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MARIAN GONZALEZ
OÑATI.
Domingo, 19 de enero 2020, 00:49
Cogidos de la mano, en cadena, en torno a una cuerda, cincuenta dantzaris que representan distintas generaciones que han bailado en Oñatz, abrieron ayer con una soka-dantza llena de simbolismo y emotividad las bodas de oro de la agrupación de baile.
2020 será, sin duda, el año de Oñatz. Todos los meses habrá citas para celebrar el medio siglo de vida de la agrupación, que ayer dio el pistoletazo de salida a las celebraciones bailando. La soka-dantza, la pieza con más simbología del folklore euskaldun, fue la representación de las distintas generaciones de dantzaris que «han velado por la transmisión de una cultura que no solo contribuye a difundir y fortalecer las tradiciones, también a forjar e impulsar la identidad euskaldun, y a reforzar el trabajo cooperativo-colectivo, es decir, el auzolan», explicó Julen Agirre en la puesta de largo del 50 aniversario que tuvo lugar en el salón de plenos del Ayuntamiento «un escenario simbólico también, porque es la casa de todos».
Enero ¿Qué es Oñatz?
Febrero El carnaval oñatiarra.
Marzo La joven cantera de Oñatz.
Abril Vestimenta.
Mayo Gigantes y cabezudos.
Junio Corpus.
Julio Día de Oñatz.
Agosto Festival de grupos de Euskal Herria.
Septiembre Haurren Eguna.
Octubre 50 años bailando.
Noviembre Los músicos.
Diciembre Festival de Oñatz.
En su intervención destacó que que Oñatz no es solo un colectivo cultural de baile, es una gran familia que no ha dejado de crecer porque siempre ha habido dantzaris dispuestos a ser la llave de la transmisión, voluntarios que han permitido que nunca se rompiera la cuerda. Desde quienes dieron los primeros pasos en 1970 y enseñaron a las siguientes, a quienes preservan la cadena cincuenta años después.
Oñatz es lo que es gracias a la implicación de sus integrantes y la complicidad de la ciudadanía, y a lo largo de doce meses, el ambicioso programa conmemorativo tratará de fortalecer este lazo.
Tres serán, según relató Agirre, los objetivos de un año tan especial. «El primero impulsar nuestra identidad, sacarla a la calle y agradecer a Oñati y a los oñatiarras el trabajo realizado todos estos años para que Oñatz cumpla medio siglo de vida en plena forma». El segundo, «fortalecer la transmisión y la unión de la gran familia de Oñatz, disfrutando juntos de un programa organizado en cooperación con distintos agentes». Y finalmente, «poner en valor el trabajo comunitario, la filosofía de auzolan y de militancia cultural euskaldun que desde el voluntariado mantiene viva la llama».
Esos tres conceptos los han reflejado en el lema del cincuentenario: 'Gure sokaren gorulariak', que según explico Eider Quintas, fue elegido entre las propuestas recogidas en sanmigueles. Y también en el logotipo que la diseñadora Amaia Azkue ha realizado, utilizando el rojo, el blanco y el azul tan característicos de los bailes de Corpus, que son parte de la idiosincrasia de Oñatz.
Y pasando de la teoría a la práctica, a la socialización de las celebraciones, no habrá un solo mes de este año sin citas ligadas a Oñatz. El miércoles, sin ir más lejos, el gazteleku (19.00) acogerá una charla sobre qué es Oñatz, sus orígenes y tradiciones.
Mariló Torrealdai explicó que cada mes tendrá su temática. Así, febrero rendirá culto al relativamente joven (cumple ocho años), pero ya consolidado carnaval oñatiarra, con la novedad de que el alumnado de quinto y sexto de primaria de todos los colegios, se adelantará a la clásica cita del sábado regular, con un animado desfile el jueves gordo.
Marzo estará dedicado a la nutrida cantera (en torno a 300 dantzaris-txikis), que ha sido también siempre una de la señas de identidad de Oñatz; y abril se acercará al vestuario como expresión de la cultura del baile. Los gigantes y cabezudos, el Corpus, y el 'Día de Oñatz' recogerán el relevo en mayo, junio y julio respectivamente, mientras que en agosto se celebrará un festival de grupos de Euskal Herria.
En la recta final la actividad no decaerá con el Haurren eguna (también de aniversario) en septiembre, las jornadas '50 años bailando' en octubre o el homenaje a los músicos en noviembre, con el festival de Oñatz como colofón en diciembre.
La alcaldesa Izaro Elorza cerró la ronda de intervenciones agradeciendo a Oñatz su labor. «Es bonito ver el salón de plenos lleno, una muestra más de lo que significa una agrupación tan enraizada. No dibujamos Oñati sin los dantzaris de Oñatz y sus bailes», sentenció, agradeciendo que «además de trasmitir valores y preservar tradiciones, hayáis dado pasos hacia la iguladad con la incorporación de las mujeres al Corpus o creado nuevas tradiciones como Oñatiko Inauteriak».
Tras el aplaudido 'Aupa Oñatz' que cerró la presentación, tocaba bailar, hilvanar una cadena de trasmisión cultural a través de una soka-dantza que se inició en la escalinata del ayuntamiento. El veterano Txutxin, abría la cadena de la mano de su hija, la 'aurrelari' Maite Irizar, mientras que la joven Leire Guridi cerraba el desfile junto al 'atzelari' Eneko Uriarte.
Entre ellos, dantzatris de distintas generaciones, hombres y mujeres, que junto a otros muchos, han permitido que la cuerda de la tramisión de Oñatz no se haya roto, y tras 50 años sin parar de bailar, Oñatz siga teniendo cuerda para rato.
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