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Unidos por el mismo nombre y apellidos de los padresEibar
Unidos por el mismo nombre y apellidos de los padresTodo comenzó una tarde cualquiera, cuando el ovetense Servando Fernández presenciaba un partido de fútbol por televisión encontrándose que su nombre estaba plasmado en la ... camiseta de un equipo que conocía muy poco. Era el Eibar, patrocinado, en Segunda B, por Hierros Servando Fernández. El hijo de Servando, Javier, reconoció la coincidencia y, para su sorpresa, descubrió que no solo compartían el apellido, sino que sus padres también tenían nombres y apellidos idénticos. También conocieron que Hierros Servando era una empresa industrial que patrocinaba al Eibar y que había jugado un papel clave en el progreso de la SD Eibar.
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Intrigados por la coincidencia, y con un impulso inexplicable, decidieron unirse a Eibar y al Eibar para siempre. Muy pocos en el país se llamaban Servando y la coincidencia de nombre y apellido constituía un relato fascinante de cómo la vida puede sorprendernos, conectando destinos de maneras inesperadas. El fútbol, una vez más, se convirtió en catalizador, pero en esta ocasión, fue el punto de partida para un encuentro que nunca imaginaron. A su hijo Javier Fernández, este hecho le produjo mucha emoción. Conocía el Eibar por el campo de Ipurua, por su aprecio al icono ovetense, el eibarrés Néstor Susaeta, por el portero Garmendia, por el «parecido de Ipurua con un campo inglés». Seguidamente, la familia Fernández se unió a una peña del Oviedo que atendieron la llamada de la SD Eibar para la ampliación de capital. «Junto a unos amigos compramos acciones del Eibar. Me gustaba el Eibar por ser equipo humilde, por su campo, y por sus gentes». Javier Fernández volvió a Ipurua en 2013, para presenciar la promoción de ascenso a Segunda A, en el que el Eibar ganó 2-1 al Oviedo y ya se enamoró de la ciudad y del club armero.
A partir de la visita, Javier fue admirando la ciudad, principalmente todo el conjunto de El Casco-fachada del Coliseo, así como la estatua de Oteiza y Errebal. «Muchas veces no entiendo las críticas hacia Eibar sobre que es feo y demás palabras despectivas. A mí me parece una ciudad magnífica. Y el San Blas me gusta muchísimo. En Oviedo, la única pega que aprecian es que es una ciudad con poquísmos sitios para comer, pero siempre que venimos nos sentimos como en casa». Servando Fernández murió en 2012 y el Eibar ascendió a Primera División, en 2014, con lo que el seguimiento hacia el club armero se hizo más evidente. Apartir de aquí, Javier Fernández quería conocer al hijo de otro Servando Fernández, fundador de Hierros Servando, que aunque no se conocían, compartían más de lo que pensaban. No solo un nombre, sino también un vínculo profundo a través de sus padres, sus profesiones, historias, su amor a los colores azulgranas... Lo que parecía ser una simple coincidencia se convirtió en un encuentro fraternal y único, llevado a cabo el pasado sábado, en el palco de Ipurua. «Mi padre fue un funcionario de la Administración pública», contaba Javier. Por su parte, José Antonio Fernández contó cómo su padre «montó una chatarrería, en la curva de Legarre, y yo muy joven fui ayudarle hasta que me di cuenta que en este sector había negocio. Construimos un pabellón, en Mallabia, y nos dedicamos a proveer a las principales acerías y fundiciones de España de la materia prima necesaria para su funcionamiento. Tengo instalaciones en puertos e inversiones en varias sociedades. También ofrecemos un servicio propio de recogida de chatarra y almacenamiento en sus instalaciones, servicios de demolición y derribo de naves industriales.... Con tanta tarea, la jubilación no va conmigo. Yo trabajo hasta los días de fiesta».
El destino hizo que dos vidas, separadas por cientos de kilómetros, tuvieran una conexión más profunda de lo que cualquiera de ellos podría haber imaginado.
Tras hablar sobre sus padres y sus profesiones, un sentido de admiración mutua creció entre ellos. Aunque sus caminos en la vida habían sido muy diferentes, tanto Javier como José Antonio sentían un profundo respeto por lo que sus familias habían logrado y los dos coincidían en su aprecio por la buena mesa.
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Javier descubrió más sobre la empresa que había llamado la atención a su padre, pero quiso conocer más la comarca de Debabarrena. Marchó el domingo a Mutriku, para saludar a Oinatz Aulestia (Ondarroa, 1981) que había sido gran portero en momentos duros del Oviedo. La última parada fue la Ciudad Deportiva del Eibar. «Lo que ha logrado el Eibar no lo ha hecho nadie. Todo Eibar entra en el Carlos Tartiere y tiene equipos en todas las categorías. Tenéis que sentiros s orgullosos, y tú José Antonio eres gran artífice de todo esto», decía Javier.
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El aficionado de Oviedo, Javier Fernández, consiguió saludar al exportero del Oviedo, Oinatz Aulestia, en su gimnasio de Mutriku.
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