Ezpata-dantza en honor a la Virgen

Una vez alcanzada la parroquia, los dantzaris alzaron sus espadas formaron el tradicional pasillo frente al portón de entrada. Bajo las hojas de hierro pasaron, en orden, los representantes institucionales presentes, los txistularis y, en último lugar, deshaciendo el pasillo, los propios dantzaris. En el interior aguardaban los zumarragarras, que ocupaban prácticamente al completo la bancada y los balcones de la iglesia. Los txistus y tamboriles no cesaron en ningún momento y, en cuanto el grupo de músicos se hizo a un lado del templo, los dantzaris de Irrintzi se colocaron en formación.

Frente a la Virgen, las cuatro capitanas: Elena y Paula Urteaga, Nekane Martín y Sara Bidarte, la capitana de cuerdas y la primera de las cuatro que interpretó la Ezpata-dantza. Tras el primer baile de espadas, una a una, sus tres homólogas completaron el 'belaunikakoa' tras pasar bajo el arco de espadas formado por el resto de los compañeros de Irrintzi. En orden desde adelante hacia atrás: Irati Etxeberria, Malen Larrañaga, Irati Marín, Nahia Alustiza, Nahia Tubia, Joseba Arratibel, Miren Hernández, Ane Esnal, Adur Garmendia e Iñaki Urteaga (hermano de Paula y Elena), que completaron el pasillo de espadas.

El jueves ha sido un día muy especial para la familia Urteaga. Elena debutó como capitana el pasado 2 de julio y ejerció esta labor junto a su hermana Paula, con su hermano Iñaki entre el grupo de dantzaris. Además, Paula protagonizó uno de los momentos más emotivos en el acto posterior a la misa mayor, dedicando el aurresku de honor a su amona ante una abarrotada Euskadi Plaza. La encargada de interpretar el segundo aurresku de honor fue la capitana de cuerdas, Sara Bidarte, quien interpretó el baile para su aita.

El 15 de agosto no es el único día en el que la Ezpata-dantza es protagonista en Zumarraga. El 2 de julio, con motivo de la festividad de Santa Isabel, los dantzaris interpretan el mismo baile en la ermita de la Antigua, donde se organiza una comida popular que se alarga hasta bien entrada la tarde. «Bailar en la ermita es diferente. Tenemos funciones y ensayos previos. El 15 de agosto venimos todos de vacaciones y solo tenemos un día para practicar», contaba Joseba Arratibel, uno de los dantzaris de Irrintzi.