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A. ECHALUCE
EIBAR.
Martes, 18 de marzo 2025, 19:59
En el mundo de las artes, las transiciones y transformaciones son fundamentales para mantener la vitalidad y el crecimiento de las disciplinas. Un caso notable de esta evolución es la Escuela Municipal de Danza, nacida de la conversión de una empresa privada, Neledantza, en un ente público. Este cambio no sólo marcó un hito en la historia de la danza local, sino que también representó un modelo innovador de accesibilidad, inclusión y revalorización cultural en la ciudad. Una escuela municipal que se sumó a las de Cerámica y Dibujo o la propia Musika Eskola que prestan enseñanzas artísticas a un importante número de alumnos.
La Escuela de Danza, conocida antes como Neledantza, se creó en 1992, y en 2023 pasó a formar parte de la estructura municipal. Comenzó su andadura en una sala del polideportivo de Ipurua y, en la actualidad, imparte su actividad en cinco salas; tres de ellas se sitúan el polideportivo de Ipurua y otras dos en el de Orbea.
350 alumnas de la Escuela Municipal de Danza siguen las clases que se imparten en los polideportivos de Ipurua y Orbea, dirigidas por ocho profesoras.
Transformación La empresa privada Neledantza que prestaba sus servicios en Ipurua y Orbea ahora se convirtiió en Escuela Municipal de Danza,
Alumnado Participa en numerosas exhibiciones festivas a lo largo del año en la ciudad.
Con su actividad constante durante todo el día, se imparte danza contemporánea, psicomotricidad, aeróbic, zumba, pilates, danza moderna, hiphop, break dance y, puntualmente, clases magistrales de exalumnos consagrados a nivel internacional.
Nerea Lodosa, con una carrera de 33 años, ha sido una de las principales impulsoras de la danza en la ciudad. Con su enfoque en la excelencia técnica y la formación de alumnas, Neledantza se consolidó como un referente en la danza contemporánea y otras disciplinas.
«Siempre nos preguntamos cómo podríamos hacer la danza más accesible y cómo podríamos dar a más jóvenes la oportunidad de estudiar en un ambiente abierto, desde una dirección pública», señalan desde el Ayuntamiento. Esta reflexión fue la que condujo a una decisión trascendental: transformar Neledantza en una escuela pública de danza bajo la gestión municipal. Esa idea trajo una serie de negociaciones con el gobierno local, cambios en la infraestructura, así como un proceso de adaptación del modelo pedagógico. El reto ha sido lograr mantener durante este tiempo la calidad académica y artística que había caracterizado a la oferta de danza eibarresa.
El alto nivel de la danza, en Eibar, se puede comprobar en numerosas citas como las fiestas de San Juan, la Gau Beltza, y otras exhibiciones como las del Día de la Mujer, así como la que está prevista con los txistularis de la Banda Usartza, para el mes de junio.
La Escuela Municipal de Danza atraviesa su mejor momento con un programa de estudios rediseñado para adaptarse a las necesidades de la comunidad. De esta manera, los estudiantes no solo aprenden a bailar, sino que también se preparan para avanzar en una carrera artística en diversas áreas. «La danza es una herramienta poderosa para el desarrollo personal, social y comunitario», explican. «El objetivo final es formar bailarines, pero también formar escolares responsables y creativos que contribuyan a la cultura de la ciudad», señalan los promotores de la escuela.
Incluso se está trabajando en nuevas iniciativas para seguir expandiendo su oferta educativa que también incluye a jubilados y a la entidad Gurenean.
Entre las profesoras de la Escuela siguen Nerea Lodosa, como directora, y Jule Gisasola, Miren Ferrero, Arianna Macheras, Mamen Palacín, Rocío Bravo, Lourdes Muñoz y Jakobe Urzainki.
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