que sus tías Tibur, Antonia y Maritxu Urtaza abrieron en 1929. Y les embargaba un sentimiento agridulce. Esa sensación de saber que estás diciendo adiós a un capítulo importante de la historia familiar, y a la vez la alegría de poder disfrutar de una nueva etapa en sus vidas.

«Se nos va a hacer bastante raro no tener que abrir la tienda el sábado, pero todo tiene un principio y un final, y ahora nos toca disfrutar de la jubilación, pasear, viajar...» señalaban Kontxi y Tere mientras realizaban las últimas ventas e invitaban a un aperitivo a la clientela. «Qué pena, qué triste se nos está quedando Kale Barria. Primero Juanitosa y ahora vosotras» se escuchaba entre compras y bocados.

Desde 1929

Y es que ayer la principal arteria comercial oñatiarra, perdió otro de sus comercios 'de toda la vida'. El auge del comercio on-line y los nuevos hábitos de consumo hacen que al llegar las jubilaciones, muchos establecimientos con solera cierren la persiana, no solo en los pueblos, también en las ciudades. 'Kirrín' escribió ayer el último capítulo de sus 90 años de historia, con Kontxi y Tere Urtaza como emocionadas protagonistas.

Ambas se han criado entre mostradores, entre la carnicería familiar que en 1976 cerró sus puertas al jubilarse su padre Reyes, y la lencería que sus tías abrieron en 1929. «Al salir de la escuela ayudábamos en la tienda y en la carnicería desde los 14 años. Nos turnábamos, porque a las dos nos gustaba más esto. Llevamos aquí toda la vida y ha llegado la hora de cerrar etapa. Te da mucha pena, pero son decisiones que hay que tomar, porque también tenemos ganas de disfrutar de la jubilación» señalaban cuando iniciaron la liquidación de existencias.

«La verdad es que estamos muy contentas porque hemos sacado mucho género -relataban ayer-, y estos meses nos han dado, además, la oportunidad de despedirnos de la clientela. Hemos sentido el cariño de la gente y eso es muy bonito, cuando estás cerrando una etapa importante de tu vida».

La historia de la mercería Urtaza, popularmente conocida como 'Kirrín', echó a andar en 1929 cuando las hermanas Tibur, Antonia y Maritxu decidieron abrir junto a la carnicería familiar un taller de lencería en el que hacer ajuares de novia que aprendieron a confeccionar en Zaragoza. Unas cosían y la otra bordaba, y poco a poco fueron introduciendo a la venta artículos de ropa interior.

Kontxi y Tere primero les echaban una mano y luego cogieron el relevo del negocio. «La verdad es que nos hubiera gustado seguir estudiando, pero eran otros tiempos, y la tienda nos ha gustado mucho. Siempre nos hemos arreglado bien las dos, y cuando necesitábamos ayuda nos echaban una mano nuestras primas Carmen y Consuelo Etxeberria», que ayer también les apoyaban en la despedida, atendiendo el lunch que ofrecieron a la clientela.

El 'boom' de la corsetería

El apodo 'Kirrín' procede de la casa de San Juan Kale de la que era el abuelo de nuestras protagonistas.

Dos mujeres emprendedoras como sus tías. Por eso, hace 43 años al cerrarse la carnicería no dudaron en ampliar la mercería y empezar a trabajar también con corsetería, lo que constituyó una auténtica revolución en el municipio. Kontxi se marchó a hacer un curso a Barcelona, y aquel primer escaparate con fajas y corsés de color rosa flamenco, amarillo y azul que montaron sentó escuela.«Fue un auténtico 'boom', y se vendió todo en un visto y no visto» rememoran.

Tantos años detrás del mostrador dan para muchas recuerdos, como aquellas muñecas de cartón que con tanto éxito vendían cuando el comercio tenía también sección de menaje y juguetería. Y es que 'Kirrín' responde a los paradigmas de lo que ha sido el sector comercial tradicional familiar, en especial, a lo largo del siglo XX. Una tienda, en la que se podía encontrar, prácticamente de todo, en la que había opción a pagar cuando se cobraba el jornal; y en la que la confianza y la buena relación no sólo propiciaban una clientela fiel sino que generaba estrechos lazos de amistad.

Los tiempos han cambiado, pero el aprecio de muchos clientes perdura y por eso Kontxi y Tere, agradecidas por el cariño recibido. agasajaron ayer con un lunch a quienes les acompañaron en su último día tras el mostrador.

'Kirrín' bajó anoche la persiana, pero el cantón y la fuente que tomaron el nombre del popular establecimiento, recordarán a las próximas generaciones un comercio que ya es historia.

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