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Destrozo. Jesús, vecino de la zona de Lilibaso, observa la fachada de la vivienda donde ocurrió la explosión. FOTOS FÉLIX MORQUECHO

Explosión en Urretxu

«Sonó como una bomba y salieron sillas disparadas por la ventana»

Un padre y su hijo resultaron heridos por el reventón de una caldera en Urretxu. El primero «ha sido operado y está en la UCI», dicen los vecinos, aún en shock

Macarena Tejada

San Sebastián

Domingo, 17 de diciembre 2023, 01:00

Aún no eran las siete de la tarde, pero la mayoría de los vecinos de la calle Lilibaso de Urretxu estaban en casa. Ya era de noche y hacía fresco. Algunos preparaban la cena. Otros estaban fumando en el jardín... «Y, de repente, sonó una ... explosión enorme, como una bomba», asegura Jesús. Él estaba en su vivienda cuando el viernes reventó el sistema de calefacción en la planta baja de una vivienda bifamiliar de esta localidad del Alto Urola. La casa en cuestión «quedó destrozada», coinciden otros vecinos consultados por este periódico pero que prefieren preservar sus nombres. «Salieron sillas y otros objetos del hogar disparados por la ventana. La calle estaba llena de escombros... Un horror».

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Como consecuencia de la deflagración dos hombres, padre e hijo, resultaron heridos. El joven, que fue trasladado al Hospital de Zumarraga por inhalación de humo, ayer ya había recibido el alta, según ha podido saber este periódico. Sin embargo su padre, de 59 años y nacido en Antzuola, «sigue ingresado en la UCI del Hospital de Cruces», aseguran conocidos de la víctima, donde «ha tenido que ser operado por un golpe que recibió en la cabeza fruto de la explosión», si bien la Ertzaintza en primer momento dijo que había sido evacuado al centro sanitario vizcaíno por quemaduras graves.

La cocina, que da a la parte principal de la casa, y el salón fueron los lugares más afectados por la explosión.

«Fue un caos», asegura un vecino, al que la explosión le sorprendió fumando en el jardín de su casa, muy cercana a la vivienda afectada. Conoce a la perfección a la familia –formada por un matrimonio con tres hijos– y no dudó en prestar su ayuda. «El zambombazo se escuchó en casi todo el pueblo», asegura. «Salió todo disparado de la ventana de su salón. Empezamos a escuchar gritos de una persona en la calle y salimos. Enseguida vi qué casa era. Una de las ventanas reventó entera y salieron sillas, un juego de máquinas de afeitar, medicamentos para la tos que debían tener en el salón... Y la barandilla del balcón se quedó colgada. Inconscientemente, entré para intentar ayudar porque tengo conocimientos en primeros auxilios y quería socorrerles hasta que vinieran los médicos, policías y el resto de profesionales», explica. «Al poco llegaron los bomberos».

El hijo, el mediano de tres hermanos, «estaba bien. No tenía más que alguna herida en las manos y susto, aunque ellos son muy duros», dice este hombre, que les conoce a la perfección. «Ayudé a sacar al padre, que estaba peor. La casa por dentro era un desastre absoluto». Tanto la familia propietaria de la vivienda donde explotó la caldera de leña como la de al lado tuvieron que ser desalojadas. La deflagración ha dejado grandes grietas en la casa donde ocurrieron los hechos, y en estos momentos se encuentra inhabitable. El balcón y ventanas de la fachada donde se ubica el salón también quedaron destrozados y la barandilla, así como los cristales, que «salieron volando, acompañados de muchos utensilios del hogar». Al parecer, el interior de la vivienda «está destrozado, sobre todo la zona de la cocina y el salón, donde se encontraba el padre cuando ocurrieron los hechos. El hijo estaba en la azotea y de ahí que apenas haya sufrido daños por el accidente».

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La barandilla del balcón quedó colgada y por la ventana salieron sillas disparadas.

Recuperar objetos

De momento, no hay fecha para el regreso de estas familias a sus hogares. El mismo viernes se acercaron hasta el lugar de los hechos arquitectos y aparejadores municipales para evaluar los daños y los bomberos tuvieron que apuntalar la estructura de la vivienda por los desperfectos que causó la explosión. Pese a ello, ayer por la mañana la familia pudo regresar a su hogar «con permiso para recuperar objetos personales», explica este vecino.

Otra vecina que también escuchó «el ruido de la explosión» se aceraba ayer a la fachada sin poder creerse aún lo que había sucedido. «Es una pena. Cuando escuché semejante ruido, por un momento, pensé en la guerra. En estos momentos en los que el mundo está patas arriba no sabes ni qué pensar», reflexiona sin quitar ojo a la entrada de la vivienda bifamiliar, que continúa precintada. Los técnicos municipales también han cortado parte del acceso a la zona por la vía pública debido al riesgo que supone para los viandantes caminar cerca de la estructura dañada.

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Todavía es pronto para saber si las familias podrán regresar a sus hogares próximamente. Antes, los peritos municipales tendrán que analizar en profundidad la vivienda, «que tiene una veintena de años aproximadamente» y valorar si es factible su reparación o si debe ser derribada. Los vecinos aseguran que «si fuera más vieja no habría aguantado esta explosión. Si se libra es porque no tiene muchos años».

Mientras tanto, la Ertzaintza sigue investigando las causas que hicieron que la caldera de leña, situada en la planta baja de esta vivienda bifamiliar de Urretxu explotara. Según las primeras inspecciones, se generó un exceso de condensación de vapor en una estufa de leña que tenían para un sistema de calefacción central, lo que provocó una presión excesiva y la consiguiente deflagración violenta. En el momento de los hechos, a las 18.50 horas, todas las ventanas debían de estar cerradas y varias –en la zona del balcón– se rompieron en pedazos, cayendo el cristal a la calle.

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