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La 'catedral de los pastores', la preciosa iglesia de Gipuzkoa en mitad de la montaña que celebra sus 100 años con una fiestaEl año en el que nació Chillida, murió Lenin, Edwin Hubble descubrió la galaxia Andrómeda, y Chamonix acogió los primeros Juegos Olímpicos de Invierno, entre otras efemérides, las campas de Urbia se vestían de fiesta para inaugurar la 'catedral de los pastores'.
El 28 de septiembre de 1924, el mismo día que llegaba al mundo el famoso actor italiano Marcelo Mastroianni, se hacía realidad el sueño de un franciscano: Adrián Lizarralde, que movió cielo y tierra para que los sufridos pastores, la mayoría de profundas convicciones religiosas, no tuvieran que caminar durante horas para cumplir con el precepto dominical en Arantzazu.
11 30. Misa en la ermita.
12 30. Concierto de Et Incarnatus y Alaitz eta Maider.
15 00. Romería con Zabale y Lutxurdio.
Puso en marcha una exitosa suscripción popular que permitió la construcción de una ermita a más de 1.000 metros de altura. Un coqueto edificio de piedra y madera que el sábado festeja su centenario con un programa especial impulsado por distintos agentes, desde los franciscanos, a la Diputación de Gipuzkoa, la fonda de Urbia o Azken Muga.
Y es que aunque los tiempos han cambiado, y las misas son ya excepcionales (antes había oficios desde el primer domingo de mayo a Todos los Santos), el coqueto templo sigue siendo, junto a la fonda, uno de los emblemas de Urbia.
El programa especial arrancará a las 11.30 horas, con una misa, y proseguirá a las 12.30 con los conciertos de la orquesta Et Incarnatus y Alaitz eta Maider. No serán las únicas citas musicales, ya que a partir de las 15.00 habrá romería con los trikitilaris Zabale eta Lutxurdio.
Hace cien años la elección de la víspera de San Miguel para los faustos no fue casual. La Federación Vasco Navarra de alpinismo la agendó porque era el único domingo en el que Ferrocarriles Vascongados podía fletar un tren especial. Además que hubiera luna llena favorecía a los caminantes nocturnos.
Según las crónicas de la época, un tren atiborrado de mendigoizales bilbaínos, partió de Atxuri a las tres de la madrugada y al amanecer ya entonaban el alirón por Oñati. El Heraldo Alavés, publicó la reseña del acontecimiento en primera plana. Por ella sabemos que en Arantzazu se contaron una treintena de autobuses y más de un centenar de turismos.
La procesión partió a las 8 de la mañana con la imagen de la virgen que se iba a entronizar en andas, precedida por los dantzaris y txistularis de Segura y escoltada por cuatro miqueletes. Unas 2.000 personas formaron la comitiva en la que figuraban los diputados provinciales. Una hora antes habían salido a pie hacia Urbia el prelado de Pamplona y los alcaldes de Segura y Oñati, así como otras personalidades. La procesión llegó a las campas a la diez y fue recibida por Monseñor Mugika y la comunidad frasciscana de Arantzazu.
Tras consagrar la ermita y oficiar una solemne misa al aire libre, se bailó un aurresku que concluyó en una biribilketa en la que formaron cuerda diputados alaveses y guipuzcoanos, alcaldes y presidentes de clubes deportivos. Acto seguido tuvo lugar la bendición de la primera piedra de la fonda, así como la inauguración del teléfono público.
El almuerzo oficial, por invitación de la Parzonería y servido al aire libre, se compuso de entremeses variados, revuelto de huevos, merluza con vinagreta, pollos en pepitoria y jamón en dulce con huevos hilados. De postre: rellenos de Bergara, queso de Urbia y frutas. Los txistularis de Segura amenizaron la sobremesa hasta que dieron comienzo los espectáculos: aizkolaris, pelea de carneros, carrera de caballos, bailes y bertsolaris.
Según recogió Iñaki Linazasoro, el encargado de redactar el proyecto de la ermita y dirigir la obra fue el arquitecto azpeitiarra Marcelo Guilabert. El contratista Enrique Uriarte con su capataz Demetrio Goitia y una laboriosa cuadrilla,ejecutaron la obra en un tiempo récord.
Santos Echeverria, por aquel entonces alcalde de Oñati, actuó de tesorero y la corporación que presidía encabezó la suscripción popular con 1.000 pesetas. Además los oñatiarras ofrendaron otras 2.340, siendo el pueblo que más contribuyó. El Ayuntamiento legazpiarra aportó 500 pesetas y sus vecinos 455, Zegama, 250 pesetas el Ayuntamiento y 721 el vecindario, y en Mutiloa se recogieron 83 pesetas.
No faltaron donaciones de artistas. El pintor eibarrés Ignacio Zuloaga regaló un óleo de la Dolorosa, que hubo que poner a buen recaudo de ladrones y humedades en el Santuario de Arantzazu. Y el imaginero zumaiarra Julio de Beobide, talló en madera la virgen. El abogado donostiarra José de Urreztieta donó, a su vez, toda la madera necesaria para realizar la techumbre, el industrial legazpiarra Ubaldo Segura las tejas, Unión Cerrajera de Mondragón los herrajes y cerraduras, y Patricio Echeverria, la campana que voltea en la sencilla espadaña. La Parzonería cedió los terrenos y autorizó la utilización de la piedra del lugar para la ya centenaria ermita.
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