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MARIAN GONZALEZ
OÑATI.
Domingo, 15 de julio 2018, 00:13
La cooperativa de generación y consumo de energía renovable Goiener, a través de su nueva división 'Energiarekin,' ha entrado a formar parte, tras un consejo extraordinario, del accionario de Oñatiko Ur Jauziak, que desde su constitución en 1989 ha estado participada únicamente por el Ayuntamiento y el Ente Vasco de Energía.
Según ha explicado el alcalde, Mikel Biain, «los últimos años están siendo bastante complicados para la sociedad, por los recortes del Ministerio a las primas sobre renovables, y también por el anuncio por parte del EVE de su interés en desprenderse de su participación. Sobre la sociedad ciernen, además, otras nuevas nubes como son el Plan Hidrológico, con la imposición de caudales ecológicos (menos agua para turbinar), así como la situación delicada de la presa de Jaturabe». Ante esta situación, el Gobierno Municipal decidió plantear «una ampliación de capital correspondiente al 10% del capital social con concurrencia pública para dar entrada a un nuevo socio tecnológico del sector».
En palabras del primer edil, « afortunadamente, el EVE ha cambiado de criterio y todo indica que su permanencia en la sociedad está asegurada, y tras valorar la única oferta recibida en la ampliación de capital, el consejo ha dado el visto bueno a que la nueva composición societaria sea de 80-10-10, siendo el Consistorio el accionista mayoritario».
Biain ha destacado que, «el Ayuntamiento conoce bien a Goiener. Se trata de una empresa que conoce bien el sector, y estamos seguros de que su incorporación aportará mejoras a la gestión diaria y perspectiva estratégica de la sociedad. Además, la previsión es que la inyección de nuevo capital financiero en la sociedad redundará en inversiones necesarias para la automatización y mejora de las instalaciones», ha relatado.
Más de un siglo de historia
La ampliación de capital escribe un nuevo capítulo en una trayectoria de trabajo con energía limpia de más de un siglo de historia. Los primeros pasos en la recuperación de pequeñas centrales hidráulicas se dieron a finales del siglo XIX. En 1893, tres promotores oñatiarras, Hipólito Biain, Juan Zubia y Enrique Uriarte, el primero de ellos alumno de la escuela de agricultura sita, en aquel entonces en la antigua Universidad Sancti Spiritus, crearon la empresa Biain y Compañía, que luego vendieron a la Unión Cerrajera.
Olate fue adquirida en 1989 por el Ayuntamiento, de la mano de la Unión Cerrajera por 5,1 millones de euros (850 millones de pesetas) y, dos años después, pasó a convertirse en una moderna estación productora de energía tras una inversión de 2,1 millones de euros (350 millones de pesetas).
No obstante, el primer gran paso se dio entre 1908 y 1915, años en los que el Ayuntamiento obtuvo la concesión administrativa de dos aprovechamientos hidroeléctricos, denominados: Olaran Erreka (con una potencia de 48 kva a 3.000 V) y Urdantegieta (con una potencia de 103 kwa).
En consecuencia, se instaló la primera línea de energía municipal que ocupaba una superficie aproximada de 9 km y tenía una potencia de 151 kwa, con una producción de 250 kwh de media.
Las cosas marchaban bien, y visto que las dos centrales no producían la energía suficiente, en 1921 el Ayuntamiento firmó un contrato para poder cubrir las necesidades de la población con la Unión Cerrajera, que producía energía eléctrica para sus necesidades fabriles, algo muy habitual por entonces.
El segundo hito se sitúa en 1925, año en el que se acordó «la municipalización con carácter de monopolio del servicio de suministro de energía eléctrica». Esta decisión fue aprobada en referéndum y supuso el inicio de un expediente de expropiación a las instalaciones y servicios que UCEM tenía en Oñati.
Tras la incautación, el Ayuntamiento llegó a un acuerdo contractual con la distribuidora de Hidroeléctricas Ibérica, Antonio Lezama y Compañía SL, merced al cual la citada empresa efectuaría la distribución a las industrias, mientras que el Consistorio se encargaba de la distribución para uso doméstico.
La cosa se torció tras la venta que la empresa Antonio Lezama realizó a Iberduero, que dio lugar a un pleito entre la nueva firma y el Ayuntamiento, tras solicitar la corporación un aumento de la potencia y contestar la compañía energética que no estaba obligaba a ello. Finalmente, la Dirección de Industria dio la razón al Consistorio en 1967. Pero, una nueva petición de aumento de potencia, originó otro proceso y el Ayuntamiento decidió construir un nuevo Centro de Transformación.
Ante el coste económico de la obra y la mejora de la red, se planteó la venta del servicio a Iberduero, que realizó una oferta de 2.600.000 pesetas, bajo la condición de la concesión de la distribución de la energía de uso doméstico. Esto provocó una fuerte discusión en la Corporación que, finalmente, se saldó con el rechazo de la oferta y la búsqueda de los recursos necesarios para iniciar el ambicioso proyecto.
El principal hito energético del siglo pasado, no obstante, fue la compra de Saltos de Olate en 1989 y la constitución de Oñatiko Ur Jauziak S.A., participada por el Ayuntamiento y el EVE. Pero todavía estaba por llegar toda una revolución en el sector: la aprobación de la Ley de Liberalización del Mercado Eléctrico, y las obligaciones que hubo de asumir el Consistorio, entre ellas, la constitución de una sociedad mercantil para la distribución de la energía eléctrica (Oñargi S.L) creada en 1999, y otra para la comercialización en 2001 (Merkaoña S.A).
El préstamo solicitado terminó de pagarse en 2007. Fueron necesarios 18 años para darle la vuelta a la tortilla, pero, salvo en 2016, la empresa que produce la energía eléctrica en Oñati se ha estado autofinanciando .
A juicio del alcalde, «en términos de rentabilidad, el precio pagado fue muy elevado. En 2014 se encargó un estudio a la consultoría que realiza la auditoría de la empresa para valorar el retorno de la inversión realizada 25 años atrás. La 'TIR' (tasa interna de retorno) en 2014 resultaba todavía negativa. Es decir, que a esa fecha todavía era más lo que se pagó por la compra de la empresa, más los intereses del préstamo, que lo que había aportado en beneficios en los últimos 25 años», ha relatado.
Sin embargo, cree que, «desde el punto de vista del patrimonio industrial y de energías renovables, tenemos un activo que debemos cuidar con la mayor atención e implicación de diferentes agentes». Motivo por el que, «viendo lo complicados que están siendo los últimos años para la sociedad, el Ayuntamiento decidió hacer la ampliación de capital».
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