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Antonio Rey Azcarate (Bilbao 1924-Zumarraga 2005).
En recuerdo a Antonio Rey Azcarate

Urretxu

En recuerdo a Antonio Rey Azcarate

El destacado clérigo, organista y director coral hubiera cumplido cien años esta semana

Cristina Limia

Urretxu

Sábado, 2 de marzo 2024, 20:32

El pasado jueves, 29 de febrero, Antonio Rey Azcarate hubiese cumplido cien años. Sirva dicha efeméride para recordar su persona y su excelsa aportación al mundo de la música y la cultura como organista y director coral.

Nació en Bilbao, el 29 de febrero de 1924, pero su madre era natural de Urretxu, circunstancia que acabó atrayéndolo a esta localidad. «La madre de Antonio Rey se encontraba trabajando en el servicio del Hotel La Eibarresa de Bilbao y allí conoció al que, poco después, se convertía en su su marido. El padre de Antonio, cocinero de profesión, se trasladó después a Madrid por cuestiones de trabajo, mientras la madre regresó a Urretxu, donde se encontraba toda su familia», recuerdan desde su entorno cercano.

«Rey comenzó sus estudios musicales de la mano de Toribio Navarro, organista y director de la banda de Urretxu, y cantó como tiple en el coro de la parroquia. Su entorno familiar estaba estrechamente ligado a la música, siendo sus tíos componentes de la banda de Urretxu», rememoran. En 1936, emprendió sus estudios de teología. «Debido al comienzo de la guerra, el primer año lo preparó en su casa con la ayuda de su tío, Don Jose Mª Azcarate, entonces estudiante de cuarto curso de Teología. El segundo y tercer curso los realizó en San Sebastián y Bergara respectivamente y ya, en cuarto, ingresó en el Seminario Diocesano de Vitoria. Allí continuó sus estudios musicales con Julio Valdés. Más adelante, se trasladó a Comillas a cursar sus estudios de especialidad en Derecho Canónico y allí, el padre José Ignacio Prieto, jesuita, informado de sus antecedentes musicales, le instruyó en composición y dirección coral, poniéndole al frente del coro del seminario formado por más de cien seminaristas», mencionan sobre aquella primera etapa de su vida.

En 1950, fue destinado a Ordizia, donde ocupó la plaza de organista y creó la coral Santa Ana. En 1963, logró, por oposición, la plaza de organista y a requerimiento de Don Domingo Irigoyen, se trasladó a Zumarraga, donde además de organista, fue capellán del geriátrico Faustino Orbegozo, coadjutor de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y desde septiembre de 1984, director de coro parroquial.

Dirigió la coral de voces graves Zumardi y fue el primer director de Goiargi Abesbatza, en su formación inicial como coro de voces blancas. «Además de su dedicación a la música, cabe destacar su gran pasión por la cultura en general, siendo un gran estudioso de las tradiciones y el folclore y mostrando un insaciable afán de conocimiento, además de una gran afición por la literatura y el arte», describen quienes compartieron con él aquellos años.

«Música, ingenio y amistad»

«Tuvimos la suerte y el honor de vivir con él muchos momentos de música y amistad. Como buen maestro, nos orientó con sabiduría y nos mostró lo que, sin ninguna duda, era su motor en la vida: la música. Su gran amor por ella le proporcionó la fuerza que le mantuvo activo hasta el final, atendiendo sus obligaciones en la parroquia y el geriátrico, también cuando la salud le impedía desarrollar su actividad con la misma energía. Son inolvidables su voz y sus improvisaciones al órgano que tantas veces nos han reconfortado en las celebraciones de la parroquia. También son inolvidables los ensayos, con su particular e ingenioso sentido del humor, rigurosidad, exigencia y entrega», recuerdan con cariño del prolífico músico, director y clérigo, fallecido en 2005.

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