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«Las mujeres han sido armas de guerra, debemos dar a conocer su realidad»ALBERTO ECHALUCE
Miércoles, 19 de marzo 2025, 19:55
La ONG eibarresa Egoaizia cumple 25 años haciendo cooperación para el desarrollo. Marisabel Albizu y Lierni Fernández han vuelto a Tigray (Etiopía), donde siguen desarrollando proyectos de ayuda humanitaria y de cooperación internacional. En Etiopía han puesto en marcha el Centro de Estudios Humanitarios de Tigray, iniciativa recientemente establecida en la Universidad de Mekele, con el objetivo principal de fortalecer la calidad y eficacia de la acción humanitaria en la región, especialmente tras los conflictos que han afectado gravemente a la población local.
«La firma del acuerdo de paz tuvo lugar en diciembre de 2022 y formar personas locales para que puedan gestionar la ayuda humanitaria, con el fin de reconstruir el país, era la colaboración más eficaz en la que podíamos contribuir», explica la cooperante eibarresa, Marisabel Albizu. En el mes de febrero pasado se hizo la primera formación con el fin de apoyar a personas para gestionar la ayuda humanitaria que pusiera las bases para responder a la situación en la que se encuentran tras la guerra.
Por otro lado, se ha desarrollado una investigación y análisis con el fin de desarrollar estudios sobre las causas subyacentes de las crisis humanitarias en Tigray. «Más ambiciosa sería la creación de plataformas para influir en políticas que mejoren la respuesta humanitaria a nivel local e internacional, pero ahora hemos organizado una estructura que imparta formación permanente y que puede servir de inicio para la reconstrucción del país», explicaba Marisabel.
Para desarrollar este centro, se han establecido alianzas con universidades, organizaciones no gubernamentales e instituciones públicas para una colaboración efectiva. Cabe considerar que son miles las personas que han sido desplazadas de sus casas en la zona debido a conflictos prolongados y desastres naturales. La iniciativa parte de las entidades locales etíopes, como la ONG local 4YBIN y la universidad de Mekele. Cuenta con el apoyo de entidades vascas como eLankidetza, del Gobierno Vasco, y la colaboración de la Universidad de Deusto y la oficina de Adis Abeba del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS). Estos compromisos multilaterales reflejan el compromiso con la localización del conocimiento y la promoción de una acción humanitaria propia.
El Centro de Estudios Humanitarios, además de la formación, se enfoca en la transferencia de conocimientos y en empoderar a los actores locales para que lideren y gestionen eficazmente las respuestas humanitarias, contribuyendo a la construcción de un futuro más resiliente para Tigray. «El pasado 11 de marzo se produjeron nuevos enfrentamientos. Estamos ante una realidad silenciada. Ninguna noticia habla de los enfrentamientos en Tigray, igual que con los que se producen en otros países de África, como en el Congo. Hay noticias que desaparecen», denuncia Marisabel.
Egoaizia desarrolla varias iniciativas en la región de Tigray - Etiopía con el objetivo de promover la recuperación y el empoderamiento de las mujeres afectadas por el conflicto armado que dio inicio en 2020. Estas acciones se centran en áreas clave como la salud mental, el apoyo psicosocial y el desarrollo económico.
Fue en noviembre de 2020 cuando estalló un enfrentamiento civil en la región de Tigray entre las autoridades regionales y el gobierno federal. Después de una exitosa contraofensiva del gobierno en respuesta, y luego de una serie de negociaciones con el Frente de Liberación Popular de Tigray, Etiopía declaró una tregua humanitaria indefinida el 24 de marzo de 2022, para permitir la entrega de ayuda humanitaria en la zona y el acuerdo de paz llegó a finales de ese año.
Desde el inicio del conflicto, Egoaizia ha brindado acompañamiento y apoyo psicosocial a mujeres que la guerra ha convertido en víctimas de violencia y abuso sexual. A través de formaciones en gestión de emociones, curación de traumas y la creación de espacios y redes de apoyo comunitario, se ha facilitado su recuperación integral y reintegración social. Para ello, Egoaizia ha impulsado programas de desarrollo económico dirigidos a mujeres desplazadas. «Las mujeres han sido armas de guerra. 150.000 mujeres han sido violadas y forzadas por los combatientes». Estas iniciativas incluyen formaciones en microemprendimientos, apicultura, producción hortícola y manejo de buenas prácticas agrícolas. Además, se han proporcionado materiales e insumos para la producción hortícola, fortaleciendo la autonomía económica de las participantes.
En alianza con 4YBIN y los fotógrafos Ximena Borrazás y Edgar Gutiérrez, Egoaizia lanzó el proyecto HAFTEY. Este programa tiene como objetivo brindar apoyo integral durante 12 meses a 12 mujeres tigriñas supervivientes de violencia sexual, ofreciendo atención médica, psicológica, formación y asistencia para la creación de sus propios negocios.
Egoaizia ha organizado exposiciones y eventos para sensibilizar al público sobre la situación de las mujeres en Tigray. Por ejemplo, en colaboración con Cafés Panchito en Donostia, se inauguró una muestra que reflejaba las experiencias y resiliencia de las mujeres supervivientes de violencia sexual en la región. .
Ahora quieren organizar la proyección de un documental en Eibar el 5 junio, en el que se mostrará las consecuencias de la guerra, junto con una exposición fotográfica. «Queremos dar a conocer la realidad de la mujer allí, que es la realidad de tantas mujeres a lo largo y ancho del planeta».
No obstante, a la cooperación internacional le ha salido un 'grano' como es la restricción de ayudas a la cooperación desde el nombramiento de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, «Tomó el poder el 20 de enero y a los pocos días, el 1 de febrero, las ayudas se redujeron notablemente. Eso lo hemos visto en los campos de desplazados que han perdido los suplementos alimenticios que antes llegaban con financiación de origen estadounidense. Se trata de desplazados que llevan cuatro años viviendo en los campos, tras haberlo perdido todo». Marisabel es de la idea de que «tenemos que convencernos de que el mundo tiene que organizarse de un modo diferente. Tenemos que conocer la realidad de estos países. Sin eso es imposible cualquier mejora».
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