Eibar

La victoria del Eibar en Riazor

En el año 1976, cuando yo, la pequeña de cuatro hermanos, tenía 3 años, mi padre fue trasladado de Alfa Coruña a Alfa Eibar. Pero, desde la distancia, crecimos con un vínculo muy afectivo hacia uno de los clubes de fútbol modesto con mayor solera de la Ciudad Vieja, el Sporting Ciudad, cuyo fundador fue el tío de mi madre, Tomas Escobero, y del que nuestro abuelo Humberto Fouz fue presidente.

El Sporting Ciudad tenía su sede social muy cerquita de la Plaza de Azcárraga y en aquella plaza pasábamos numerosas tardes de verano jugando eternos partidos, de esos de fútbol de calle, en el que subirse y bajarse de la acera conduciendo el balón estaba al alcance de los más habilidosos y donde el regate más sencillo era el de hacerte un autopase-pared con la barandilla del jardín.

A mi hermana Marta ese regate se le daba muy bien porque lo traía entrenado del recreo de las Escuelas de Alfa en Eibar, de cuando a su clase le tocaba salir a uno de los frontones y conseguía o bien jugar con los niños o bien convencer a todas las niñas de clase de que lo más divertido para hacer en el recreo era jugar al fútbol.

Nuestras primeras referencias sobre fútbol femenino también están vinculadas a A Coruña. No tendríamos ni diez años y recuerdo a mi hermana Marta diciendo con pleno convencimiento que ella de mayor iba a jugar en el Karbo (de A Coruña).

Mi hermana sabía que quería jugar al fútbol y ese era el único equipo de chicas del que había oído hablar. El Karbo fue el primer equipo en ganar el título a nivel nacional en lo que comenzaban a ser los primeros campeonatos de fútbol reconocidos por la Federación. Y revalidó dicho título durante las cuatro siguientes ediciones de la competición.

En los años 1981, 1982 y 1983 con el nombre de Karbo y posteriormente, en 1984 y 1985 como Karbo Deportivo integradas ya en la estructura del Deportivo de A Coruña.

A partir de ahí cogerían ese relevo otros clubes como los gipuzkoanos Oiartzun y Añorga, o el madrileño Oroquieta Villaverde. En Eibar esa llama prendería a partir del año 1988, y fue ahí donde mi hermana y yo pudimos cumplir el sueño de jugar al fútbol, en Eibar. Primero en el C.D. Urki, luego en el Eibartarrak F.T. y finalmente en la S.D. Eibar. Ese mismo año, en 1988, el Karbo Deportivo desaparecía, siendo prueba más que evidente de las dificultades del fútbol femenino en sus primeros tiempos.

El Deportivo de La Coruña no volvería a tener fútbol femenino hasta 28 años después, en 2016. Justo diez años más tarde del que fue mi último partido defendiendo la camiseta azulgrana de la S.D. Eibar con el 3 a la espalda.

En el año 2006 ganamos, por 2-1, la final de la Copa de Euskadi al Añorga en la final disputada en Oiartzun alzándonos con el trofeo. Es curioso porque el que el número 3 haya sido mi favorito, un número que con tanta felicidad y orgullo vestí durante años, también tiene su origen y vinculación con A Coruña.

Hoy en día las niñas y niños tienen desde bien pequeños camisetas de fútbol de cualquier equipo, pero cuando yo era pequeña no existía todo ese mercado de equipaciones. Así que mi primera camiseta de fútbol, que fue un tesoro, y todavía la conservo, me la dio un jugador del Sao Paolo brasileño, Wagner, el número 3, tras disputar un partido del Teresa Herrera en Riazor.

Mentiría si dijera que el resultado no es lo importante, pero en cierta forma, independientemente de la victoria tan magnífica que nos hemos traído para Eibar, sí que tengo un sentimiento de triunfo solo por el mero hecho de haber podido disfrutar de este partido en directo.