Oñati

Animan a participar en el programa 'Vacaciones en paz' para niños saharauis

El año pasado vinieron cinco txikis a pasar las vacaciones en familias de Oñati y este año el objetivo es aumentar esa cifra «porque cada familia de acogida que conseguimos es un niño o una niña más que abandonara un desierto en el cual las temperaturas rondan los 50 grados en verano».

Durante los dos meses de verano en los que vienen los refugiados saharauis, además de alejarse de las duras condiciones de los campamentos en el verano, pueden mejorar su alimentación y salud, o disfrutar de la piscina y la playa , entre otros aspectos.

Los acogidos suelen tener entre 8 y 12 años, edades clave para su posterior crecimiento, y unas mentes que comienzan a ser más conscientes del conflicto político que sufren. Por tanto, es una oportunidad para olvidarse por unos meses, reforzar la salud y conocer otras realidades.

«Muchas veces pensamos que los que van a recibir a los niños y niñas en casa se lo van a enseñar todo, pero luego te das cuenta de que también es al revés, que ellos nos dan mucho», han explicado desde Oporrak Bakean que solo los últimos quince años, en el conjunto de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa ha acogido a 1597 niños y niñas de los campamentos de población saharaui refugiada en Tinduf, a quienes han garantizado atención sanitaria y una extraordinaria experiencia educativa.

Los hogares interesados que quieran ser familias de acogida tienen hasta el 15 de marzo para apuntarse a través de las siguientes vías de contacto: llamando al 696 014 786 o escribiendo a oporrakbakean@gmail.com. Para obtener más información pueden acceder a la web www.oporrakbakean.eus.

El Ayuntamiento de Oñati se suma a la campaña solidaria colaborando con la asociación Jaima y asumiendo los gastos de transporte de los niños que vienen a Oñati. La relación oñatiarra con el pueblo saharaui viene de lejos. De hecho, en 1994 se hermanó con Gleibat El Fula por razones humanitarias y desde entonces ha colaborado en distintas caravanas solidarias. Alimentos, ropa, juguetes han hecho sentir durante todo este tiempo a los refugiados saharauis que no están solos en uno de los desiertos más inhóspitos del planeta.